La tormenta tropical Gilma ha ganado fuerza en el océano Pacífico oriental y se espera que permanezca lejos de la tierra durante esta semana, según informó el Centro Nacional de Huracanes. El sistema, que se formó como depresión tropical el domingo, se encontraba a unos 1.005 kilómetros (625 millas) al sur de la península de Baja California y presentaba vientos máximos sostenidos de 80 kph (50 mph).
El Centro Nacional de Huracanes indicó en su boletín de las 2:00 am MT del lunes que la tormenta se desplazaba hacia el oeste a una velocidad de 20 kph (13 mph). Se prevé que Gilma mantenga un movimiento ligeramente más lento hacia el oeste-noroeste en los próximos días, sin acercarse a la costa.
Gilma es la séptima tormenta nombrada en formarse en el Pacífico oriental en 2024. Los meteorólogos anticipan que la tormenta podría acercarse a la fuerza de huracán a mediados de la semana, aunque se espera que permanezca en alta mar, lejos de áreas habitadas.
El Centro Nacional de Huracanes también señaló que, por el momento, no existen alertas ni avisos costeros vigentes debido a la trayectoria de la tormenta, que se mantiene alejada de la tierra. La tormenta se encontraba aproximadamente a 1.078 kilómetros (670 millas) al suroeste del extremo sur de la península de Baja California.
La temporada de huracanes en el Pacífico oriental comenzó el 15 de mayo, dos semanas antes que la temporada del Atlántico, y ambas se extienden hasta el 30 de noviembre. Este año, los observadores de tormentas también están atentos al posible desarrollo de La Niña, un patrón atmosférico a gran escala que puede influir en el clima global. En el Pacífico, La Niña aumenta la cizalladura del viento, lo que dificulta la formación de tormentas, mientras que en el Atlántico tiene el efecto contrario, reduciendo la cizalladura y aumentando las probabilidades de formación de tormentas.
La tormenta Gilma se desarrolla en un contexto donde otras tormentas también están activas. Por ejemplo, el huracán Ernesto en el Atlántico noreste está generando fuertes oleajes hacia la costa este de Estados Unidos, provocando corrientes peligrosas y numerosos rescates.
Las imágenes satelitales son cruciales para determinar la fuerza, el tamaño y la cohesión de una tormenta. A medida que una tormenta se fortalece, es más probable que se forme un ojo en el centro. Un ojo simétrico suele indicar que la tormenta no está encontrando obstáculos que la debiliten.
Además, las tormentas pueden causar inundaciones repentinas lejos de su centro. Incluso las tormentas más débiles pueden producir lluvias excesivas que inunden áreas bajas. Las tormentas que se forman en el Atlántico o el Pacífico generalmente se mueven hacia el oeste, lo que significa que las tormentas atlánticas representan una mayor amenaza para América del Norte. Sin embargo, una masa de aire puede bloquear una tormenta, desviándola hacia el norte o noreste, como ocurrió con el huracán Hilary el año pasado, que llevó vientos dañinos y lluvias intensas al sur de California.