El objetivo más importante del tercer día de la Convención Demócrata fue presentar al candidato a vicepresidente Tim Walz, un relativo desconocido para la mayoría de la población estadounidense hasta hace unas semanas. Entre sus diversos logros, el equipo de campaña ha destacado su pasado como entrenador deportivo (“coach” en inglés) de la escuela secundaria donde enseñó muchos años.
En su discurso, Coach Walz, como le dicen de manera afectuosa en la campaña, demostró por qué Kamala Harris tomó una excelente decisión al elegirlo compañero de fórmula.
Precedido por los ex alumnos de la Mankato West High School a quien llevó a ganar el campeonato de fútbol americano de Minnesota en 1999, Walz entró al escenario más grande de la política estadounidense como una persona común que se muestra lista para asumir el desafío más importante de su vida.
Walz se presenta como una persona tan común, y un político tan poco común, que hasta el ex presidente Barack Obama dedicó un comentario al respecto en su discurso del martes. Cuando tomó la palabra se lo vió cómodo, seguro de sí mismo y asertivo, pero sin necesidad de ocupar todo el espacio. En Tim Walz, Kamala Harris ha encontrado un socio comunicacional que no va a pelear con ella por el estrellato y que la va a secundar efectivamente.
En su discurso, Walz transmitió conceptos complejos de forma simple y amena, como un buen maestro de escuela secundaria. Y el ser precedido por los ex alumnos con los que ganó el campeonato de fútbol no solo sirvió para connotar que es una persona corriente sino también, y sobre todo, que es un ganador. Su récord como legislador y gobernador muestran que también sabe ganar en política, especialmente haciendo uso del pragmatismo y el sentido común.
El resto de la jornada que antecedió al discurso de Walz volvió a mostrar una audiencia entusiasmada, aunque no tanto como en los dos días previos. La elección de oradores y sus desempeños más irregulares que los del lunes y martes posiblemente hayan contribuido a un clima menos festivo.
El ex presidente Bill Clinton fue uno los oradores destacados de la noche. Demostró que sigue teniendo ascendencia en el partido, aunque ya no tan fuerte como antes. La recepción que tuvo su discurso fue buena, pero no encendida como la del ex presidente Barack Obama y su esposa Michelle Obama, las estrellas del segundo día.
El clímax de la noche, sin embargo, no fue ni la presentación de Tim Walz ni el regreso de Bill Clinton sino la intervención sorpresa de Oprah Winfrey. La audiencia estalló cuando salió al escenario y acompaño su discurso con marcado entusiasmo. Winfrey fue notablemente eficaz en comunicar al electorado independiente el valor de la candidatura de Kamala Harris.
Al igual que en las jornadas anteriores, uno de los objetivos de la lista de oradores fue dar espacio a las figuras en ascenso del partido. En esta tercera jornada, estas figuras incluyeron los gobernadores de Pensilvania y Maryland, Josh Shapiro y Wes Moore, respectivamente, y el secretario de transportes, Pete Buttigieg.
La elocuencia de sus discursos y las ovaciones que recibieron de la audiencia en el estadio dan una poderosa señal que, siguiendo con las metáforas deportivas, hay equipo de sobra para al menos un par de generaciones de líderes partidarios.
A medida que avanza la Convención, la relativa escasez de propuestas de políticas públicas se hace cada vez más notoria. En la conferencia de prensa del tercer día por la mañana, un tercio de las preguntas de los periodistas hizo hincapié en esta escasez. El director de comunicación de la campaña del binomio Harris-Walz se limitó a decir que más propuestas van a ser presentadas en las próximas semanas.
La mayoría de los discursos en estos tres primeros días de la Convención, más allá de sus diferencias, han exhibido un par de estrategias comunicacionales comunes.
Por un lado, resaltar las virtudes de Kamala Harris, y en menor medida Tim Walz. En otras palabras, se trata de hacer foco en las virtudes de la biografía del binomio presidencial como una fuente de fortaleza política.
Por el otro lado, una gran mayoría de los discursos ha enfatizado las debilidades de Donald Trump como líder, y en menor medida su candidato a vicepresidente JD Vance, y de sus propuestas de políticas públicas, especialmente el Proyecto 2025.
Esto último, a pesar de lo atractivo que puede resultar para la base del Partido Demócrata, podría ser contraproducente para los votantes indecisos. Centrarse tanto en criticar las propuestas ajenas mientras se dilata la presentación de las propias puede terminar cediendo el centro del escenario político a Donald Trump.
Esto correría el riesgo de definir la elección por lo negativo (la oposición a Trump y su Proyecto 2025) en lugar de por lo positivo (el apoyo a las políticas públicas propias).
Esta tercera fecha de la Convención deja en claro que hay equipo y hay mística en la fórmula del Partido Demócrata. Lo que aún no es evidente es cuales son el plan y la estrategia propios.
A veces se puede ganar solamente con las individualidades y la épica. Pero un buen entrenador sabe que sin buen plan y estrategia propios, la victoria es siempre más incierta.