Los eventos climáticos extremos están afectando con mayor intensidad las redes eléctricas de Estados Unidos, lo cual está dejando a millones de personas sin suministro energético y aumentando los riesgos para la salud pública, según un informe del Fifth National Climate Assessment realizado por 14 agencias federales.
Max Zhang, profesor de ingeniería en la Universidad de Cornell, comentó a ABC News que el aumento en la frecuencia y severidad de estos eventos está vinculado con el cambio climático.
Los datos muestran un incremento significativo en las interrupciones del servicio eléctrico debido a fenómenos climáticos extremos. En 2022, el número de interrupciones fue un 16% mayor en comparación con 2013, según The Associated Press, basándose en datos de la Administración de Información Energética.
Además, el 80% de los cortes eléctricos principales reportados entre el 2000 y el 2023 fueron causados por eventos climáticos, de acuerdo con un informe de Climate Central. La escala de las tormentas suele determinar la magnitud de los cortes, explicó Mike Jacobs, analista sénior de energía en la Unión de Científicos Preocupados.
Daniel Cohan, profesor asociado de ingeniería ambiental en la Universidad Rice, señaló que las interrupciones no suelen deberse a la falta de energía en la red, sino a problemas en la transmisión y distribución de la misma, provocados por fenómenos como tormentas fuertes, rayos, vientos extremos, incendios forestales, tornados, inundaciones y tormentas invernales con hielo y nieve.
Zhang mencionó, por ejemplo, el caso del congelamiento en Texas en 2021, donde hubo una notable falta de suministro debido a fallos en más de la mitad de la infraestructura de gas natural del estado.
La mayoría de las interrupciones relacionadas con el clima entre 2000 y 2023 fueron causadas por tormentas severas (58%), tormentas invernales (23%) y ciclones tropicales, incluyendo huracanes (14%), según Climate Central.
Aunque el calor extremo no provoca fallos directos en la red eléctrica, Cohan indicó que disminuye la eficiencia de las líneas de transmisión y aumenta la demanda de energía para climatizar los hogares. Estos son ejemplos de “amenazas compuestas” que, aunque de baja probabilidad, pueden resultar en cortes significativos.
La sequía es otro factor que puede afectar las redes eléctricas, especialmente en plantas termoeléctricas que requieren enfriamiento con agua, procedente de plantas a base de carbón, gas natural o energía nuclear. La sequía también facilita incendios forestales que pueden dañar las líneas eléctricas, según Zhang. Los apagones prolongados representan un peligro creciente para la salud humana, sobre todo para personas con condiciones médicas subyacentes.
Durante el congelamiento en Texas en 2021, cientos de personas murieron debido a la ausencia del suministro eléctrico, y el calor es la principal causa de muerte relacionada con el clima en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En la actual temporada de huracanes, Beryl golpeó Texas en julio y Debbie a Florida a principios de agosto, dejando a muchas viviendas sin electricidad por casi una semana, informó Cohan.
En un esfuerzo por mejorar la resiliencia y la capacidad de respuesta de las redes eléctricas, Cohan y otros expertos destacan la importancia de reemplazar infraestructuras antiguas y mantener las instalaciones adecuadamente. Propuestas como enterrar las líneas eléctricas pueden ser inviables o demasiado costosas, pero pueden tener sentido en áreas particularmente vulnerables a incendios forestales o huracanes.
La responsabilidad también recae en los propietarios de viviendas, quienes deben tomar medidas para hacer que sus hogares sean más resilientes al clima, como la instalación de aislamiento y el sellado de paredes y ventanas, señaló Zhang. La mitigación del cambio climático mediante un mayor uso de energías renovables será, en última instancia, el factor decisivo para reducir la frecuencia de eventos extremos, concluyó.