Chicago en Illinois, Estados Unidos, enfrenta una creciente tensión entre las pandillas locales y los miembros de la organización criminal conocida como Tren de Aragua que se instalaron en la zona. Según un informe de Fox News, la llegada de los integrantes de la banda, que fue fundada en Venezuela, ha generado preocupación entre las pandillas locales, quienes temen una inminente guerra territorial.
Tyrone Muhammad, un ex pandillero de Chicago que ahora dirige un programa de prevención de la violencia, advirtió sobre el potencial de un conflicto violento. “Cuando las pandillas afroamericanas aquí se cansen de las ilegalidades y actividades criminales de estos migrantes o no ciudadanos, la ciudad de Chicago va a arder y no habrá nada que la Guardia Nacional o el gobierno puedan hacer cuando la sangre corra por las calles”, dijo Muhammad en una entrevista con el New York Post.
La Policía de Chicago no ha respondido a las solicitudes de comentarios de Fox News Digital sobre la situación. Sin embargo, la preocupación entre los residentes locales es palpable.
Zacc Massie, un miembro de una pandilla local, expresó su frustración al New York Post: “Ellos se están moviendo en nuestro territorio y robando a la gente, pero no los arrestan como a nosotros. Hablé con uno a través de una aplicación de traducción y me contó cómo les ayudan a conseguir un auto, un apartamento, una tarjeta EBT, todo eso. Les dan miles, nosotros recibimos tal vez 400 dólares al mes. ¡Y ni siquiera tienen números de Seguro Social!”
La llegada de los delincuentes venezolanos ha coincidido con un aumento en la criminalidad en la zona, según los residentes. Corey Rogers, otro miembro de una pandilla local, mencionó que los venezolanos suelen “mostrar la bandera”, un término que se refiere a exhibir armas de fuego. Rogers mostró al New York Post mensajes de texto en los que miembros de pandillas locales amenazaban con guerras territoriales contra los recién llegados.
La situación se agrava por la percepción de que las pandillas venezolanas están mejor organizadas y unidas en comparación con las pandillas locales, que a menudo están divididas y en conflicto entre sí. “Lo que me molesta es que los venezolanos están unidos”, dijo Rogers. “Las pandillas afroamericanas están demasiado divididas y se destruyen entre ellas”.
Algunos residentes han señalado que la violencia en la ciudad había disminuido antes de la llegada de los migrantes. “Todavía es violento aquí, pero se ha calmado mucho”, comentó un miembro de una pandilla al New York Post. “Lo último que necesitamos son los venezolanos”.
La situación en Chicago es un reflejo de las tensiones más amplias que pueden surgir cuando diferentes grupos criminales compiten por el control territorial. La llegada de los delincuentes venezolanos, muchos de los cuales huyen de la crisis en su país, ha añadido una nueva capa de complejidad a la ya tensa dinámica de las pandillas en la ciudad.