(Desde Nueva York, Estados Unidos) Bajo absoluto secreto de Estado, Axel Wahnish preparó un cónclave bilateral entre Javier Milei y Benjamín Netanyahu, que debía realizarse durante la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). Pero la guerra que libra Israel contra la organización terrorista Hezbollah alteró todos los planes y la reunión fue cancelada. “El Presidente quería transmitir su respaldo político a Netanyahu”, aseguró el embajador argentino.
La posición de Wahnish en el gobierno es compleja. Tiene una relación personal con Milei —es su rabino—, fue nombrado embajador político en Israel —sabe poco de relaciones exteriores— y su destino diplomático está atrapado en un conflicto bélico con final incierto.
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Milei no había llegado a Balcarce 50 y ya trataba con Wahnish las consecuencias humanas y políticas causadas por el ataque terrorista de Hamás contra Israel. La clave era liberar a los rehenes argentinos, y mientras tanto, asistir a sus familiares que estaban en shock por un acto fundamentalista que había golpeado —para siempre— sus vidas.
”Liberar a los rehenes que tiene Hamás es lo único importante que hay. Es lo que consume mi vida todos los días”, explicó Wahnish a Infobae.
-¿Y ese concepto cómo se ejecuta en la práctica?-Hablamos con el gobierno, manejamos la información. Y dependemos de una coyuntura que no es propia.
-¿Y desde el punto de vista afectivo?-Estamos a disposición de los familiares. Ellos me llaman y yo estoy. No hay protocolo, ni formalidades. Yo estoy.
Wahnish tiene tres ventajas para ejercer el cargo: en Tel Aviv y Jerusalén saben que es el rabino de Milei, habla hebreo y conoce la religión. Estas tres ventajas facilitan su llegada al gobierno y a la sociedad local, que observan a la Argentina como el único país de América Latina que apoya a Israel en su lucha contra las organizaciones terroristas financiadas por Irán.
”En Israel aman a Milei. Y para la Argentina es un momento histórico. Nunca un presidente dijo que para la Argentina las referencias geopolíticas son Estados Unidos e Israel. Este hecho inédito nos suma para las relaciones oficiales”, argumentó el embajador.
-¿Cómo describe esta afinidad política y cultural?
-Los dos países comparten la defensa de la libertad y la democracia. Y los dos países consideran que esos valores fundamentales están amenazados en sus respectivas regiones. En Medio Oriente, Israel está amenazado por vecinos terroristas y muchas regiones donde no prevalece la división de poderes. En América Latina, Argentina tiene que convivir con Bolivia —aliado de Irán— y con Venezuela, que defienden a Hamás y apoyan a Hezbollah. Por eso está esa afinidad. No se trata de una mera relación comercial o política. Es una unión de valores elementales, en defensa de la libertad y la democracia. Compartimos la fe y la esperanza de relucir lo mejor de la humanidad como sociedad.
-¿Hay espacio para la diplomacia tradicional que consiste en mejorar —por ejemplo— los vínculos comerciales?
-La guerra afecta la normalidad de las relaciones diplomáticas. Con el aval del Presidente, mi intención es profundizar los lazos bilaterales en temas como educación, salud, defensa, inversiones y tecnologías. No estoy buscando solo levantar los niveles de la balanza comercial, mi intención es profundizar los vínculos entre los dos países, y a partir de ahí se alcanzarán los objetivos económicos y culturales.
-Entiendo, ¿pero hay alguna negociación comercial en marcha?
-Me reuní con el presidente de El Al (la compañía aérea israelí) y hay mucho entusiasmo y excelente predisposición para evaluar y considerar el vuelo directo Buenos Aires-Tel Aviv. Sería un hito histórico en las relaciones bilaterales. Tanto en lo comercial, cultural, turismo, y una muestra de unión y fraternidad.
Un asunto de Estado muy controvertido quedó en medio de la aprobación del pliego de Wahnish: el traslado de la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, que fue una promesa de campaña de Milei. El rabino —en ese momento no era embajador— se enredó con el cambio de ubicación de la sede diplomática, que defendió frente a senadores del oficialismo y la oposición.
Wahnish pagó su escasa experiencia política, y su pliego estuvo a punto de caer. Hubo una intervención certera en el Senado, y al final Wahnish logró su aprobación en el recinto de sesiones.”Creo que hay que cumplir la promesa de campaña del Presidente, pero ahora no es oportuno el momento. La prioridad pasa por los rehenes, que es lo único que importa”.
En el contexto del actual conflicto en Medio Oriente, la posibilidad de un cese del fuego para liberar a los rehenes se ha transformado en un hecho casi imposible. Y en los túneles de Gaza aguardan su libertad, tras casi un año de cautiverio.
”No perdamos las esperanzas”, concluyó Wahnish.