Estados Unidos se enfrenta a una crisis de salud pública ante los efectos devastadores del calor extremo. Este fenómeno amenaza con exacerbar problemas de salud crónicos en millones de estadounidenses, según un informe de NBC News.
Las altas temperaturas están alcanzando picos históricos en la mayoría de los estados del Sur y Sureste del país, afectando gravemente a personas con enfermedades como la diabetes, enfermedades cardíacas y renales.
En estos lugares, incluyendo Florida, Georgia, Kentucky, Mississippi, Oklahoma, Texas, Virginia y las Carolinas, las advertencias de calor son comunes, según datos del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
Los efectos del calor exacerbado por el cambio climático son especialmente peligrosos para las personas con enfermedades crónicas. “Cuando el medio ambiente se calienta, estas personas se calientan más rápidamente porque su cuerpo no puede regular la temperatura de manera eficiente”, señaló el Dr. John Sherner, presidente de medicina en el MedStar Washington Hospital Center, citado por NBC News.
El Sur y el Sureste de Estados Unidos tienen altas tasas de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas y renales. Estas condiciones dificultan que el cuerpo se enfríe durante las olas de calor, lo que puede resultar en exacerbaciones graves y potencialmente mortales de sus enfermedades.
Datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que los adultos mayores en Medicare de estas regiones tienen las tasas más altas de hospitalización por insuficiencia cardíaca en el país.
El gigantesco sistema hospitalario de Estados Unidos ya está sintiendo la presión. Joanne Skaggs, directora médica asociada de adultos en el OU Health University of Oklahoma Medical Center, comentó que el número de pacientes con insuficiencia cardíaca y deshidratación, que llegan con síntomas de mareo, ha aumentado notablemente, intensificando la ya existente tensión en el sistema de salud.
La exposición prolongada al calor causa que el cuerpo dilate los vasos sanguíneos para liberar el exceso de calor, lo que requiere un esfuerzo adicional del corazón.
Kimberly McMahon, gerente de programas públicos en el Servicio Meteorológico Nacional de la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA), advirtió que, a pesar de las precisiones de las previsiones, las muertes por calor continúan.
El Plan Estratégico Federal para la Salud y Calor del Sistema Nacional Integrado de Información sobre la Salud y el Calor se desarrolló este verano con el objetivo de abordar y mitigar estos impactos críticos en la salud. McMahon, quien copreside este esfuerzo, espera que este plan federal brinde soluciones para reducir los riesgos asociados con el calor extremo.
Las olas de calor tienen una duración y gravedad cada vez mayores. El 2023 fue el año más cálido registrado, y hay un 77% de probabilidad de que 2024 rompa ese récord, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). “Lamentablemente, este es un ciclo que no podemos romper”, concluyó McMahon.
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