(Desde Washington, Estados Unidos) Joe Biden puso en marcha un movimiento diplomático postrero para lograr el cese del fuego entre Israel y Hamas, que significaría una tregua en Gaza de seis semanas, la libertad de los rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria en el campo de batalla.
Es una carrera contra reloj respaldada por Qatar y Egipto, frente a la inminente decisión de Irán de atacar territorio israelí para vengar la muerte de Ismail Haniyeh, el líder del grupo terrorista Hamas.
La cita promovida por Biden, Abdelfatah El-Sisi -presidente de Egipto- y Tamim bin Hamad Al Thani -emir de Qatar- está prevista para el jueves próximo, pero aún no se resolvió si será en Doha o El Cairo. Williams Burns, director de la CIA, sería el jefe de los negociadores de Estados Unidos, y la intención de la Casa Blanca es que un eventual cese del fuego permita desescalar la tensión en Medio Oriente.
Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden, mantuvo un zoom con familiares de los secuestrados en Washington para informar sobre la marcha de las negociaciones. En este contexto, Sullivan argumentó que una tregua de seis semanas podría evitar un ataque masivo de Irán y sus aliados Hamas, Hezbollah y los Hutíes que operan desde Yemen.
El gobierno de Benjamín Netanyahu contestó a la administración demócrata que participará de las negociaciones en Doha o El Cairo, pero un ataque reciente de las Fuerzas de Seguridad de Israel (FDI) puso en jaque la movida diplomática encabezada por Biden, El-Sisi y Al Thani. Un bombardeo en Gaza contra Hamas habría causado una tragedia en un colegio del barrio de Al Daraj.
La última ofensiva de Israel sobre Gaza desnuda las diferencias tácticas entre Biden y Netanyahu. El Presidente de Estados Unidos sostiene que la negociación diplomática debe tener cierto status quo para preservar un mínimo de confianza, mientras que el premier israelí argumenta que las eventuales conversaciones de paz tienen que estar precedidas por un contexto de ofensiva bélica para aplacar las exigencias de Hamas.
Netanyahu siempre impone su criterio táctico, y el bombardeo de ayer en Gaza causó malestar en DC. Biden desea terminar su mandato con la libertad de todos los rehenes secuestrados por Hamas, y fuerza la marcha para lograr que el grupo terrorista permita la libertad de mujeres, mayores de edad y hombres heridos antes que concluya agosto.
Aún permanecen más de 100 secuestrados en los túneles de Gaza, y se desconoce cuantos están vivos. Hamas todavía no contestó a Qatar -que lo representa en la mesa de negociaciones- si finalmente avala la propuesta que se negociará este jueves en Medio Oriente.
Mientras las negociaciones secretas continúan entre Estados Unidos, Qatar y Egipto para llegar una instancia posible de acuerdo, Irán todavía no define cuándo atacará Israel junto a Hamas, Hezbollah y los Hutíes. La incertidumbre de Teherán se vincula directamente con la réplica que recibiría desde la defensa israelí.
El comandante Michael Kurilla, titular del Mando Central de los Estados Unidos (CentCom), visitó dos veces Israel en los últimos seis días para coordinar el apoyo bélico ante la probable ofensiva de Teherán y sus aliados terroristas.
El Pentágono desplegó aviones de combate, naves en el Mediterráneo y el Mar Rojo, y sistemas de misiles aire-tierra para contener un ataque de Irán y sus proxies con cohetes y drones suicidas.
Este potencial bélico involucra también a la OTAN, y el general Kurilla viajó hasta Jerusalem para ajustar los mecanismos de defensa antiaéreos frente a un probable raid desde El Líbano y Yemen. La Casa Blanca informó al régimen de los Ayatollahs -a través de Qatar- que la defensa de Israel es intocable al margen de las diferencias tácticas entre Biden y Netanyahu.
A través de la representación diplomática de Irán en la ONU, se informó a Estados Unidos, Qatar y Egipto que un eventual ataque a Israel no condicionaría un cese del Fuego en Gaza. Hamas quiere cambiar rehenes por presos palestinos acusados o sentenciados por actos terroristas, y Teherán apoya esa decisión de corto plazo.
En DC tomaron con extrema cautela la información reservada que llegó por un backchannel al Ala Oeste de la Casa Blanca.