El aspirante a la presidencia como independiente, Robert F. Kennedy Jr., reveló que posee los restos de un parásito fallecido en su cerebro, de acuerdo con información judicial a la que tuvo acceso The New York Times. A la edad de 70 años, Kennedy compartió que en 2010 se encontró con el parásito tras buscar atención médica con un neurólogo debido a síntomas de olvido y desorientación, pensando que podría padecer de un cáncer cerebral similar al que afectó a su tío, el senador Edward M. Kennedy.
En una declaración realizada en 2012, indicó que lo que inicialmente se creía un tumor resultó ser un gusano que había ingresado a su cerebro, consumido parte de este y posteriormente fallecido. Kennedy cree que adquirió el parásito en un viaje al sur de Asia. Ha comunicado al The New York Times que ya no sufre de pérdida de memoria ni confusión como resultado de esta condición de salud, la cual no necesitó intervención médica. Este incidente hace referencia a una enfermedad conocida como neurocisticercosis.
¿Cómo llega un gusano al cerebro?
El doctor Michael Wilson, un neurólogo de la Universidad de California, San Francisco, con especialización en enfermedades infecciosas, informó a Yahoo Life que la afección de Kennedy podría surgir al ingerir accidentalmente larvas de parásitos. Sin embargo, señaló que en la mayoría de los casos, esta es provocada por un tipo específico de tenia llamada científicamente Taenia solium.
“Esto puede suceder así: una persona se infecta con una tenia al comer carne contaminada, como la carne de cerdo”, explicó a Yahoo Life William Sullivan, profesor de farmacología, toxicología, microbiología e inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana. “En su intestino, la tenia produce decenas de miles de huevos que luego se eliminan en las heces. Ahora, si no tienen cuidado al lavarse las manos después de ir al baño, [una persona] puede infectarse con los huevos de la tenia”.
O bien, las manos sucias de la persona infectada pueden contaminar los alimentos o el agua con huevos de tenia. “De cualquier manera, las crías de tenias (larvas) que salen de los huevos son lo suficientemente pequeñas como para atravesar la pared intestinal y formar quistes en otros órganos, incluido el cerebro”, dijo Sullivan.
¿Cuáles son los síntomas?
“Una vez que la tenia llega al cerebro, forma un quiste” (o saco lleno de líquido) “en el tejido cerebral y simplemente se queda ahí”, agregó Wilson. “Puede permanecer ahí sin causar ningún síntoma clínico durante muchos años, y realmente no entendemos por qué”. Pero eventualmente, “el sistema inmunológico dirá: ‘Oye, espera un minuto’ y lo atacará”, explicó.
Wilson remarcó que los síntomas causados por la inflamación cerebral, siendo las convulsiones el más frecuente de estos, se deben a reacciones del sistema inmunológico y no directamente al parásito. Las larvas del gusano se alojan en el cerebro sin causar daño físico directo al tejido cerebral.
Generalmente, la presencia de una convulsión indica la existencia de una infección activa por neurocisticercosis. Aunque otros síntomas como el deterioro del habla o cognitivo pueden manifestarse dependiendo de dónde y cuántos quistes larvarios se encuentren, Wilson sugiere que en casos de pérdida de memoria, probablemente se buscarían otras causas.
¿Con qué frecuencia ocurre esto?
En Estados Unidos, es inusual encontrar casos de neurocisticercosis, con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportando aproximadamente 1.000 nuevos casos de hospitalización anualmente debido a esta infección. Sin embargo, es una preocupación significativa a nivel global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que las tenias provocan cerca del 30% de los episodios de epilepsia en zonas endémicas, donde existe una cohabitación cercana entre humanos y cerdos errantes.
Aquellas personas en países de menores recursos y limitado acceso a agua potable presentan un riesgo elevado. Mantener la carne de cerdo a una temperatura adecuada, cocerla completamente y mantener una higiene de manos estricta minimiza considerablemente el riesgo de infección. Según Wilson, la neurocisticercosis rara vez afecta a los viajeros provenientes de Estados Unidos. La mayoría de los estadounidenses que visitan estas regiones tienen acceso a agua potable durante su estancia, lo que reduce significativamente la probabilidad de adquirir la infección.
¿Cómo es tratado?
El abordaje terapéutico de la infección varía dependiendo del momento en que se diagnostica y la localización de los quistes cerebrales. Wilson menciona que en situaciones excepcionalmente infrecuentes, un quiste parasitario puede obstruir el paso del líquido cefalorraquídeo, lo que puede resultar en una peligrosa inflamación del cerebro. En estos casos, la extirpación quirúrgica del quiste es necesaria.
Cuando el quiste se encuentra en una “fase activa”, es decir, no ha sido eliminado por la respuesta inflamatoria del sistema inmune, se utiliza tratamiento con medicamentos antiparasitarios, tal como indican los CDC. Sin embargo, a menudo el quiste no se detecta hasta que entra en la fase de calcificación, momento en el cual el sistema inmune ya lo ha neutralizado, dejando una especie de cicatriz o calcificación en el cerebro, según explica Wilson. Puede transcurrir un período de semanas o meses desde que la persona experimenta una convulsión hasta que el quiste se calcifica y muere. Una vez alcanzada esta fase, no se esperan más complicaciones y los médicos consideran que no es necesario intervenir más en el tratamiento.