En Houston, Texas (Estados Unidos), un incidente en una gasolinera terminó en tragedia cuando un hombre con un arma de fuego intervino en lo que creyó era un asalto. William Xavier Winfrey, un inmigrante ilegal, había pagado a Scott, un hombre identificado posteriormente como su cómplice, para que fingiera robarle y así poder solicitar una visa especial destinada a víctimas de delitos.
El incidente tuvo lugar hace meses y quedó grabado por las cámaras de seguridad de la gasolinera. En las imágenes se observa cómo Scott, tras fingir el robo, huye de la escena. No obstante, un testigo armado se percata de la situación y, creyendo que se trataba de un verdadero asalto, dispara repetidamente contra Scott, quien resulta mortalmente herido.
Investigaciones posteriores revelaron que el supuesto asalto era parte de un plan elaborado para que Winfrey, de estatus migratorio ilegal, pudiera beneficiarse de una visa que otorga el gobierno de Estados Unidos a víctimas de delitos. Según las autoridades, Winfrey había acordado con Scott un pago para que fingiera el asalto.
La esposa de Scott ha salido a la luz pública demandando justicia, argumentando que su esposo “solo estaba haciendo un trabajo” y no era culpable de delito alguno, pidiendo que se investigue a fondo la muerte de su marido y se responsabilice al hombre que le disparó. “Mi esposo no estaba cometiendo ningún crimen real, solo estaba siguiendo un acuerdo para ayudar a alguien a obtener una visa,” declaró la viuda de Scott.
Este caso ha despertado una alerta en Estados Unidos respecto de las estafas con el fin de obtener documentación para residir legalmente en el país. La complejidad del caso ha llevado a las autoridades a revisar más a fondo las solicitudes de visas especiales concedidas a víctimas de delitos, evaluando el grado de veracidad en las declaraciones presentadas.
Cámaras de seguridad distribuidas por medios locales capturaron el momento exacto del incidente, suministrando pruebas vitales para la investigación. En un comunicado, la policía indicó que se trabaja para aclarar los hechos y determinar el destino de Winfrey, quien podría enfrentar cargos por fraude.
La situación, que al principio parecía un caso claro de legítima defensa, ha adquirido nuevas dimensiones tras descubrirse que el supuesto asalto fue un montaje.
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