Las inundaciones de Helene sorprendieron a Carolina del Norte y dejaron devastación

Las comunidades en la montaña luchan por recuperarse tras la inesperada devastación causada por el huracán, evidenciando la falta de preparación para fenómenos meteorológicos extremos

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Las comunidades del oeste de Carolina del Norte se enfrentan a la devastación tras el paso del huracán Helene, lo cual ha dejado a muchos residentes conmocionados e incapaces de prever la magnitud del desastre. Según información de The Washington Post, las advertencias sobre posibles inundaciones no fueron suficientes para preparar a los habitantes para lo que estaba por venir.

Fueron afectados especialmente los residentes de Marshall, situados en las Grandes Montañas Humeantes, quienes no lograron escapar del todo a las predicciones funestas. Allison Richmond, oficial de información pública de la oficina de servicios de emergencia del condado de Haywood, afirmó al The Washington Post: “No puedes entender lo que eso significa aquí”. Esta declaración enfatiza la dificultad de imaginar la gravedad de la situación hasta que estuvo en curso.

Doris Towers es un ejemplo claro de esta tremenda sorpresa. De acuerdo con The Washington Post, Towers y su esposo se encontraron sin energía al comienzo de la tormenta debido a la falta de preparación. Las primeras señales de la destrucción llegaron temprano y, sin conocimientos meteorológicos previos, los residentes tuvieron que luchar por su seguridad casi sin aviso.

La tormenta no sólo se destacó por su potencia, sino también por sus niveles alarmantemente altos de humedad, asociados con el cambio climático. Kathie Dello, climatóloga del estado de Carolina del Norte, explicó a The Washington Post: “Esto tiene las huellas del cambio climático”. Las lluvias torrenciales registraron hasta 75 centímetros (30 pulgadas) en tres días, lo que supera la cantidad que normalmente cae en varios meses.

Los problemas de logística y las limitaciones de infraestructura se hicieron más evidentes durante este desastre. Samantha Montano, profesora asistente de gestión de emergencias de la Academia Marítima de Massachusetts, indicó que una evacuación masiva podría haber sido peligrosa, ya que muchos residentes habrían quedado atrapados en las carreteras de montaña. La infraestructura limitada y la falta de rutas de escape adecuadas quedan evidentes en la falta de señales de evacuación azul, algo común en áreas costeras.

Las autoridades locales hicieron lo posible por anunciar a los residentes. Avril Pinder, administradora del condado de Buncombe, dijo en una conferencia de prensa citada por The Washington Post: “Nuestra esperanza es que ustedes tomen medidas ahora para prepararse a sí mismos ya sus seres queridos”. A pesar de las advertencias, las circunstancias difíciles y la rapidez de la tormenta no permitieron una reacción adecuada en todos los casos.

El huracán Helene ha sido descrito como una tormenta histórica, situada dentro de un contexto de eventos extremos cada vez más comunes. Joe Dancy y Jenna Shaw, residentes de Swannanoa, necesitaron la asistencia de un soldado de la Guardia Nacional para escapar un tiempo. Este evento ha expuesto la vulnerabilidad de la región montañosa a los fenómenos meteorológicos extremos, lo que obliga a replantear las estrategias de gestión de emergencias.

El huracán dejó su secuela masiva al aumentar los niveles de los ríos y desatar deslizamientos de tierra, eventos graves que no se vieron en la región desde la gran inundación de 1916. Scott Collins, quien se mudó con su esposa de Florida a Carolina del Norte para evitar huracanes, explicó que optaron por una vivienda en la cima de una montaña para mitigarlo, lo que resalta la percepción de seguridad cambiante debido a estos fenómenos climáticos extremos.

El huracán Helene ha mostrado claramente la necesidad urgente de mejorar las comunicaciones y la planificación de desastres en áreas montañosas. Evan Fisher, un meteorólogo local que había emitido graves advertencias, expresó al The Washington Post su frustración ante la limitada capacidad de respuesta: “La comunicación podría haber sido más enfática”. Las deficiencias en los sistemas de alerta, particularmente para la comunidad hispana que no recibió alertas en español, apuntan a una brecha crítica en la gestión de emergencias.

La tormenta Helene se emerge como un recordatorio impactante de la fuerza de la naturaleza y de la necesidad de preparación ante desastres en todos los ámbitos. Zeb Smathers, alcalde de Canton, resumió la lección aprendida al afirmar que, incluso en regiones alejadas de la costa, hay que prepararse para lo inesperado: “Tienes que tomar decisiones y planificar, no en el mundo que deseas que fuera, sino en el mundo que es”. Este evento subrayó la importancia de una respuesta adecuada y rápida para proteger a las comunidades vulnerables.

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