Los puertos de Estados Unidos reabrieron sus operaciones tras un acuerdo entre trabajadores portuarios y operadores, poniendo fin a una huelga de tres días que amenazaba con impactar la economía justo antes de las elecciones presidenciales en el país. La decisión se dio luego que los empleadores ofrecieran un aumento salarial del 62% a lo largo de seis años, según información de The Wall Street Journal. Este incremento es significativo en comparación con una propuesta anterior del 50%.
Los puertos, que cerraron desde Maine hasta Texas, amenazaban con interrumpir la entrega de productos esenciales, como alimentos y vehículos. El acuerdo fue alcanzado luego de una presión tanto privada como pública por parte de la Casa Blanca hacia las grandes líneas navieras y operadores de terminales de carga, destacó Reuters.
“El convenio prolongará el contrato previo, que expiró al inicio de esta semana, hasta el 15 de enero de 2025″, informó la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) en un comunicado conjunto con los operadores portuarios.
The Wall Street Journal señaló que las bases salariales de los trabajadores portuarios del ILA aumentarán de USD 39 por hora a USD 63, a lo largo de seis años. Este incremento salarial está condicionado a que los empleados vuelvan a sus puestos y mejoren su eficiencia.
El presidente Joe Biden celebró el acuerdo alcanzado, subrayando: “La negociación colectiva funciona, y es crucial para construir una economía más fuerte desde la base”, citó la cadena estadounidense.
El hecho de que ambas partes hayan llegado a un acuerdo inesperado ha debilitado las acciones de las empresas navieras en Asia el viernes, ya que no se espera un aumento sustancial en las tarifas de flete, según Reuters.
Las acciones de empresas navieras como Maersk y Costco, que operan numerosos buques en los puertos estadounidenses, experimentaron una caída significativa debido a la noticia del acuerdo. Cabe destacar que durante la pandemia, estas compañías reportaron beneficios récord, por lo que tendrán que evaluar cuánto del costo adicional trasladarán a sus clientes, que incluyen grandes minoristas y fábricas, según el análisis de The Wall Street Journal.
El paro dejó a más de 54 buques portacontenedores esperando en el mar cerca de los puertos, lo que amenazaba con provocar escasez de multitud de productos, desde plátanos hasta piezas de automóviles, de acuerdo con Everstream Analytics. Peter Sand, analista jefe de Xeneta, explicó a Reuters que “es probable que tome entre dos y tres semanas restablecer el flujo normal de mercancías”.
En cuanto a las repercusiones políticas, la huelga tuvo lugar a pocas semanas de las elecciones presidenciales, donde los candidatos principales buscan atraer el voto de los trabajadores sindicalizados. Tanto la vicepresidenta Kamala Harris como el expresidente Donald Trump mostraron su apoyo a los trabajadores, enfatizando que las empresas transportistas son principalmente de propiedad extranjera.
Ante el panorama de posibles interrupciones mayores, muchos fabricantes y grandes cadenas minoristas habían anticipado el conflicto trasladando productos a la costa oeste y acumulando inventarios, aunque un paro de más de una semana habría incrementado los costos de envío y podría haber desencadenado escasez de productos, según datos recogidos por The Wall Street Journal.
La mediación por parte del gobierno fue crucial para el desenlace favorable. La secretaria de Trabajo, Julie Su, utilizó una metáfora matrimonial para persuadir a los transportistas a llegar a un acuerdo, diciendo: “Les pido que corten el césped primero y la ILA vendrá a la mesa”, de acuerdo con funcionarios de la Casa Blanca.
El final del paro marcó un triunfo para Harold Daggett, líder de la asociación, quien comentó sobre la riqueza que las líneas navieras acumularon durante la pandemia: “Mis trabajadores arriesgaron sus vidas día a día, y algunos fallecieron en el trabajo”, afirmó a The Wall Street Journal.