Donald Trump trazó algunas líneas básicas de lo que será su política exterior en caso de ganar las elecciones a presidente de los Estados Unidos en una entrevista que concedió a Bloomberg Businessweek.
Uno de los puntos más desarrollados fue la protección militar a Taiwán de las amenazas chinas, que en la visión de Trump debería ser monetizada. El candidato republicano hizo foco en el principal negocio de la isla: “Taiwán nos quitó nuestro negocio de chips. Quiero decir, ¿qué tan estúpidos somos? Se llevaron todo nuestro negocio de chips. Son inmensamente ricos”.
Trump insistió en que “Taiwán no nos da nada” y comparó la situación con la de una compañía de seguros. Estos comentarios afectaron las acciones de TSMC, que cerraron con una caída del 2.4% el miércoles.
El gobierno de Taipei ha respondido a los comentarios de Trump a través de su primer ministro, Cho Jung-tai. Cho señaló que aunque Taiwán y Estados Unidos no tienen vínculos formales de defensa, mantienen una buena relación y están comprometidos entre sí.
“Taiwán ha fortalecido constantemente su presupuesto de defensa y ha demostrado su responsabilidad ante la comunidad internacional”, afirmó Cho en una conferencia de prensa en Taipei. Además, añadió que Taiwán está dispuesto a asumir más responsabilidades y valora su seguridad.
Desde 1979, cuando Estados Unidos cambió su reconocimiento a Beijing, Washington y Taipei no han mantenido relaciones diplomáticas ni militares oficiales. Sin embargo, Estados Unidos está obligado por ley a proporcionar a Taiwán los medios para defenderse, aunque no existe un acuerdo de defensa formal comparable al que tiene Washington con Corea del Sur y Japón.
Trump añadió comentarios que parecen sugerir un marcado escepticismo geopolítico sobre la independencia taiwanesa y el compromiso de EEUU para defenderla: “Taiwán está a 9.500 millas (de Estados Unidos), y a solo 68 millas de China”.
Las acciones de TSMC, uno de los fabricantes de chips más importantes del mundo y proveedor clave de empresas como Apple y Nvidia, se vieron afectadas por los comentarios de Trump. “Los comentarios de Trump fueron claramente contundentes. Los vemos como retórica política”, opinó Allen Huang, vicepresidente de Mega International Investment Service. Añadió que TSMC es una empresa excelente que ha superado a muchas de sus rivales en el mercado estadounidense.
TSMC está invirtiendo miles de millones en la construcción de nuevas fábricas en el extranjero, incluidas tres plantas en Arizona, Estados Unidos, con un costo de 65 mil millones de dólares, aunque la mayor parte de su producción permanecerá en Taiwán. Esta inversión se realiza mientras Taiwán enfrenta un retraso en entregas de armas valuadas en unos 19 mil millones de dólares desde Estados Unidos. Funcionarios y políticos estadounidenses han prometido acelerar estas entregas en repetidas ocasiones.
El enfoque de Trump no se limita únicamente a Taiwán. En materia de comercio, ha expresado su deseo de incrementar los aranceles, no solo a China sino también a la Unión Europea. Durante una conversación en Mar-a-Lago, afirmó haberse inspirado en McKinley, refiriéndose a él como “el Rey de los Aranceles”, y sugirió que aumentaría los impuestos a las importaciones de entre un 60% y un 100% en algunos casos. Según Trump, “McKinley enriqueció a este país. Era el presidente más subestimado”.
A pesar de las críticas de muchos grupos empresariales y de consumidores, Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, ha mantenido los aranceles impuestos por Trump sobre China, incluso incrementando los que se aplican a productos como acero, aluminio, semiconductores y vehículos eléctricos. Yaël Ossowski, subdirector del Consumer Choice Center, comentó en mayo que “esto aumentará la inflación de precios en todos los ámbitos, todo en nombre de una política de tipo duro en un año electoral”.
La política exterior de Trump resulta igualmente controvertida cuando se trata de sus aliados europeos. Durante su mandato, Trump interrogó a la entonces canciller alemana, Angela Merkel, “Ángela, ¿cuántos Ford o cuántos Chevrolet hay en este momento en el centro de Munich?”. Trump sugiere que dichos países explotan a Estados Unidos y deben ser detenidos, agregando que, “nos tratan muy mal”, pero confiando en su capacidad para cambiar esta situación si regresa a la Casa Blanca.
A diferencia de su visión crítica con Europa y Taiwán, Trump mantiene una posición menos agresiva con Arabia Saudita. Mencionó a Bloomberg haber conversado con el príncipe heredero Mohammed bin Salman Al Saud en los últimos seis meses, aunque sin revelar detalles. Justificó este vínculo diciendo, “Siempre necesitarán protección... no están protegidos de forma natural” y añadió, “siempre los protegeré”.
Las implicaciones económicas también juegan un rol importante en esta relación. Trump tiene proyectos inmobiliarios como la construcción de una Torre Trump en Jeddah y su yerno, Jared Kushner, ha obtenido inversiones sustanciales del fondo de riqueza saudí. En contraste, Trump culpó a Barack Obama y a Biden de erosionar las relaciones con los saudíes, acercándolos a China.
Mientras tanto, los aliados occidentales se preparan ante la posibilidad del regreso de Trump a la Casa Blanca. Esto incluye aumentar el gasto en defensa y asegurar el control de la ayuda militar a Ucrania a través de la OTAN. Durante una cumbre de la OTAN en Washington, el presidente ucraniano Volodimir Zelenskiy instó a los aliados a actuar rápidamente para ayudar a su país a repeler la invasión rusa sin esperar los resultados de las elecciones estadounidenses.
Según Dan Caldwell, asesor político del grupo de expertos Defence Priorities, “en realidad, a Europa le interesa ‘poner a prueba de Estados Unidos’ en defensa y comenzar a operar bajo el supuesto de que Estados Unidos tiene otras prioridades”.