Danielle y Kreg Jones, arquitectos y amantes de la renovación de edificios históricos, adquirieron un antiguo edificio escolar del siglo XIX en Weare, New Hampshire con el objetivo de convertirlo en su hogar familiar, según informó CNBC Make It.
La pareja y su hijo se han dedicado a transformar el inmueble en su residencia, después de mudarse desde Montana en busca de un proyecto a largo plazo.
El Edificio Escolar de North Weare, construido en 1856 y utilizado como escuela pública hasta 1952, luego como sala de reuniones del pueblo hasta los años 80, fue registrado en el Registro Nacional de Lugares Históricos en 1995. Este edificio, en un principio destinado a uso comercial, pasó a ser una propiedad residencial unos días antes de que los Jones lo descubrieran.
Danielle y Kreg visitaron la propiedad en febrero de 2021 y ofrecieron 210,000 dólares, oferta que fue aceptada rápidamente. Tomaron posesión del lugar en marzo del mismo año.
“Nos encantan los edificios históricos antiguos”, comentó Kreg; mientras Danielle destacaba las características arquitectónicas del lugar. “Tiene techos altos de entre tres a seis metros y grandes ventanas que lo hacen muy proporcional y simétrico, lo que lo convierte en un espacio cómodo y acogedor”, añadió.
La familia Jones invirtió alrededor de 220,000 dólares y dedicaron ocho meses a la renovación, convirtiendo la antigua escuela en una casa de tres dormitorios y dos baños y medio. Este proyecto fue especialmente significativo para la pareja ya que trabajaron junto a su hijo, quien recién se había graduado de secundaria. “Queríamos que nuestro hijo aprendiera a construir y arreglar cosas, una habilidad vital,” explicó Kreg a CNBC.
Durante la renovación, los Jones se esforzaron por preservar el carácter histórico del inmueble, manteniendo elementos como los suelos originales, el techo, los rieles de tiza y la escalera, así como las ventanas de tormenta y una pared de principios del siglo XX con nombres de niños tallados en ella.
La familia lleva más de tres años viviendo en la casa renovada. Danielle expresa su aprecio por la luminosidad del espacio. “Estos edificios fueron construidos antes de la electricidad, por lo que necesitaban ventanas grandes. A cualquier hora del día, no importa si el cielo está nublado, siempre hay luz en la sala de estar,” relató.
Además, el proyecto les enseñó lecciones valiosas sobre la importancia de atreverse a probar cosas nuevas sin preocuparse por la opinión ajena. “La mayoría de las cosas no son irreversibles, sólo hay que intentarlo,” aconsejó Danielle.
Aunque históricamente tienden a mudarse cada pocos años, en esta ocasión la familia no siente la urgencia de cambiar de hogar.
“Estamos muy cómodos aquí y no sentimos la necesidad de movernos pronto. Este probablemente será nuestro récord de estadía en una casa, aunque quizás no sea nuestra casa definitiva,” comentó Kreg. A la fecha, no tienen planes para un nuevo proyecto, pero siguen abiertos a posibilidades futuras.