En respuesta al creciente brote de gripe aviar en Estados Unidos, las autoridades federales han anunciado un plan de acción de casi USD 200 millones con el objetivo de mitigar la propagación del virus entre las granjas lecheras. Este brote, que ha afectado ya a 42 explotaciones en nueve estados diferentes, ha provocado una situación alarmante que ha llevado a la movilización de recursos tanto para apoyar a las granjas afectadas como para incrementar los esfuerzos de investigación y prevención de la enfermedad.
La asignación de fondos incluye USD 98 millones destinados a auxiliar directamente a las granjas lecheras afectadas a lo largo de los próximos cuatro meses. Esta ayuda se traducirá en apoyos de hasta USD 28.000 por explotación, según anunció el secretario del Departamento de Agricultura, Tom Vilsack. Además, se destinarán USD 101 millones adicionales para fortalecer el rastreo y la detección del virus, tanto en las vacas como en las personas que están en contacto cercano con ellas.
De acuerdo a lo informado en una rueda de prensa por Vilsack, hasta la fecha, únicamente unas 80 vacas de los 26.000 rebaños lecheros del país han sido examinadas, lo que refleja la magnitud del desafío que representa la detección y contención del virus H5N1. Este escenario ha sido calificado por Katelyn Jetelina, quien se especializa en el seguimiento de enfermedades en el sitio “Su epidemiólogo local”, como crítico para comprender la verdadera amplitud de la gripe aviar en el país.
El brote, que se identificó por primera vez a finales de marzo, ha llevado a un cambio en la forma de abordar la detección del virus. Hasta ahora, las pruebas en vacas lecheras solo eran requeridas para aquellas que cruzaban fronteras estatales; sin embargo, la situación actual ha evidenciado la necesidad de una vigilancia más amplia y sistemática. Según Dr. Keith Poulsen, director del Laboratorio de Diagnóstico Veterinario de Wisconsin, mientras esta iniciativa representa un “gran avance”, especialmente para las “granjas más pequeñas”, podría no ser suficiente para las más grandes, que enfrentan pérdidas potenciales mucho mayores.
Otro aspecto preocupante es el hallazgo de fragmentos del virus de la gripe aviar en 1 de cada 5 muestras de leche pasteurizada, lo que indica una posible propagación no detectada del virus. A pesar de esto, pruebas adicionales han confirmado que la leche y otros productos lácteos pasteurizados son seguros para el consumo. Solo se ha informado de un caso de infección en humanos durante el brote actual, un trabajador lechero en Texas, cuya enfermedad fue leve y se manifestó únicamente como conjuntivitis.
Para incentivar la participación en las pruebas de detección del virus, se ofrecerá un pago de USD 75 a cualquier trabajador agrícola que acceda a donar muestras de sangre y hisopos nasales a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta medida busca no solo identificar posibles casos no detectados, sino también monitorear la evolución del virus, especialmente en lo que respecta a mutaciones potenciales.
Paralelamente, los esfuerzos de vigilancia incluirán el monitoreo del virus en las aguas residuales, una estrategia que ya ha revelado niveles inusualmente altos de influenza A en el Medio Oeste y el Noreste. Marlene Wolfe, profesora asistente de salud ambiental en la Universidad Emory y directora del programa WastewaterSCAN, ha señalado que este método permite una detección temprana y efectiva de brotes, aunque no puede diferenciar entre virus de origen humano o animal.
A pesar de la gravedad de la situación, los expertos instan a mantener la calma. “Manténgase alerta, pero solo deje que ocupe una pequeña parte de su cerebro”, aconseja Jetelina, haciendo eco de un sentimiento de precaución medida entre la comunidad científica. Con estos nuevos fondos y estrategias de detección y prevención, las autoridades esperan no solo contener el brote actual sino también establecer un precedente sólido para la gestión de futuras emergencias sanitarias relacionadas con el virus de la gripe aviar.