NASA ha anunciado un acuerdo con SpaceX para desarrollar un nuevo “vehículo de desorbitación” (DV) que permitirá retirar la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) de manera controlada en el año 2030. Esta colaboración es parte de un proyecto mayor que asegura que la estación espacial reingrese en la atmósfera terrestre de forma segura, desintegrándose sobre un área no habitada del océano.
El contrato, valorado en hasta USD 843 millones, fue adjudicado a SpaceX para la construcción de este vehículo, que será gestionado por la NASA. Bill Nelson, administrador de la NASA, solicitó al Congreso USD 1.500 millones para financiar toda la operación. Según los funcionarios de ambas entidades, el DV y su carga de propulsor garantizarán una desorbita precisa, asegurando que los restos que sobrevivan al reingreso se estrellen sin causar daños.
La ISS, con una longitud de 66 metros y un ancho de 94 metros, tiene una masa de 420 mil kilogramos y orbita a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora. Para garantizar un reingreso controlado, el DV contará con 46 motores de cohete Draco y llevará unos 15.876 kilogramos de propulsor. Dana Weigel, gerente del programa ISS en el Centro Espacial Johnson, explicó: “El DV estadounidense será lanzado aproximadamente un año y medio antes del último encendido de reingreso”.
La NASA decidió revisar sus planes iniciales, que contemplaban utilizar tres naves rusas Progress para la desorbita. Sin embargo, este enfoque presentaba desafíos operacionales y logísticos. “El segmento de Roscosmos no estaba diseñado para controlar tres vehículos Progress a la vez”, señaló Weigel. Tras evaluar otras opciones, se decidió recurrir a la industria estadounidense para una solución más eficiente.
El nuevo plan contempla que, seis meses antes del procedimiento final de reingreso, la ISS estará a una altitud de aproximadamente 330 kilómetros. Durante esos meses, la tripulación final de la estación espacial permanecerá a bordo hasta que combinen los encendidos periódicos de los propulsores y la resistencia atmosférica. Cuando la estación alcance una altitud de 225 kilómetros, el DV realizará una serie de encendidos para preparar la salida de órbita final. “Cuatro días después, realizará el último encendido de reingreso”, agregó Weigel.
Sarah Walker, gerente senior de SpaceX, comentó sobre los requerimientos técnicos del DV: “Necesita seis veces más combustible utilizable y tres o cuatro veces más generación y almacenamiento de energía que las naves Dragon actuales”. Sarah Walker destacó que este dispositivo tendrá suficiente combustible no sólo para completar su misión principal, sino también para operar en órbita junto con la ISS durante unos 18 meses.
Uno de los desafíos es la atmósfera residual a la altitud actual de la ISS, que ocasiona fricción y resistencia. Esta resistencia requiere encendidos periódicos de los propulsores para mantener la altitud. Sin estos ajustes, la estación eventualmente se perdería en la atmósfera inferior. Tradicionalmente, naves rusas Progress, así como naves Cygnus de Northrop Grumman, se han empleado para estas maniobras de mantenimiento de altitud. En un reingreso no controlado, los restos podrían caer en cualquier parte del área comprendida entre las latitudes 51.6º norte y sur.
Desmantelar la ISS de forma segura es una prioridad para la NASA y sus socios internacionales, que incluyen las agencias espaciales de Europa, Rusia, Canadá y Japón. Desde el inicio, se planificó llevar el laboratorio a una región despoblada del océano al final de su vida útil, para evitar cualquier riesgo de impacto en áreas habitadas.
SpaceX ganó el contrato para este proyecto después de que la NASA solicitara propuestas de la industria el año pasado. “Responderemos con una solución integral para garantizar un reingreso seguro”, aseguró Walker. Los paneles solares de la estación, así como antenas y otros apéndices, se quemarán primero en la atmósfera. Las piezas más grandes, como los módulos, también se romperán durante el descenso, aunque algunos escombros, del tamaño de un automóvil pequeño, podrían sobrevivir hasta el impacto en el océano.
El establecimiento del DV como una nave espacial única y personalizada es esencial para un reingreso preciso y seguro, supervisado por NASA y operado bajo estándares estrictos. Con este esfuerzo conjunto, se garantizará que la ISS termine su misión sin riesgos adicionales para la seguridad terrestre.