La sífilis alcanzó su nivel más alto desde la década de 1950 en Estados Unidos, con más de 200.000 casos reportados en 2022, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Este aumento en el número de casos de la infección de transmisión sexual (ITS) ha generado una serie de estrategias innovadoras y a veces poco convencionales por parte de médicos y trabajadores de la salud pública para intentar controlar su propagación.
En la primavera de 2023, la doctora Irene Stafford, especialista en medicina materno-fetal en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston, fue llamada a una sala de urgencias para un parto rutinario.
Al llegar, descubrió que el feto había muerto en el útero. Poco después, el análisis de la madre reveló que estaba infectada de sífilis, una enfermedad que se podría haber prevenido con detección temprana y tratamiento con penicilina.
La doctora Stafford destaca que muchas mujeres embarazadas no tienen acceso a cuidados prenatales regulares ni a la información necesaria sobre la importancia de hacerse pruebas de sífilis. “Mi paciente ni siquiera fue advertida de la necesidad de hacerse una prueba”, contó a NBC News.
Más allá de los casos individuales, el incremento de la sífilis se relaciona con la falta de financiación en programas de prevención durante las últimas dos décadas y las dificultades inherentes de diagnóstico de la infección, la cual es conocida como “el gran imitador” por sus síntomas variados y a menudo ausentes.
El doctor Kenneth Mayer, director de investigación médica del Instituto Fenway en Boston, señaló que muchos centros clínicos, incluidos aquellos en prácticas privadas, salas de urgencias y centros de atención ambulatoria, no consideran rutinariamente la posibilidad de sífilis en sus pacientes.
Esto se debe, en parte, a que muchos médicos actuales no tuvieron una formación intensiva en el tratamiento de la enfermedad, dada su escasa prevalencia en las últimas décadas.
El impacto del Covid-19 también jugó un papel en la propagación de la sífilis, ya que muchos recursos de salud pública fueron redirigidos para combatir la pandemia. Según el doctor Dave Chokshi, presidente de la Coalición de Salud Común y ex comisionado de salud de Nueva York, las soluciones para controlar la sífilis son simples y no tecnológicamente avanzadas, girando en torno a cerrar las brechas en pruebas y tratamientos.
En respuesta a este resurgimiento, varios departamentos de salud pública han iniciado campañas llamativas. Por ejemplo, en el condado de Toledo-Lucas en Ohio, se implementó una campaña de carteles que instaba a las personas que pagaban por sexo a hacerse la prueba de sífilis, lo cual resultó en un incremento significativo de citas para pruebas.
La epidemia no afecta solo a los trabajadores sexuales, por lo que las campañas también se han adaptado para alertar a una audiencia más amplia con mensajes directos como “La sífilis es grave” y “¡Se está propagando localmente!”. A nivel nacional, otros estados han lanzado campañas similares con carteles impactantes que buscan resaltar los peligros de la sífilis no tratada.
En el ámbito de la atención médica, algunos hospitales han implementado programas de pruebas rápidas y rutinarias.
La doctora Stafford, en 2023, lanzó una alerta en los registros médicos electrónicos de UTHealth para recordar a los proveedores la necesidad de realizar pruebas de sífilis en mujeres embarazadas en tres momentos clave del embarazo. Esta simple medida incrementó las tasas de detección del 2% al 47% y redujo a la mitad los casos de sífilis congénita.
Además de mayor concienciación, se necesita que las pruebas y tratamientos sean accesibles y convenientes. El enfoque en facilitar el acceso incluye programas que envían kits de pruebas caseras por correo, como el programa I Want the Kit en colaboración con la Escuela de Medicina de Johns Hopkins, y clínicas móviles que ofrecen una variedad de servicios para atraer a aquellos que podrías no buscar atención sanitaria por sí mismos.
Finalmente, la CDC ha comenzado a recomendar la profilaxis posterior a la exposición con doxiciclina para grupos de alto riesgo, un enfoque que reduce las tasas de sífilis en más del 70 por ciento. Esta medida, junto con esfuerzos continuos para desarrollar una vacuna contra la sífilis, podría ayudar a revertir la tendencia al alza.