A los 90 años, muchas personas optan por un estilo de vida más tranquilo, pero Bill Rogers, de Manchester, desafía esta norma. Este veterano de la guerra de Corea decidió honrar la memoria de su difunta esposa, Natalie, saltando en paracaídas por sexta vez.
El domingo 7 de julio, Bill Rogers conmemoró su aniversario de bodas de una manera singular. “Cada vez que salto de un avión, puedo oírla decir: ‘Billy, estás tan loco como siempre’”, mencionó Rogers antes de su salto en Skydive Pepperell en Pepperell, Massachusetts.
Rogers y Natalie estuvieron casados durante 70 años hasta la muerte de ella en 2017. Su amor por Natalie sigue siendo tan fuerte como siempre. “La amaba más que a mi vida. Todavía la amo”, expresó Rogers a WMUR-TV, deteniendo unas lágrimas que revelaban la profundidad de su sentir.
El inicio de un gran amor
La historia de amor de Bill y Natalie comenzó en la escuela secundaria. “Cuando la vi por primera vez, no podía apartar la mirada de ella. Le pedí que caminara conmigo. Ella aceptó. Nos tomamos de la mano, nos miramos y ambos supimos que sería para siempre. La gente decía: ‘Estás loco, no sabes lo que es el amor’, pero 70 años después, todavía la estaba sosteniendo de la mano cuando falleció”, recordó Rogers. Este relato muestra la increíble conexión que compartían, una que dejó una huella indeleble en su vida.
Mientras servía en Corea a los 17 años, Rogers y Natalie se escribían cartas para mantenerse fuertes durante el duro año que pasaron separados. Estas correspondencias les ayudaron a fortalecer su vínculo y superar las adversidades. “Ella era un ser humano increíble”, agregó Rogers. Esta relación trasciende el tiempo, incluso después de la muerte de Natalie.
Paracaidismo: Una forma de celebrar la vida
Para Rogers, el paracaidismo va más allá de la simple adrenalina: es una forma de celebrar cada momento pasado juntos. “Mi esposa me habló durante todo el camino. Me dijo: ‘Te tengo en mis brazos’”, compartió Rogers después de su salto. Este sentimiento de tener a Natalie con él durante estas hazañas audaces ofrece consuelo y un sentido de cercanía.
“Dije que tenía que hacer algo para mantener vivos sus recuerdos, porque teníamos muchos recuerdos hermosos. Así que dije, adivina qué, saltaré de un avión”, explicó Rogers. Esta promesa de honrar la memoria de Natalie a través de saltos en paracaídas anuales muestra su dedicación y amor inquebrantable. Juntos tuvieron dos hijos, cuatro nietos y ocho bisnietos, creando un legado que continúa inspirando.
“Amo hacerlo, porque sé que estoy en sus brazos todo el camino hacia el suelo”, afirmó. El acto de saltar, para Rogers, es casi una experiencia espiritual que le permite sentir a Natalie junto a él. “Cada vez que salto de un avión, puedo escucharla decir: ‘Billy, estás tan loco como siempre’”, reiteró.
Además del paracaidismo, Rogers también honra a su esposa de maneras más tranquilas. “Después de que ella falleció, puse un banco en el lago Massabesic con su nombre, un lugar donde le gustaba estar”, recordó Rogers. Esto le permite reflexionar sobre su amor compartido mientras pasea por los senderos de la naturaleza, una actividad que solían disfrutar juntos.
La historia de Bill y Natalie Rogers es un testimonio de amor eterno y devoción. A través de acciones audaces como el paracaidismo y gestos sencillos como colocar un banco en su memoria, Bill continúa honrando a Natalie. Su vida es un recordatorio de que el amor verdadero perdura y nos inspira a todos a vivir nuestras vidas celebrando cada momento. “Tuvimos una vida maravillosa juntos. Una vida maravillosa”, concluyó Rogers, llenando de esperanza y amor el recuerdo de su relación con Natalie.