Las políticas de prevención del suicidio en Estados Unidos no han frenado el aumento de muertes por esta causa

Cuando Raj Mehta falleció por suicidio en marzo de 2020, su hermana mayor, Pooja Mehta, quedó completamente desconcertada. Raj no mostró signos de problemas y aún así se quitó la vida a los 19 años. Este evento trágico destaca una dolorosa realidad en los Estados Unidos: décadas de políticas nacionales de prevención del suicidio no han logrado frenar las tasas de muerte por esta causa, informó CBS News.

Desde 2001, las autoridades federales han implementado tres estrategias nacionales con el objetivo de reducir las tasas de suicidio. La primera estrategia apuntó a abordar factores de riesgo y contó con intervenciones comunes. La siguiente se centró en desarrollar protocolos estandarizados para identificar y tratar a personas en riesgo, incluyendo cuidados de seguimiento y apoyo contínuo.

La estrategia más reciente, anunciada en abril de este año, busca priorizar las poblaciones desproporcionadamente afectadas por el suicidio, como los jóvenes afroamericanos y los nativos americanos y nativos de Alaska. Aun así, las tasas de suicidio han aumentando en la mayoría de los años entre 2001 y 2021, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

La información provisional de 2022 mostró un aumento adicional del 3% en las muertes por suicidio en comparación con el año anterior, y las cifras finales para ese año podrían ser aún más altas, de acuerdo con fuentes del CDC. Además, en estados rurales como Alaska, Montana, Dakota del Norte y Wyoming, las tasas de suicidio han sido aproximadamente el doble en comparación con las áreas urbanas.

Expertos en salud mental argumentan que el problema no reside en las estrategias nacionales, sino en que estas políticas no se están financiando, adoptando e implementando adecuadamente. La pandemia de COVID-19 exacerbó estos desafíos, afectando negativamente la salud mental en general.

La falta de implementación eficaz tampoco se limita únicamente a los gobiernos estatales y locales. Muchos profesionales de la salud no están obligados a realizar evaluaciones de pensamientos suicidas durante las visitas médicas.

Esto se debe, en parte, a la falta de tiempo, la insuficiente capacitación y la incomodidad al tratar temas de suicidio, explicó a CBS News, Janet Lee, especialista en medicina adolescente de la Escuela de Medicina Lewis Katz de la Universidad de Temple.

Otro problema es la inconsistencia en el uso de servicios de intervención en crisis. Aunque esenciales en las estrategias nacionales, muchos estados no han establecido sistemas estandarizados. Las unidades de crisis móviles varían significativamente de un lugar a otro en términos de disponibilidad y métodos de operación, lo que dificulta una respuesta uniforme.

La nueva línea 988 Suicide & Crisis Lifeline, lanzada en todo el país en julio de 2022, enfrenta problemas similares. Según una encuesta reciente realizada por la Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales (NAMI) y Ipsos, solo el 23% de los estadounidenses están familiarizados con este servicio. Además, muchos estados, territorios y tribus aún no han financiado permanentemente el 988.

A pesar de estos desafíos, algunos estados como Colorado están tomando medidas adicionales. Las autoridades locales han implementado incentivos financieros para mejorar los esfuerzos de prevención del suicidio a través del programa estatal de pagos de incentivos de calidad hospitalaria.

Este programa otorga aproximadamente 150 millones de dólares anualmente a hospitales que muestran avances en la atención a pacientes con tendencias suicidas, según Lena Heilmann, directora de la Oficina de Prevención del Suicidio del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Colorado.

A pesar del lento progreso, Pooja Mehta ve con optimismo las nuevas estrategias y planes de acción. Aunque no pudo salvar a su hermano Raj, considera que abordar los factores sociales que contribuyen a la salud mental y al suicidio y la inversión en espacios donde las personas puedan recibir ayuda antes de llegar a una crisis, ofrece esperanza para el futuro.