Estados Unidos anunció este jueves que ya está operativa una nueva fábrica en el estado de Texas que estará destinada exclusivamente a la producción de municiones que, luego, serán enviadas a Ucrania. Con esto, se espera acelerar la elaboración y los envíos de los proyectiles obús de 155 milímetros, que son los más solicitados por los soldados de Kiev a la hora de defenderse de las agresiones de Rusia.
La meta es alcanzar las 60.000 unidades para octubre y que esta cifra se eleve hasta los 100.000 para el año entrante. Esto representaría un aumento del doble de la producción mensual que actualmente se da, según registros del Centro para Estudios Internacionales y Estratégicos, y del propio Pentágono.
“Estamos construyendo nuevas líneas de producción en todo el país y ampliando nuestros contratos con las instalaciones de producción existentes para aumentar su velocidad y capacidad de producción”, comentó tras el anuncio la secretaria del Ejército estadounidense, Christine Wormouth.
La planta fue construida con las partidas presupuestarias aprobadas por el Congreso para los períodos 2022 y 2023 y se ubica en las afueras de Dallas. Está operada por las empresas General Dynamics Ordnance y Tactical Systems, que se asegurarán de que se alcancen “capacidades de producción de alto volumen”.
A la par, el presidente Joe Biden dio a conocer otra importante noticia este jueves, que tendrá un impacto significativo en la estrategia de Ucrania en el campo de batalla.
Tras reiterados pedidos del presidente Volodimir Zelensky, Biden finalmente dio el permiso a las tropas ucranianas para que utilicen su armamento en ataques dentro del territorio ruso cercano a la zona de Kharkiv, donde se están librando importantes combates y donde el enemigo ataca sin piedad.
“El Presidente recientemente ordenó a su equipo que garantice que Ucrania pueda utilizar armas suministradas por Estados Unidos con fines de contraataque en la región de Khrakiv, de modo que Ucrania pueda contraatacar a las fuerzas rusas que lo están atacando o preparándose para atacarlos”, indicó una fuente de la Casa Blanca que destacó, sin embargo, que la medida no implica un cambio total en la política y, por tanto, siguen vigentes las restricciones sobre misiles balísticos ATACMS y los ataques de largo alcance dentro de Rusia.
De todas formas, esto aún deja a Kiev la posibilidad de emplear cohetes y lanzacohetes para derribar misiles rusos o atacar sus sitios de lanzamiento antes de que ingresen en su territorio y acaben en alguna estructura civil o puesto militar.
El Reino Unido, los Países Bajos y Francia también avanzaron en este sentido en los últimos días. Este martes, el presidente Emmanuel Macron dijo durante su visita a Alemania que “debemos permitirles neutralizar los sitios militares desde donde se ataca a Ucrania pero no podemos permitir que se toquen otros puntos civiles u otros objetivos militares”. “El suelo ucraniano está siendo atacado desde bases que están en Rusia, ¿cómo vamos a explicar a los ucranianos que tienen que proteger todo lo que hay alrededor de Kharkiv sin el derecho a atacar desde donde se lanzan los misiles?”, insistió.
Junto a él, el canciller Olaf Scholz apuntó que Kiev “tiene todas las posibilidades dentro del derecho internacional” de ejercer su autodefensa frente a la agresión enemiga en línea con las reglas impuestas por la comunidad internacional.
Asimismo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que Ucrania tiene “derecho a defenderse” y, por lo tanto, a golpear objetivos militares en territorio de Rusia, ya que fue invadida de forma ilegítima.
En tanto, el Kremlin protestó por estos anuncios y acusó a la OTAN y a Estados Unidos de “entrar en una nueva fase de escalada de las tensiones, de manera consciente”.
(Con información de AFP y EFE)