(Desde Washington, Estados Unidos) Pese a la presión diplomática de la Casa Blanca, Israel y Hamas mantuvieron ayer sus diferencias sobre el control militar de los corredores de Filadelfia y Netzarim, dos enclaves en Gaza que el grupo terrorista siempre utilizó para el contrabando de armas y el despliegue de fedayines palestinos que esperan sus órdenes para atacar territorio israelí.
Los directores del Mosad y del Shin Bet, David Barnea y Ronen Bar; el jefe de la CIA, William Burns; el enviado especial para Medio Oriente, Brett McGurk; el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abderrahmán, y el titular de la Inteligencia egipcia, Abás Kamel, se reunieron en El Cairo para encontrar un punto de contacto entre las diferencias que exhiben Israel y Hamas.
Fue una reunión tensa y larga, en un contexto que ayudó muy poco a los negociadores de altísimo nivel: mientras se debatía sobre los niveles de seguridad en los corredores Filadelfia y Netzarim, Israel y Hezbollah cruzaban drones y misiles en una escalada bélica que puso en jaque a todo Medio Oriente.
Como Hamas, Hezbollah es una organización terrorista apoyada por Irán, que aspira a terminar con el Estado de Israel. Sin el respaldo de Irán, Hamas no hubiera ejecutado su acto terrorista del 7 de octubre de 2023. Esa operación fundamentalista desembocó en la Guerra de Gaza, y en el reclamo mundial que exige a Hamas la liberación de todos los judíos cautivos en los túneles de la Franja.
Benjamín Netanyahu pretende garantizar la seguridad del corredor Filadelfia -ubicado en paralelo a la frontera de Egipto con Gaza- y apostó allí a tropas de elite para evitar que Hamas utilice su ubicación estrategia con el objetivo de satisfacer sus necesidades logísticas.
En este contexto, la organización terrorista rechaza la decisión militar del premier israelí y tiene el apoyo táctico de Egipto, que se opone a la presencia de escuadrones israelíes tan cerca de su propio territorio.
La postura de Netanyahu puso en un callejón sin salida a las negociaciones que empujan Estados Unidos, Egipto y Qatar: si Netanyahu no cedía en el corredor Filadelfia, las conversaciones de paz se transformaban en un fracaso diplomático y la posibilidad de un conflicto en todo Medio Oriente se multiplicaba al infinito.
Además del corredor Filadelfia, Netanyahu también exige presencia militar en el corredor Netzarim, que los palestinos desplazados utilizan para atravesar Gaza de norte a sur. El temor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) es que los refugiados que usen el corredor sean reclutados por Hamas para contrabandear de armas o facilitar el movimiento de los terroristas que pretenden regresar a su base de operaciones.
Esta compleja situación fue informada por Williams Burns, director de la CIA, a Joseph Biden que llamo a Netanyahu para pedir que aplaque sus exigencias sobre los niveles de seguridad militar en el corredor Filadelfia y Netzarim. El premier israelí aceptó su planteo, y a continuación, solicitó a su staff del Gabinete de Guerra que diseñe un conjunto de mapas que fueron entregados a Hamas vía los servicios de inteligencia de Egipto.
Esos mapas describen la cantidad de tropas y su lugar específico de despliegue en los corredores de Filadelfia y Netzarim, que se transformaron en el eje de la negociación para lograr un cese del fuego, la libertad de los rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria a la zona de conflicto.
Hamas se tomó 24 horas para contestar sobre la viabilidad de la propuesta de Israel, y al final anunció su negativa. La organización terrorista exige que Israel retire todas sus tropas de Gaza, una condición sine qua non que Netanyahu no está dispuesto a satisfacer.
“No aceptaremos discusiones sobre retractaciones de lo que acordamos el 2 de julio ni sobre nuevas condiciones”, dijo el domingo el vocero de Hamás, Osama Hamdan, al canal de televisión árabe Al-Aqsa.
Un hora después de esta declaración periodística, Hamás lanzó un cohete de largo alcance desde Khan Younis (sur de Gaza) sin causar víctimas.
La delegación israelí regresó a Jerusalem para informar a Netanyahu sobre la reunión secreta que protagonizó junto a los representantes de Estados Unidos, Qatar y Egipto. Las noticias que traen de El Cairo no son auspiciosas: Hamas no aceptó la oferta de reducción de tropas en los dos corredores y tampoco el criterio para establecer el canje de rehenes judíos por presos palestinos acusados de terrorismo.
Todavía no está previsto un nuevo encuentro multilateral para encontrar la salida al laberinto. Cada países articulará una nueva táctica de acercamiento y es probable que el emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani realice un viaje relámpago a Teherán para mantener un cónclave con el líder iraní Alí Jamenei.
Ese encuentro será importante para definir una nueva hoja de ruta que permita firmar una tregua de seis meses entre Israel y Hamas. Por ahora, las negociaciones se estancaron y le toca mover a Biden para recuperar la iniciativa política.