Cada vez más personas solteras están cansadas de pasar horas deslizando perfiles en las aplicaciones de citas. En su lugar, se decantan por una opción más saludable y enérgica: los clubes de correr. En ciudades como Chicago, Miami y Nueva York, estas organizaciones están experimentando un crecimiento notable, al combinar ejercicio físico con oportunidades sociales, informó The New York Times.
El Chicago Run Collective es un claro ejemplo de este fenómeno. Desde su inicio en mayo, más de 1000 corredores se reúnen semanalmente cerca del Lago Michigan. Maya Carducci, cofundadora del club, comentó a CBS News: “Queríamos unirnos a un club de running para el verano, pero no encontramos ninguno en Chicago que se enfocara tanto en correr como en socializar”.
Su colega, Jordan Williams, añadió al medio: “Muchos clubes aquí están centrados en el entrenamiento para maratones”. La popularidad de este tipo de clubes ha sido impulsada en gran medida por las redes sociales como Instagram y TikTok.
Carducci y Williams han implementado estrategias creativas para fomentar la interacción social entre los participantes. Uno de los recursos que utilizan son carteles que los corredores pueden llevar, indicando su estado civil con mensajes como: “Soy soltero, corre conmigo”.
“Queremos asegurarnos de que todos tengan la oportunidad de hacerse oír,” señaló Williams a CBS News, destacando que han recibido mensajes directos de personas interesadas en conocer a alguien en el club.
En otro extremo del país, el Brickell Run Club en Miami sigue una trayectoria similar. Frankie Ruiz, quien fundó el club en 2009, comparte su experiencia personal al reunir el amor por el running con su vida amorosa.
“Mi esposa Carla y yo nos conocimos en uno de nuestros eventos de running. Ahora correr es una parte fundamental de nuestra vida, incluso lo integramos en nuestra boda”, manifestó el hombre a CBS News.
Actualmente, el club de Ruiz atrae a cerca de 1600 participantes semanalmente. “Rara vez consideramos a las personas como la verdadera conexión para sentirnos conectados con una ciudad. Y eso es lo que los clubes de running han aportado, especialmente porque son gratuitos y están abiertos e invitan a la participación”, añadió.
El interés por estos clubes no se limita solamente a la socialización y el fitness. Cindy Sandjo, una creadora de contenido de 29 años que reside en Dallas, relató que se unió a un club de running buscando conexión con otras personas de la comunidad negra.
A las pocas semanas de unirse y compartir sus experiencias en redes sociales, recibió comentarios de que los clubes de running son las nuevas aplicaciones de citas. “Me uní por la comunidad y el running, pero me he quedado porque sí, es una oportunidad para encontrar pareja”, declaró Sandjo a The New York Times.
No obstante, no todas las experiencias relacionadas con estos clubes son tan directas. Steve Cole, fundador del Lunge Run Club en Nueva York, admite que, aunque su club está orientado a solteros, la clave de su éxito ha sido la creación de comunidad.
“Vimos lo increíbles que son los clubes de running para la comunidad y conocer gente. Queríamos un club que priorizara la comunidad con un toque de citas”, señaló a CBS.
El auge de los clubes de running también responde al creciente descontento con las aplicaciones de citas. En Estados Unidos, el número de descargas de estas aplicaciones ha disminuido un 16% desde 2020, según datos de The New York Times.
Damona Hoffman, coach de citas y autora del libro F the Fairy Tale, describió a CBS Mornings un fenómeno al que llama “zombie dating”, donde los usuarios navegan compulsivamente sin intención real de conectar. “Es deslizar, dezlizar, una cita tras otra. Ser ghosteado, frustrarse, agotarse. Lavar, enjuagar y repetir”, sostuvo Hoffman.
Incluso con la disminución de usuarios en algunas plataformas de citas, empresas como Match Group siguen optimistas. Aunque reportaron una disminución del 5% en usuarios pagos en su cuarto trimestre financiero de 2023, su aplicación Hinge mostró un crecimiento del 33%.
Finalmente, Julia Meyer, fundadora del Point B Club en Nueva York, ofrece una perspectiva prudente sobre convertir el running en un escenario de citas: “Es como salir con tus compañeros de trabajo, tú decides si quieres hacer las cosas incómodas para ti mismo si no funciona”.