El caso de Noah Bush, un niño afroamericano de ocho años, inicialmente se consideró como un accidente donde presuntamente él había caído accidentalmente en una fosa de construcción y se había ahogado. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron una historia mucho más sombría, la cual ha derivado en una sentencia para otros infantes.
Dos niños, de diez y once años, cuyos nombres no han sido divulgados públicamente, fueron condenados en relación con la muerte de Noah, según Mawuli Davis, uno de los abogados que representa a la familia de Noah.
“El niño de once años dijo al juez que había empujado al menor al fondo de la fosa del condado y luego sostuvo su cabeza bajo el agua”, informó el defensor legal a People.
El menor fue condenado por homicidio involuntario, agresión simple, ocultación de la muerte de otra persona y allanamiento de morada. Fue sentenciado a dos años en un centro de detención juvenil, la pena máxima permitida dada su edad, según Davis.
Por su parte, el otro niño de diez años fue hallado culpable de allanamiento de morada y de ocultación de la muerte de otra persona y recibió la misma sentencia.
El caso ha provocado una gran indignación en la comunidad, sobre todo por las inquietantes revelaciones sobre las circunstancias del suceso. “No podemos permitir que esto sea encubierto”, remarcó Davis en sus declaraciones a People, aludiendo al arduo esfuerzo de la comunidad y la familia de Noah para lograr justicia.
En una audiencia judicial, la madre del fallecido, Demetrice Bush, ofreció una conmovedora declaración de impacto sobre la víctima. “Mi pequeño con sueños de ser alguien grande... esos sueños fueron arrebatados sin sentido”, expresó.
“Aunque sabe lo que está bien y lo que está mal, aunque mintió para evitarse problemas porque sabía que lo que hizo estaba mal, se le trata como a una víctima cuando mi hijo está muerto”, agregó, refiriéndose al menor de 11 años.
El terreno donde ocurrió el incidente no estaba adecuadamente cercado, lo que aumentó las preocupaciones de seguridad. Davis destacó que la familia de Noah no creía que el niño, conocido por su miedo al agua, hubiera entrado voluntariamente a dicha zona.
El 11 de mayo, día en que Noah fue reportado como desaparecido, llegó a ser una fecha clave para la ciudadanía de Jesup, justo cuando la familia emprendió una búsqueda desesperada. El cuerpo fue recuperado al día siguiente, después de drenar la fosa del condado, ubicada a poca distancia de la casa del niño, según reveló People.
Otra faceta impactante del caso es la implicación de la madre del niño de once años, Natalie Hardison, quien ha sido acusada de hacer declaraciones falsas a la policía, como confirmó el administrador de la cárcel, Terry Mays, a People. La información sobre la programación de su próxima aparición en la corte no se ha aclarado.
Noah Bush era un niño conocido por su bondad, inteligencia y amor por los deportes, según su maestra Gracie Yoder en una página de GoFundMe dedicada a su memoria. “Su luz era radiante, y su sonrisa contagiosa. Será extrañado tanto, y esta pérdida dejará un vacío en muchos corazones”, expresó la profesora.
Con las declaraciones de Demetrice Bush y los resultados de la investigación, el abogado Mawuli Davis confirmó que su despacho está recopilando pruebas adicionales que serán presentadas al FBI y no descartan la posibilidad de acciones legales civiles para conseguir “justicia plena” para la familia de Noah.
Cabe resaltar que la Fiscalía no ha confirmado si el caso está siendo investigado como un crimen de odio, manteniendo el hermetismo debido a la implicación de menores de edad, según las declaraciones a People.
En última instancia, este trágico suceso no solo ha destacado la resistencia y la búsqueda de justicia de la familia de Noah y la comunidad de Jesup, sino también la sombría realidad de un sistema juvenil que sigue teniendo preguntas sin respuesta.