El presidente Joe Biden enfrenta un dilema político con la huelga en los puertos de la costa Este y del Golfo, que ya ha paralizado el comercio en la región.
El presidente decidió no intervenir para forzar a los trabajadores de la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) a regresar a sus labores, una decisión que equilibra el poder de los sindicatos en un momento electoral crucial, pero que también podría afectar la economía, una de las principales preocupaciones de los votantes.
Desde el inicio de la huelga, Biden y altos funcionarios de su administración, como el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, y la secretaria de Trabajo en funciones, Julie Su, han centrado su atención en las navieras y las acusaciones de “aumento de precios”. Sin embargo, no se ha logrado ningún avance significativo en las negociaciones entre el sindicato y los propietarios de los puertos, según fuentes de NBC News.
La huelga ha generado preocupaciones sobre el impacto económico, especialmente en la inflación salarial, que podría revertir los esfuerzos de la Reserva Federal para controlar la inflación. Según Lars Jensen, CEO de Vespucci Maritime, un aumento salarial podría trasladarse a los importadores, afectando los precios de los bienes, especialmente los agrícolas.
Mientras tanto, las navieras han comenzado a tomar medidas para proteger su posición financiera. CMA CGM, una de las mayores del mundo, ha declarado fuerza mayor, liberándose de ciertas obligaciones contractuales debido a la huelga, y advirtió que podría cobrar costos operativos adicionales a los cargamentos afectados.
El impacto de la huelga también se siente en el ámbito político, con múltiples grupos de la industria, desde el comercio minorista hasta la agricultura, instando a Biden a intervenir. Sin embargo, el presidente mantiene su postura de que la negociación colectiva es el único camino para un acuerdo justo, a pesar de las advertencias sobre el impacto potencial en los precios y la competitividad de las exportaciones agrícolas de Estados Unidos.
La Reserva Federal ha mostrado preocupación por el mercado laboral más que por la inflación, y ha comenzado a ajustar su política monetaria para evitar un aumento en los despidos. El informe de empleo no agrícola de septiembre, que se publicará pronto, podría verse influido por la huelga y otros factores, como el huracán Helene.
El líder
Harold Daggett es el líder del sindicato de trabajadores portuarios y la cabeza de la huelga nacional que afecta a los puertos desde Maine hasta Texas. Según informó The Wall Street Journal, la huelga comenzó tras el vencimiento del último contrato de seis años, a las 12:01 a.m. del martes 1 de octubre, y es la primera de este tipo en casi 50 años. Daggett, de 78 años, busca un aumento salarial histórico y detener la automatización en los puertos.
Daggett, presidente de la ILA, ha sido un líder combativo durante décadas, enfrentándose a las principales compañías navieras del mundo, que han visto un aumento en sus ganancias debido a la pandemia de Covid-19 y las recientes interrupciones en la cadena de suministro.
El líder argumenta que muchos de sus miembros operan equipos de manejo de contenedores multimillonarios por un salario de apenas 20 dólares la hora, y que dos tercios de ellos están constantemente de guardia sin empleo garantizado.
La huelga tiene un impacto significativo en la economía estadounidense, ya que aproximadamente el 60% del comercio de contenedores pasa por los puertos de la costa este y del golfo, donde los trabajadores de Daggett descargaron alrededor de 588 mil millones de dólares en importaciones el año pasado, según S&P Global Market Intelligence.
Daggett espera que al interrumpir el comercio, desde las exportaciones de granos hasta las importaciones de materias primas y productos terminados, pueda obligar a las compañías navieras a aceptar un aumento salarial del 77% en seis años.
Las demandas salariales del líder sindical han sido una condición previa para iniciar conversaciones contractuales sobre otros temas, como el uso de la automatización en los muelles. Las compañías navieras inicialmente ofrecieron un aumento del 40%, que luego subieron al 50% bajo presión de la Casa Blanca, pero Daggett rechazó estas ofertas, insistiendo en que la huelga continuará hasta que se cumplan sus demandas.
El hombre de 78 años, quien comenzó su carrera en los muelles como mecánico en 1967, ha sido una figura controvertida que ha enfrentado acusaciones de vínculos con la mafia, las cuales ha negado. En 2005, fue absuelto de cargos de fraude junto a otro funcionario de la ILA y un presunto mafioso.
A pesar de estas controversias, Daggett ha mantenido su posición como líder del sindicato desde 2011, y su hijo Dennis también ocupa cargos importantes dentro de la organización.