El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo este domingo que el estado llevará a cabo su propia investigación sobre el intento de asesinato del ex mandatario y candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, en el Trump International Golf Club de Palm Beach.
“La gente merece saber la verdad sobre el posible asesino y cómo logró acercarse a menos de 500 metros del ex presidente y actual candidato republicano”, escribió en X el gobernador.
El ex presidente sufrió este domingo su segundo intento de asesinato este verano después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto y no llegó a disparar al mandatario, se aproximara al campo de golf en el que estaba jugando el republicano, armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, en inglés) confirmó que lo sucedido en el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida, está siendo investigado como un aparente “intento de asesinato”.
“Hubo disparos cerca de mí, pero antes de que los rumores comiencen a salirse de control, quiero que escuches esto primero: ¡ESTOY A SALVO Y BIEN!”, apuntó Trump en un breve comunicado de prensa tras conocerse del hecho.
Más tarde, el actual candidato republicano a la Casa Blanca emitió un nuevo mensaje: “¡Mi determinación es aún más fuerte después de otro atentado contra mi vida!”.
“Nunca me detendré. Nunca me rendiré. ¡NUNCA ME RENDIRÉ!”, prosiguió en un correo electrónico de recaudación de fondos.
El detenido es un hombre de 58 años llamado Ryan Wesley Routh que ha vivido en Carolina del Norte y en Hawái, según medios locales.
Trump fue víctima de un intento de asesinato el pasado 13 de julio durante un mitin en Butler (Pensilvania), después de que un joven de 20 años le disparó con un fusil hiriéndole en la oreja derecha.
El Servicio Secreto abatió al agresor, quien disparó desde un lugar elevado fuera del recinto, donde una persona del público murió por herida de bala.
El suceso provocó numerosas dimisiones por las fallas de seguridad del evento, incluso la de la entonces directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle.
Cheatle acabó dimitiendo diez días después por los errores en la seguridad en ese encuentro y afirmó que ese intento de asesinato supuso el “mayor fallo operativo” de la agencia “en décadas”.
Tras esto, el Servicio Secreto aprobó un plan para incrementar la seguridad de Trump, que incluye el uso de pantallas de vidrio blindado en sus eventos al exterior.
(Con información de EFE)