Las familias en Estados Unidos están encontrando cada vez más difícil afrontar los gastos del regreso a clases debido a las presiones financieras. Este año, se estima que los padres gastarán aproximadamente USD 31.300 millones en compras de regreso a clases, una cifra que refleja un constante aumento en los costos.
Según la encuesta de regreso a clases de 2024 de Deloitte, los padres desembolsarán en promedio USD 586 por cada estudiante de primaria y secundaria, lo que representa un incremento de casi USD 60 en comparación con 2020. Este aumento no solo añade presión a los presupuestos familiares, sino que también provoca cambios en las prioridades de gasto.
Se proyecta que los padres invertirán unos USD 20.000 millones en ropa y útiles escolares, categorías que constituyen la mayor parte del gasto de regreso a clases. Por otro lado, el gasto en tecnología, que tuvo un auge durante la pandemia, se estima que descenderá un 11%, lo que según Deloitte se debe a que muchos padres ya realizaron compras significativas de productos tecnológicos el año pasado y no ven la necesidad de reemplazarlos o actualizarlos este año.
Andrea Toch, una madre de dos niños en Arizona, expresó su preocupación sobre los gastos crecientes. “Los gastos en útiles escolares parecen haberse disparado”, comentó a FOX Business. “Las listas de útiles escolares parecen hacerse más largas cada año”. Este año, los útiles escolares para sus dos hijos, uno en tercer grado y otro en quinto grado, ascienden a más de USD 220, sin incluir mochilas, loncheras, ropa y zapatos, que aumentan significativamente el presupuesto. Toch sugiere que algunos artículos, como bolsas y toallitas húmedas para bebés, podrían eliminarse para reducir costos.
El Dr. RJ Webber, superintendente del distrito escolar público de Northville en Michigan, también tiene una postura firme sobre quién debería asumir estos costos. “Las escuelas públicas deberían pagar por cada material que sea realmente necesario para un estudiante”, declaró a FOX Business. “Ningún padre debería tener que comprar nada que su hijo necesite en la escuela, punto”.
Los datos de la Federación Nacional de Minoristas (NRF) muestran que muchos compradores están aprovechando ofertas de los minoristas para obtener mejores precios en cuadernos, lápices y otros artículos básicos. De acuerdo con la NRF, un 85% de los compradores planean hacer sus adquisiciones durante estos eventos, lo que refleja un cambio en los patrones de compra.
Además, según Deloitte, alrededor del 62% de los padres optarán por comprar en un minorista más asequible y aproximadamente la mitad elegirá marcas menos conocidas. Este comportamiento de consumo resalta la prioridad del valor sobre la lealtad a las marcas.
El informe de Deloitte también indica que el gasto en productos como artículos de higiene personal y mobiliario educativo aumentará un 22% interanual. Estos cambios de gasto demuestran cómo las familias están adaptando sus presupuestos a la nueva realidad económica.
En este contexto, la mayoría de las compras se realizarán hacia finales de julio. Según los datos de la encuesta de Deloitte, se prevé que el 66% del gasto en regreso a clases ocurra en ese periodo, comparado con el 59% del año pasado. Este adelantamiento en las compras puede estar relacionado con la búsqueda de ofertas y estrategias para manejar mejor el presupuesto familiar.
La situación es indicativa de un problema más amplio sobre la financiación de las escuelas públicas. Webber argumenta que si las escuelas no pueden cubrir estos costos, se debe cuestionar si están siendo financiadas adecuadamente. “Deberíamos preguntarnos si las escuelas están siendo financiadas adecuadamente”, afirmó.
El aumento del costo de los útiles escolares, que ha visto un incremento del 24,5% en los últimos cuatro años según el Departamento de Trabajo, pone de manifiesto las dificultades económicas que afrontan las familias. Estas cifras revelan la magnitud del reto financiero al que se enfrentan los padres en la preparación de sus hijos para el nuevo año escolar.
El caso de Andrea Toch es solo uno de los muchos que reflejan la presión económica en los hogares. Sus comentarios subrayan la creciente carga que representan estos gastos adicionales. “No quiero ver a un docente pagar la factura de estos materiales”, señaló Toch, reconociendo la situación precaria de los docentes.