Robert Ferl se convertirá en el primer investigador financiado por NASA en realizar su propio experimento en el espacio.
Ferl, director del Instituto Espacial UF Astraeus de la Universidad de Florida, subirá al espacio a bordo de una cápsula New Shepard de Blue Origin en un lanzamiento programado para el jueves desde el sitio de lanzamiento número uno en Oeste de Texas.
La misión tendrá una duración de 15 minutos y superará la línea de Karman, a unos 100 kilómetros sobre la superficie terrestre y será monitoreada por la profesora universitaria Anna-Lisa Paul, directora del Centro Interdisciplinario de Biotecnología de la Universidad de Florida.
Se trata de la primera vez que un experimento financiado por NASA permitirá a un investigador principal realizar su propio estudio en el espacio, rompiendo con el precedente de que solo los astronautas profesionales realizaran tales investigaciones. “La propuesta del experimento fue enviada a la NASA hace siete años por Ferl y Paul,” según confirmó ABC News.
Para estar listos para la misión, ambos científicos se entrenaron exhaustivamente, volando en aviones parabólicos para experimentar la ingravidez en breves episodios y también en jets de combate bajo condiciones de alta y baja gravedad, además de simular el vuelo en Blue Origin.
La investigación
El núcleo del experimento gira en torno al análisis de cómo afecta la microgravedad a las células vegetales. Para esto, se utilizarán ocho tubos de fijación especializados diseñados para proporcionar un entorno seguro para las plantas que serán monitoreadas.
Ferl explicó en un comunicado emitido por la Universidad de Florida, que “dos tubos se activarán antes del vuelo, dos durante la fase de vuelo, dos luego de que el cohete alcance el espacio y dos más justo antes de reentrar en la atmósfera terrestre”.
El diseño del experimento permite tomar muestras de las fases críticas del régimen de vuelo, buscando entender cómo las células responden a los cambios drásticos en gravedad. Durante esta fase crucial, Anna-Lisa Paul y su equipo estarán en la Tierra, monitoreando en tiempo real la actividad celular.
En anteriores ocasiones, experimentos similares habían sido realizados en la Estación Espacial Internacional o en transbordadores espaciales, centrados en enviar semillas y observar su crecimiento en el espacio. Sin embargo, es la primera vez que se observará la respuesta de organismos biológicos al proceso completo de transición de un entorno terrestre a uno espacial.
Este esfuerzo se enmarca en una serie de experimentos que utilizan vehículos suborbitales comerciales para estudiar cómo las células biológicas, en este caso, plantas, responden antes de ajustarse plenamente al entorno espacial. Según Paul, “al comprender cómo las plantas se adaptan inicialmente a la transición, se sentarán las bases para futuras investigaciones”.
El propósito principal de este estudio es profundizar en la comprensión de cómo los organismos reaccionan al ser retirados de su planeta de origen. Este conocimiento será vital para desarrollar estrategias que permitan a los humanos trabajar de manera efectiva en la Luna o en órbitas marcianas por periodos prolongados.
Además, las plantas son esenciales para el sustento humano fuera de la Tierra. No solo proporcionan alimento, sino que también son cruciales en la regeneración de aire y agua. Comprender su comportamiento en el espacio ayudará a confiar más en ellas en futuros viajes interplanetarios.
El experimento también abrirá puertas para futuros científicos astronautas a medida que los viajes espaciales se vuelvan más accesibles. Según Ferl, “nuestra ciencia está dedicada a avanzar en una comprensión más profunda de lo que le ocurre a la vida cuando deja la superficie de la Tierra”.