Este lunes 13 de mayo se llevó a cabo la demolición controlada del tramo más grande del Puente Francis Scott Key que colapsó como resultado de un choque que ocurrió en la madrugada del 26 de marzo, cuando el buque Dalí, perdiendo potencia, impactó contra uno de los pilares de la estructura, enviando una gran sección de este al río Patapsco, y dejando parte importante de la infraestructura sobre la proa del barco.
Esta maniobra, realizada por equipos especializados mediante el uso de explosivos cuidadosamente colocados, fue fundamental para despejar los restos que mantenían atrapado al buque contenedor Dalí.
Según declaraciones oficiales publicadas por la agencia Reuters, la operación permitirá el reflotamiento del Dalí y con ello, la reanudación del tráfico marítimo a través del importante puerto de Baltimore, un alivio esperado por miles de trabajadores portuarios, camioneros y propietarios de pequeñas empresas afectados por el cierre.
El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos indicó que la decisión de utilizar detonaciones fue para facilitar la remoción del escombro metálico retorcido, permitiendo a las cuadrillas de salvamento emplear grúas y barcazas en la tarea.
“Las detonaciones estaban destinadas a romper la armazón del puente en secciones pequeñas”, comunicaron desde el organismo, señalando que estos trabajos inicialmente estaban programados para el domingo, pero se vieron retrasados por las condiciones climáticas adversas.
El incidente cobró la vida de seis trabajadores de la construcción y significó una paralización casi total del tráfico marítimo, vital para la economía de la región. Los largueros de acero, al desplomarse, evitaron el impacto directo con la nave Dalí, que había quedado inmovilizada entre los escombros tras perder potencia y colisionar con una de las columnas de soporte del puente poco después de zarpar de Baltimore.
La demora inicial de la demolición, causada por tormentas eléctricas, no impidió que los equipos, con “precisión quirúrgica”, según palabras del Gobernador Wes Moore, completaran su tarea sin incidentes adicionales, logrando llevar a cabo la limpieza y la recuperación del área afectada. “La seguridad en esta operación es nuestra principal prioridad”, enfatizó Moore, destacando la ausencia de lesiones durante todo el proceso.
La tripulación del Dalí, compuesta por 20 indios y un srilanqués, permaneció a bordo durante la detonación, colaborando con los investigadores y manteniendo la nave. Hasta el momento, no se han reportado heridas ni problemas derivados de la operación. El coronel Estee Pinchasin, comandante del distrito de Baltimore del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, confirmó que no se prevé el uso de más explosivos.
La próxima etapa del proceso implica asegurar que los restos submarinos no obstaculicen el reflotamiento y traslado del buque, tarea que según el teniente general Scott Spellmon es como “pelar una cebolla”, dada la complejidad y cuidado requeridos para evitar daños adicionales.
El Puerto de Baltimore, clave para el procesamiento de automóviles y maquinaria agrícola en Estados Unidos, ha mantenido su operatividad a través de un canal temporal menos profundo, por el que ya han transitado 365 buques comerciales. La expectativa oficial es que el canal principal de 15 metros de profundidad sea reabierto a finales de mayo, según declaraciones de las autoridades.
De acuerdo con la agencia de noticias The Associated Press, las investigaciones de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y el FBI se centrarán en el sistema eléctrico del buque, en un esfuerzo por esclarecer las causas exactas del desastre que dejó a seis trabajadores de la construcción, todos inmigrantes latinos que buscaban mejores oportunidades en Estados Unidos, bajo los escombros.
La comunidad internacional mantiene su atención sobre la evolución de los acontecimientos en Baltimore, esperando que las operaciones de limpieza y reparación marquen el comienzo de una etapa de renovación y mayor seguridad en la infraestructura portuaria y marítima.