Si Michael Jordan y sus Chicago Bulls hubieran jugado una temporada más en el United Center Arena, posiblemente no hubieran tenido una recepción tan entusiasta como quienes tuvieron la palabra durante la primera jornada de la Convención del Partido Demócrata.
Como dijo Hillary Clinton, al comenzar su discurso, con evidente gesto de sorpresa y felicidad: “¡Hay mucha energía en el estadio!” Y agregó, “algo está pasando en los Estados Unidos, lo pueden sentir, algo por lo que hemos trabajado y soñado durante mucho tiempo”.
Hubo claros picos de entusiasmo como la aparición sorpresa de Kamala Harris, los discursos de Alexandra Ocasio-Cortez, Hillary Clinton, Jasmine Crockett, Raphael Warnock y Steve Kerr, cuya inclusión en la lista de oradores fue una jugada inteligente para vincular deporte y política. Pero más allá de estos puntos álgidos, el entusiasmo se mantuvo en un altísimo nivel y fue creciendo a medida que la noche avanzaba.
La audiencia respondió con notable energía a una gran variedad de discursos durante casi cinco horas, todos elaborados de distintas maneras acerca del tema del día, “para el pueblo”. Acompañando este tema principal, el subtexto de este inicio de la Convención fue celebrar los logros y honrar el legado del presidente Joe Biden como una forma de cerrar una etapa del Partido para poder dar lugar a una nueva era.
El tema “para el pueblo” fue una forma de marcar el contraste con el Partido Republicano, en especial con su candidato, el ex presidente Donald Trump, a quien se lo caracteriza como alguien que hace todo para su propio beneficio. En palabras de la congresista Jasmine Crockett, Trump “solo se ha preocupado por una sola persona, él mismo”.
La elección de las voces que tuvieron la palabra fue un claro gesto de resaltar la diversidad de la sociedad norteamericana. Las mujeres y las comunidades minoritarias e históricamente marginadas, como las personas de color, ocuparon un lugar central en el primer día de la Convención.
La transición de Joe Biden a Kamala Harris es una indicación de que pasar la posta no se trata solamente de ir de un liderazgo a otro. Como dijo Raphael Warnock, el senador del Estado de Georgia, en su discurso: “estos son los Estados Unidos de Kamala Harris”.
Joe Biden es un símbolo del Partido Demócrata del último medio siglo. Más allá de sus virtudes y sus defectos, era claro qué se podía esperar de su liderazgo. Esta predictibilidad fue un reaseguro para la ciudadanía en 2020. Sin embargo, cuatro años después la misma no fue suficiente para despejar las dudas sobre su vitalidad y la notable falta de entusiasmo en su candidatura entre las bases del Partido y también en amplios sectores de la ciudadanía.
Este entusiasmo retornó, al menos brevemente, en lo que podría caracterizarse como su discurso de despedida de esta contienda electoral. Biden lucía visiblemente emocionado, incluso algunas lágrimas salieron de sus ojos al cruzarse con su hija Ashley en el escenario, luego de que ella lo introdujera. El público coreó su nombre en repetidas ocasiones y aplaudió muchos fragmentos de su discurso.
Kamala Harris se sumó a Joe Biden en el escenario al cabo del discurso de este último. Fue la puesta en escena de la transición. Y también una apuesta hacia un futuro liderado por Harris y en el que un abanico de dirigentes más jóvenes se va perfilando para las próximas décadas.
Si algo deja en claro el primer día de la Convención es que el entusiasmo ha regresado a las bases del Partido Demócrata. ¿Alcanzarán este entusiasmo y este nuevo liderazgo para ganar las elecciones en noviembre? Dos meses y medio es mucho tiempo en política y más aún en una contienda electoral tan distinta como esta.