Los primeros matrimonios entre personas del mismo sexo legalizados en Estados Unidos tuvieron lugar en Massachusetts el 17 de mayo de 2004. Tras dos décadas, un informe exhaustivo de la organización Rand reveló, que contrario a las predicciones fatalistas frente a la institución del matrimonio y la familia, los resultados han sido ampliamente positivos, tanto para las parejas homosexuales como heterosexuales en el país.
Este estudio, que revisó literatura existente y realizó su propio análisis, descubrió que la legalización no ha tenido efectos negativos en las tasas de matrimonio, divorcio o convivencia entre parejas homosexuales, incluso apuntando a un impacto ligeramente positivo en las mismas.
Según la investigación, las parejas del mismo sexo experimentaron mejoras en áreas como la salud y seguridad financiera. “En general, los temores de los opositores al matrimonio entre personas del mismo sexo simplemente no se han materializado”, comentó al Wall Street Journal (WSJ), Benjamin R. Karney, coautor del estudio e investigador de Rand, profesor de psicología de la Universidad de California en Los Ángeles - UCLA.
Actualmente, cerca del 75% de la población estadounidense, incluyendo el 49% de los republicanos y una mayoría de asistentes habituales a la iglesia, apoyan el matrimonio entre personas del mismo sexo. Este cambio de actitud se solidificó con la decisión de la Corte Suprema de 2015, que lo reconoció como un derecho en todo el país, y más recientemente con el voto bipartidista en el Congreso de 2022 que dio reconocimiento federal a estas uniones.
Resultados positivos
Tras la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en todo el territorio estadounidense por parte de la Corte Suprema en el 2015, más de un millón de parejas homosexuales se han casado, disfrutando de beneficios tangibles y mejoras en su calidad de vida.
Investigaciones recientes han destacado que, en los estados donde se legalizó el matrimonio igualitario, las personas LGBT gozan de mayores niveles de cobertura de seguro médico y tasas más bajas de infecciones de transmisión sexual y uso problemático de sustancias psicoactivas. Además, se observaron incrementos en los ingresos y tasas de propiedad de viviendas entre estas parejas.
Brad Wilcox, sociólogo y director del Proyecto Matrimonio Nacional de la Universidad de Virginia, señala que aún quedan preguntas sobre los efectos a largo plazo de la igualdad matrimonial en la cultura en general y sobre la crianza en familias con padres del mismo sexo. De hecho, solo cerca del 1.3% de las parejas casadas en Estados Unidos son del mismo sexo, lo que indica que la tasa de matrimonios entre personas LGBT no es proporcional a su presencia en la población general, aproximadamente el 8% según Gallup.
Finalmente se legalizó
El camino hacia la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos ha sido un viaje lleno de adversidades, cambios en la opinión pública y significativos hitos legales y sociales. A principios de la década de 1980, la sola idea de matrimonio igualitario parecía descabellada incluso para muchos activistas LGTB.
Evan Wolfson, quien esbozó la idea del matrimonio igualitario en un ensayo en Harvard en 1983, cuando las relaciones homosexuales eran aún ilegales en muchas áreas de Estados Unidos, nunca dejó de creer que era posible. “Era descabellado incluso para muchos activistas gay”, comentó al WSJ.
Pero un viraje significativo sucedió a principios de los 90 con el caso liderado por Wolfson en Hawái, que abogaba por el derecho al matrimonio entre parejas del mismo sexo. Esta acción judicial encendió la mecha de una reacción adversa a nivel nacional, que culminó con la aprobación de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) por el presidente Bill Clinton en 1996, prohibiendo el reconocimiento federal de dichos matrimonios. Sólo un 27% de la población estadounidense apoyaba el matrimonio igualitario en ese entonces, según encuestas de Gallup.
El cambio de milenio, sin embargo, trajo consigo una evolución palpable en la percepción pública y un resurgir del activismo por los derechos LGBTQ+. Massachusetts se convirtió en 2004 en el primer estado en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, pese a que en ese mismo año, 11 estados votaron por prohibir expresamente estas uniones.
Fue un tiempo de “derrotas significativas”, especialmente recordado por la prohibición votada en California en 2008. Sin embargo, la victoria llegó en 2012, momento en el que Barack Obama, presidente en funciones, expuso abiertamente su apoyo al matrimonio igualitario, incentivando un cambio en la narrativa nacional.
Marc Solomon, director de la campaña Freedom to Marry, atribuye este logro, en parte, a la manera en que se modificaron las estrategias de comunicación hacia el gran público, enfocándose ahora en el amor y valores familiares por sobre los secos argumentos legales. “El énfasis se trasladó... a enfatizar el amor, el compromiso y los valores familiares universales”, logrando así resonar emocionalmente con sectores hasta entonces reacios, incluidos los religiosos y conservadores.
Las primeras personas del mismo sexo en casarse legalmente en Estados Unidos, fueron Marcia Kadish, de 56 años, y Tanya McCloskey, de 52 años. La pareja, que llevaba ya 18 años juntas, contrajo matrimonio en el ayuntamiento de Cambridge, justo después de la medianoche del 17 de mayo de 2004.
El matrimonio igualitario se legalizó en todo Estados Unidos el 26 de junio de 2015. La decisión provino de la Corte Suprema de los Estados Unidos en el caso Obergefell vs. Hodges, la cual determinó que la negación del derecho al matrimonio a parejas del mismo sexo era inconstitucional bajo la cláusula de igual protección de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Esta decisión obligó a todos los estados a conceder y reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo.