La última mesa de la Novena Conferencia de Seguridad Hemisférica (HSC) de Florida International University (FIU), que se celebró en Miami el 9 y el 10 de mayo, estuvo dedicada a los actores extrahemisféricos en América Latina y el Caribe, léase China, Rusia e Irán, temas que ciertamente habían aparecido en los debates anteriores.
El encuentro sobre la región en tanto parte del puzzle de seguridad global había abierto con el saludo de Mario Montoto, presidente de la Fundación Taeda, coorganizadora del evento con el Jack D. Gordon Institute for Public Policy de FIU, y cerró el viernes 10 con las palabras del decano de la Steven J. Green School of International and Public Affairs de la universidad, Shlomi Dinar, tras la mesa sobre un tema que prácticamente a diario genera titulares de noticias desde México hasta Argentina. Este panel, moderado por Julie Zeng de FIU, contó con la presencia de Evan Ellis del Colegio de Estudios Estratégicos del U.S. Army War College y la participación por video de Margaret Myers del Inter-American Dialogue, Eddie Tapiero del Consejo Empresarial Logístico y Vladimir Rouvinski de ICESI.
China y sus “nuevas industrias productivas”
Zeng preguntó a Myers sobre el enfriamiento de la economía china y qué significa eso para América Latina y el Caribe: “Eso podría ser un panel entero”, bromeó la investigadora. “El crecimiento de China se está desacelerando y el país lidia con varios mecanismos para asegurar al menos algún grado de crecimiento económico moderado en el futuro”. Subrayó que, ante los desafíos actuales, el gobierno de Xi Jinping “ha decidido centrarse en la mejora económica en varias formas, especialmente en un puñado de sectores, a las que ha llamado nuevas industrias productivas”.
Detalló que el enfoque chino abarca “principalmente todos los sectores e industrias relacionados con la innovación, incluidos obviamente aquellos relacionados con la energía verde, la electrificación con vehículos eléctricos en varias formas, la totalidad de la cadena de suministro de tecnología e información.” Myers enfatizó que China implementa estas estrategias a nivel doméstico y también a nivel global, con un impacto significativo en regiones como América Latina. Eso ha llevado a “un crecimiento realmente bastante notable en la concentración de la inversión extranjera directa china”. Una razón que destacó la experta del Inter-American Dialogue es que “la región y otras partes del mundo en desarrollo son mercados cruciales para China, porque muchos de estos productos no se pueden exportar fácilmente a países como Estados Unidos o la Unión Europea”.
¿Podría ser eso positivo para las naciones latinoamericanas? “Obviamente, la transición energética y la transformación digital son prioridades para muchas empresas y países”, analizó. Sin embargo, existen desafíos significativos en la gestión y regulación de estas iniciativas, y que “la dominancia de China en este espacio probablemente presenta preguntas más complicadas.”
La primera es si profundizará las asimetrías comerciales, que comenzaron a finales de los noventa, entre China y América Latina: “Los gobiernos de la región han enfrentado decisiones importantes sobre cómo manejar esta relación. Y no sería una mejora necesariamente: es probable que las asimetrías se exacerben con este nuevo enfoque.”
El creciente interés de Rusia en Centroamérica
Zeng pasó la palabra a Rouvinski con una pregunta: “¿Qué impacto ha tenido la guerra de Rusia en Ucrania respecto a su compromiso con América Latina y el Caribe?”. La invasión, analizó el investigador del ICESI, fue un punto de inflexión significativo más allá del escenario de combate. “Creo que el inicio de esta guerra marcó el asalto directo y abierto de Vladimir Putin al orden mundial basado en reglas establecidas tras la Guerra Fría y su visión de reelegirse como presidente de Rusia por otros seis años”, dijo. Lo interpretó como una prueba de que “Rusia impactará profundamente las relaciones internacionales”.
Además, mencionó los esfuerzos de Rusia y otros países como China para estructurar un nuevo orden. Esto parece “vislumbrar un mundo dividido en esferas de influencia de grandes potencias emergentes en el siglo XXI”. Y si bien Rusia no tiene la capacidad financiera de China, “Moscú puede utilizar, y lo hace, otras herramientas que dan el resultado deseado al gobierno de Putin”. Como ejemplo citó la propaganda: “Durante muchos años, Rusia utilizó la región como una especie de campo de pruebas, aprovechando la apertura del espacio informativo en la región, y reclutó seguidores de Chile a México, de Argentina a Panamá, en muchos países del Caribe. Cuando comenzó la guerra en Ucrania, Moscú utilizó esas redes ya existentes para difundir desinformación. Uno de los resultados de esta estrategia es que dificulta aún más a los gobiernos latinoamericanos mostrar su apoyo a Ucrania”.
