La disputa entre Boeing y NASA sobre el retorno de los astronautas varados a bordo de la nave espacial Starliner sigue generando tensión e incertidumbre. Barry Wilmore y Sunita Williams, quienes partieron hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) el 6 de junio, permanecen en el espacio mientras ambas entidades determinan el mejor curso de acción para su regreso a la Tierra.
Según citó The Wall Street Journal, “tensiones entre Boeing y algunos líderes de NASA surgieron la semana pasada, cuando los funcionarios no pudieron ponerse de acuerdo sobre el uso del Starliner para llevar de vuelta a Wilmore y Williams”.
La agencia espacial ha estado trabajando en planes alternativos que podrían depender de SpaceX. De hecho, ha pospuesto el lanzamiento planificado de una nueva tripulación de dicha empresa para la EEI del 15 de agosto al 24 de septiembre, con el fin de evaluar todas las opciones. Un portavoz de la compañía de Elon Musk no respondió a una solicitud de comentarios.
Problemas técnicos con los propulsores y fugas de helio en el sistema de propulsión de la Starliner han extendido la permanencia de los astronautas en la EEI, inicialmente planeada para una visita de solo ocho días. Boeing ha defendido la capacidad de la nave, aunque “no todos en NASA están convencidos”, de acuerdo con personas cercanas a las discusiones citadas por The Wall Street Journal.
La NASA ha estado comprando tiempo mientras trata con la disensión interna sobre si Starliner debería regresar a los dos astronautas, reportó The Wall Street Journal. La agencia y Boeing habían hecho una revisión detallada de la preparación del Starliner para el vuelo de regreso, pero esta fue aplazada mientras se evalúan los problemas técnicos y los tipos de riesgos que podrían presentar.
El regreso seguro de la tripulación depende del correcto funcionamiento de los propulsores necesarios para posicionar la nave en el espacio después de desacoplarse y prepararse para la reentrada.
Boeing ha manifestado su confianza en la capacidad de Starliner para operar con seguridad. “Los datos de las pruebas respaldaron la ‘racionalidad de vuelo’—el término de la NASA para una operación espacial que es lo suficientemente segura para llevar a cabo”, afirmó la fabricante, en un comunicado emitido el viernes.
La empresa también enfrenta presiones institucionales, ya que Robert Ortberg asume su papel como CEO de la compañía. Un éxito en esta misión podría asegurar otros seis vuelos con la misma nave, según el contrato con NASA. Sin embargo, las decisiones de certificar finalmente a Starliner se han visto afectadas por los retos técnicos y la confianza institucional.
Wilmore y Williams se han mantenido ocupados durante su estancia en el espacio, participando en investigaciones científicas y en el mantenimiento de equipos. “El fracaso no es una opción. Por eso estamos aquí”, manifestó Wilmore durante una rueda de prensa en julio desde la EEI. “Vamos a obtener los datos que necesitamos”. agregó.
A lo largo de la misión, los astronautas han seguido de cerca el trabajo de NASA y Boeing en los desafíos de la nave. Wilmore ha estado ensamblando un centrífugo que apoyará futuros experimentos, mientras que Williams ha participado en un estudio sobre la fabricación de fibras ópticas en microgravedad. Por su parte, la EEI cuenta con suficientes suministros y alimentos.
El lanzamiento inicial en junio con dos astronautas de la NASA fue un momento de orgullo para Boeing, pero las dificultades técnicas y los costos han sido un desafío constante. Según The Wall Street Journal, la empresa registró una pérdida de 125 millones de dólares relacionada con el programa Starliner, sumando a las aproximadamente 1.400 millones de dólares en pérdidas previamente registradas.