Con el reciente aumento de casos de COVID-19 en Estados Unidos durante el verano boreal de 2024, la disponibilidad inminente de vacunas actualizadas en el otoño boreal genera interrogantes sobre su efectividad y oportunidad. Según explicó a CNBC Berkeley Lovelace Jr., aunque las nuevas vacunas se enfocan en la cepa KP.2, derivada de la variante altamente contagiosa JN.1, surgida en el invierno boreal pasado, los expertos en salud no esperan que estas vacunas tengan un gran impacto en la actual ola de contagios.
El desafío con el COVID-19 es que sus oleadas no siguen un patrón estacional predecible, a diferencia de la gripe. Mientras que las vacunas antigripales suelen administrarse en septiembre u octubre, las nuevas vacunas contra el COVID-19 están previstas para ser distribuidas en las próximas semanas. John Moore, profesor de microbiología e inmunología en Weill Cornell Medical College, subrayó que aunque es difícil criticar el plan actual por su lógica y razonabilidad, en retrospectiva podrían haberse tomado medidas antes.
Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que el COVID-19 puede aumentar en cualquier época del año, aunque usualmente alcanza su pico en diciembre y enero, así como en los meses calurosos de julio y agosto. En 2024, los casos comenzaron a aumentar en junio y continúan siendo altos. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sigue una estrategia similar a la de la actualización anual de la vacuna contra la gripe, seleccionando la cepa de COVID-19 en primavera para una campaña de vacunación en otoño boreal.
Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Universidad de Yale, señaló que lo ideal sería administrar las vacunas poco antes de cada ola para disminuir la transmisión, la infección y la gravedad de la enfermedad. Sin embargo, hasta determinar el momento óptimo, sugirió la posibilidad de administrar dos dosis de refuerzo al año, una al inicio del verano boreal y otra en otoño boreal.
La FDA y los CDC recomiendan desde febrero de 2024 una dosis de refuerzo para las personas con mayor riesgo de complicaciones graves por COVID-19, principalmente los mayores de 65 años. Sin embargo, en la última campaña, solo alrededor del 10% de estos adultos recibió la dosis, y la ola de vacunación de verano boreal no se evitó.
A pesar de las críticas de algunos médicos por la demora en la implementación de vacunas actualizadas, Moore sostuvo que la FDA hace bien en mantener el calendario de otoño boreal. Comentó que es más probable que si se produce una nueva ola significativa de COVID-19, ocurra en otoño.
Las últimas cifras de los CDC revelaron niveles “muy altos” de actividad viral en las aguas residuales de más de la mitad de los estados de EE. UU., con un notable incremento de la positividad de pruebas en ciertos estados del Medio Oeste. La variante KP.3.1.1 es la que representa el mayor porcentaje de infecciones, seguida por la KP.3.
Con la clasificación del COVID-19 como “endémico” por los funcionarios de salud de los CDC, la enfermedad continúa circulando con niveles esperados o normales, aunque con brotes ocasionales. La evolución de la situación sigue dependiendo de la capacidad para prever y responder eficazmente a las oleadas de infecciones, una tarea compleja que desafía a las autoridades de salud pública.