La reciente Evaluación Nacional del Progreso Educativo ha revelado una preocupación alarmante: solo un tercio de los estudiantes de primaria en Estados Unidos leen al nivel correspondiente a su grado. Para abordar esta situación, muchas escuelas están revisando profundamente sus métodos de enseñanza de la lectura. En la ciudad de Nueva York, la profesora Melissa Jones-Diaz imparte lecciones en una clase de primer grado, enfocándose en enseñar letra por letra las reglas específicas del idioma inglés.
“Fue un gran cambio en mi enseñanza, en mi comprensión de cómo los estudiantes aprenden a leer“, dijo Jones-Diaz a CBS News.
Durante décadas, la aproximación predominante era que los niños tenían tiempo con libros y, eventualmente, descubrirían las reglas del idioma inglés por sí mismos. Sin embargo, esta metodología ha sido cuestionada y transformada por un movimiento conocido como la Ciencia de la Lectura. Según CBS News, este movimiento promueve la fonética, es decir, la relación entre las letras y sus sonidos, como una herramienta vital para aprender a leer.
Jason Borges, quien supervisa el nuevo programa de lectura de Nueva York, comentó: “Lo que estábamos haciendo no estaba funcionando. El 51 por ciento de los estudiantes no están en el nivel competente o no están cerca de alcanzarlo“.
En varios estados del país, la Ciencia de la Lectura está influenciando nuevas políticas educativas. En 39 estados y Washington DC se han aprobado leyes o reglas establecidas que requieren seguir este enfoque. Esto usualmente significa nuevos libros y formación docente específica en la fonética. Los viejos métodos, como las colas donde los niños adivinaban las palabras mirando imágenes, están siendo reemplazados. Los estudiantes ahora se enfocan más en los grupos de letras que en las ilustraciones.
Un informe de Stanford pone en perspectiva los efectos de esta nueva metodología.
Después de dos años de aplicación, se encontró que este método solo añadía el equivalente a un cuarto de año adicional de aprendizaje. A pesar de los beneficios, Borges también advierte de las limitaciones: “No se trata solo de fonética, ¿no? Hay tanto más que enseñar a leer que me preocupa que las cosas no solo sean demasiado reductivas, al limitarse solo a la fonética, sino que también se llevan las cosas demasiado lejos“.
El debate sobre la efectividad de este enfoque es significativo, especialmente para un sistema educativo tan grande como el de Nueva York. La adopción de la Ciencia de la Lectura está en plena expansión, y muchos esperan con impaciencia los resultados de las próximas pruebas para evaluar los avances. La evolución de estos métodos y la búsqueda de un equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo continuará marcando el camino de la enseñanza de la lectura en Estados Unidos.