Algo novedoso para Rouvinski es “la creciente presencia de Rusia en Centroamérica”. La analizó como producto de “esta idea de reciprocidad simbólica,” según la cual, las élites rusas, la política de Estados Unidos en la región es la misma que durante la Guerra Fría. “Putin pondera todos los problemas enfrentados por Rusia y Ucrania como resultados de esta política estadounidense, y quiere reciprocar lo que él y su gobierno consideran acciones agresivas de Washington en el extranjero cercano de Rusia”.
Nicaragua, ilustró, es un ejemplo de aliado clave para Rusia en Centroamérica. Por un lado, por su ubicación más cercana a Estados Unidos que, por ejemplo, Venezuela. “Los sucesos allí tienen un impacto directo en la migración ilegal y el crimen organizado”, ilustró. Por otro lado, “tratar con Cuba es mucho más difícil para los rusos que tratar con el régimen de Daniel Ortega”, comparó. “Nicaragua ha sido un centro de actividad rusa en la región durante muchos años.”
Irán y Hezbollah
El tema de Irán fue el centro de la exposición de Ellis en la HSC. El experto del U.S. Army War College enfatizó la importancia de distinguir entre Hezbollah e Irán: “Mientras que no todos los miembros de la diáspora están afiliados con Hezbollah, ni siquiera practican el islam, Hezbollah ciertamente ha tomado un papel importante dentro de esa gran diáspora, que está bien integrada en la sociedad latinoamericana”, analizó. Destacó las actividades de Hezbollah en la zona del Triángulo Fronterizo entre Argentina, Paraguay y Brasil, y reconoció otros lugares, como Maicao en Colombia, Isla Margarita en Venezuela y São Paulo en Brasil.
Se detuvo en el caso de Venezuela: “Ha sido uno de los principales puntos de entrada de Hezbollah en la región, que ha utilizado a menudo pasaportes venezolanos y otros medios para operar a través de Conviasa”. Hezbollah ha operado como recaudador de fondos en América Latina, incluso en colaboración con organizaciones narcotraficantes en Colombia y con PCC en Brasil.
Ellis recordó incidentes terroristas específicos de Hezbollah en América Latina, como los ataques en Argentina de 1992, contra la embajada de Israel, y de 1994, contra el centro comunitario AMIA. Mencionó el caso de Muhamad Hamdar en Perú en 2014 y la Operación Hashtag relacionada con los Juegos Olímpicos de Río en Brasil. “A medida que las cosas escalan en el Medio Oriente, Hezbollah podría tener motivaciones para atacar a amigos de Israel en la región, ya sea en Argentina o en otros lugares”.
Con respecto al tema de Irán, que “claramente ha tenido durante mucho tiempo un papel en la gestión o la coordinación de Hezbollah en la región y en otros lugares, al igual que lo ha hecho con Hamas y los houthíes en Yemen”, prefirió analizar por separado el nuevo compromiso con América Latina que manifiesta. Ubicó su centro en Venezuela: “Hay una colaboración estrecha, incluso antes del 2000, con la industria militar venezolana en la coproducción y desarrollo de drones, y quizás algunas otras actividades de misiles”.
Ellis mencionó la venta de misiles adaptados de modelos chinos en conjunción con lanchas patrulleras y actividades de demolición submarina. Subrayó que “esto, dada la situación en el Caribe y lo que ocurre en Guyana, genera preocupaciones muy reales”.
Desde 2020, agregó, el presidente Ebrahim Raisi y su ministro de Defensa Mohammad Reza Ashtiani han visitado América Latina varias veces, recordó. Que Irán intente reafirmarse en la región tiene posibles impactos en las relaciones internacionales, en el contexto de un posible conflicto armado que podría involucrar a Irán en Medio Oriente. Reflexionó sobre las consecuencias de estas dinámicas: “¿Qué incentivos podría esto dar a Irán para trabajar con sus nuevos amigos como Venezuela, Cuba, y Bolivia contra los intereses de Estados Unidos en la región?”.
Fotos: Nacho Martin Films (@nachomartinfilms)