Toronto se embarca en una nueva aventura inmobiliaria con el ambicioso proyecto de transformar el antiguo Aeropuerto de Downsview en “una ciudad dentro de la ciudad”.
Según informó The Wall Street Journal (WSJ), Northcrest Developments lidera este desarrollo de 30 mil millones de dólares canadienses, equivalente a 22 mil millones de dólares estadounidenses, que preservará las características del aeropuerto, incluyendo 11 hangares y más de un kilómetro y medio de pista de aterrizaje.
Normalmente, cuando se reconvierten aeropuertos en comunidades o parques, los desarrolladores suelen derribar toda la infraestructura original. Sin embargo, Northcrest Developments apuesta por preservar estas estructuras históricas, confiando en que esta decisión aumentará el atractivo de la nueva comunidad, señaló Derek Goring, director ejecutivo de la empresa con sede en Toronto. “Nos inclinamos decididamente hacia el legado aeroespacial”, afirmó Goring al WSJ.
El nuevo plano urbano incluye un distrito residencial de 20 hectáreas que albergará 2.850 viviendas, la mayoría en edificios de apartamentos de mediana altura. La pista de aterrizaje se convertirá en un paseo peatonal con tiendas, restaurantes, patios públicos, escuelas y una biblioteca.
En total, el proyecto abarcará más de 2,6 millones de metros cuadrados de espacio residencial, 650 mil metros cuadrados de propiedad comercial y 30 hectáreas de parques y espacios abiertos. Se espera que el desarrollo, uno de los mayores proyectos inmobiliarios en Canadá, se complete en 30 años y se construirá en fases a través de siete vecindarios distintos.
Northcrest se inspiró en el éxito de otros desarrollos que reutilizan infraestructura industrial envejecida, como High Line Park en la ciudad de Nueva York. “El hecho de que sea una antigua línea ferroviaria es algo que la hace interesante para la gente”, explicó Goring.
No obstante, esta estrategia conlleva riesgos. Según David Dixon, un experto en planificación urbana de Stantec , la reconversión de infraestructuras antiguas suele ser más costosa que construir desde cero, y estas inversiones adicionales no siempre se justifican. “Depende de si podemos proclamar un valor adicional porque es único y tiene un carácter especial”, indicó Dixon.
El Aeropuerto de Downsview, inaugurado en 1929, se utilizó como base aérea de la Real Fuerza Aérea Canadiense durante la Segunda Guerra Mundial y más tarde como instalación de pruebas para el fabricante de aviones Bombardier. El sitio fue vendido en 2018 a un administrador de pensiones canadiense, quien creó Northcrest para supervisar el desarrollo.
Inicialmente, Northcrest consideró la posibilidad de derribar todo el sitio, pero rápidamente concluyó que no era una buena idea, mencionó Goring. La investigación realizada sobre desarrollos en todo el mundo mostró que la reutilización de edificios históricos podría contribuir al éxito del proyecto.
Los residentes locales también expresaron su deseo de conservar la tierra como un centro para empleos y actividad económica sin borrar su historia. Los hangares, construidos entre 1950 y 1990, aún tienen uso práctico hoy en día. Son ideales para la producción cinematográfica, la fabricación ligera y la tecnología limpia, según Goring. Este tipo de espacios son difíciles de encontrar en Toronto, agregó.
El proyecto de Downsview no es el único en aprovechar edificios de aeropuertos del siglo XX. En Berlín, se planifica una nueva comunidad de 5.000 viviendas en el antiguo sitio del Aeropuerto de Tegel, utilizando las terminales existentes para albergar empresas emergentes, laboratorios e instalaciones universitarias.
Northcrest ya abrió el sitio de Downsview al público para eventos como “Play on the Runway”, donde multitudes patinaron y bailaron en la pista vacía. El próximo año, planean construir canchas deportivas temporales y lugares de actuación en espacios abiertos destinados a desarrollos futuros. “Me pregunto qué salvaremos dentro de 30 a 40 años”, reflexionó Dixon. “¡No derriben todas las grandes tiendas!”.