Algunos creen que el trabajo arduo es la clave del éxito, pero para algunos expertos, como el cofundador de Netflix, Marc Randolph, esto no es más que un mito.
Según destacó CNBC en un reciente episodio del podcast “The Diary of a CEO”, Randolph expresó que no es el esfuerzo continuo lo que convierte a las empresas en nombres familiares, sino la capacidad de priorizar y resolver los problemas adecuados primero. Esta habilidad específica, afirmó, fue decisiva para llevar a Netflix a un valor de mercado de 289 mil millones de dólares.
Randolph descubrió, mediante pruebas prácticas, que la perfección no siempre es el factor determinante del éxito. Inicialmente, dedicaba mucho tiempo a revisar cada pequeño detalle de los productos destinados al consumidor, pero sin obtener el impacto esperado.
“Si puedo ser realmente inteligente a la hora de elegir los problemas en los que quiero centrarme, eso marcará la diferencia. No tengo que hacerlo todo bien, porque la mayoría de las cosas no marcan la diferencia. Algunas cosas sí”, explica. “Creo que el trabajo duro conduce al éxito es un mito”.
Al final, determinó que era más beneficioso recibir retroalimentación directa de los clientes sobre ideas aún imperfectas. De esta manera, evaluaba rápidamente si valía la pena seguir adelante con un proyecto.
Un ejemplo claro de este enfoque fue el modelo de suscripción de Netflix que eliminaba las tarifas por retraso en los alquileres de DVD, obteniendo una respuesta positiva que favoreció considerablemente el crecimiento de la base de clientes.
Mejorar la productividad
Mientras que muchas personas, incluidos reclutadores y multimillonarios, valoran una sólida ética laboral, algunos cuestionan en qué momentos y contextos este esfuerzo realmente rinde frutos. El mito de que el simple hecho de trabajar largas horas garantiza el éxito en los negocios se desmorona ante estudios como el de Stanford en 2014, que mostró que la productividad por hora decae notablemente después de superar las 50 horas semanales de trabajo.
Para jóvenes profesionales, o aquellos en las primeras etapas de construcción de una empresa, Randolph reconoce que es necesario poner mucho esfuerzo para aprender y avanzar, acumulando experiencia y “reserva” que permita, en el futuro, trabajar de manera más inteligente que dura. La consolidación de relaciones de trabajo y la apertura a recibir comentarios se convierten en fundamentales para el progreso en una etapa temprana.
Con el tiempo, sin embargo, ese nivel de dedicación intensa puede alcanzar un punto de rendimiento decreciente. Randolph enfatiza que enfocarse tácticamente puede ser una mejor aproximación.
“Muchos empresarios se pasan toda la noche puliendo su cubierta... comprobando dos veces cada detalle y trabajando muy duro”, explica Randolph. Pero “no pierdes el trato a las dos de la mañana porque no hayas comprobado las fuentes. Perdiste el trato hace cuatro semanas cuando no tenías bien algunos fundamentos” aseguró.