“Creo que debemos preocuparnos”, dijo el general Tim Ray, USAF (Ret.), presidente y CEO de Business Executives for National Security, sobre el papel de China en América Latina y el Caribe. Durante la Novena Conferencia Anual de Seguridad Hemisférica (HSC) que se celebra en Florida International University (FIU), dialogaba con Carlos Díaz-Rosillo, director y fundador del Adam Smith Center for Economic Freedom, quien sacó el tema de las adquisiciones de Beijing en infraestructura crítica en la región. Pero el ex militar puso esa preocupación en contexto, con una perspectiva optimista.
Ray señaló tres puntos claves: “En primer lugar: ¿nos preocupa más un sistema globalizado que cuente con un gobierno soberano, con mercados libres, con paz, con libertad, con democracia y con crecimiento? ¿O queremos competir con China? Son dos cosas distintas. China es un elemento significativo, pero también están las organizaciones criminales transnacionales, es decir que tenemos más retos ahí fuera, nuestro desafío es realmente más amplio”.
La intervención del ex militar en la HSC que se realiza en Miami , organizada por el Jack D. Gordon Institute for Public Policy en colaboración con la Fundación Taeda, fue uno de los momentos más importantes de la primera jornada, que abrió con un diálogo entre la general Laura J. Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, en diálogo con Daniel Erikson, asesor presidencial y director del departamento de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, y continuó con la intervención virtual del presidente de Paraguay, Santiago Peña Palacios.
El segundo punto al que se refirió el presidente y CEO de Business Executives for National Security es la amplitud del arco del desafío que se plantea con China: “Es diplomacia, es desarrollo, es seguridad”. Y como tercer punto desarrolló la ventaja competitiva que observa en los Estados Unidos. “Tenemos tremendas fortalezas aquí”, dijo, y sorprendió al público: “Y no nos olvidemos que tenemos a Beyoncé. Cuando haya un rapero chino que empiece a calar en otras partes del mundo, entonces deberemos estar muy preocupados. Pensamos en lo todo que aportamos, en contraste con lo que aporta China. Y juguemos el juego lo mejor que podamos”.
Díaz-Rosillo presentó una dicotomía: “¿Un socio de seguridad preferente o un socio económico preferente?”. Ray respondió que existe un concepto que une ambos términos: “Un socio estratégico preferente”. En su experiencia, muchos países tienen una conexión militar importante, por ejemplo “por su afinidad por el entrenamiento o el equipamiento occidental”, pero no siempre esos acuerdos bilaterales se traducen en lazos económicos “más fuertes”. Y volvió a señalar la importancia de entender los puntos fuertes de Estados Unidos: “Hay que asegurarse de mantenerlos fuertes para poder erosionar cualquier ventaja, percibida o no, que pueda tener China, o cualquier otro actor que tenga una ventaja diferente de lo que llamamos asociación económica”.
Díaz-Rosillo pidió al presidente y CEO de Business Executives for National Security que explicara por qué, en su opinión, llegará el día en que el obrero de una fábrica de Ohio sea tan importante como el marine estadounidense, que el trabajo de un joven ingeniero civil en la red eléctrica sea tan importante como el caza F-35 en el frente de batalla. Ray observó que, de haber dicho eso hace años, habría sonado más que extraño; sin embargo, la interpretación es muy distinta en una economía tan globalizada.
Ofreció un ejemplo reciente: ”La pandemia de covid nos enseñó mucho sobre nuestra fragilidad. Y es algo que no se puede arreglar sólo con la deslocalización. Si seguimos evolucionando, ¿cuán segura será nuestra red? Lo que hacemos cada día en Estados Unidos no son sólo negocios: es también estabilidad. La seguridad económica es seguridad nacional. Es importante conseguir más estabilidad para que las cadenas de suministro sean más predecibles”.
Cómo cooperan empresas y gobiernos en seguridad
A continuación el debate se extendió a un tema específico del sector privado: el papel del sector privado en la seguridad económica como seguridad nacional. “Es fundamental destacar el compromiso que debe emanar del sector privado para dialogar con las autoridades y comprender los desafíos a los que se enfrentan, los cuales suelen incluir recursos limitados, falta de valoración y una escasa red de contactos que promueva un sentido de comunidad entre quienes abordan cuestiones de seguridad”, dijo Óscar Rocha, de FEMSA, en la mesa coordinada por Yanina Kogan de la Fundación Taeda.
El experto en el ámbito de la seguridad y la gestión pública en México —su trayectoria profesional abarca diversas funciones estratégicas tanto en el gobierno como en el sector privado, como haber sido ministro para Asuntos Especiales en la Embajada de México en Washington D.C.— desde su experiencia en una empresa que opera en 12 países de América Latina. “Nos enfrentamos a un mosaico de riesgos, pero también de oportunidades que surgen de trabajar conjuntamente con los gobiernos a todos los niveles a través de asociaciones público-privadas”.
Actualmente director de Estudios Sociales en FEMSA, Rocha habló de la tarea de la compañía en el estado de Nuevo León, México, donde está su sede: “Colaboramos con las autoridades públicas para establecer capacidades muy especializadas, por ejemplo en el ámbito cibernético o en actividades como la creación de unidades antisecuestro en las fiscalías generales”. La clave, destacó, es que la responsabilidad de las empresas no termina con el pago de impuestos.
Ante el desafío de “mantenerse al tanto de lo que está sucediendo en un ambiente de amenazas de seguridad que está en constante cambio”, dijo, FEMSA cuenta con un activo importante: su amplia presencia en el mercado minorista, específicamente en tiendas minoristas. “Con 22.000 establecimientos distribuidos por México, esta red no solo sirve como un canal para hacer negocios sino también como una valiosa fuente de inteligencia territorial. Nos permite acceder a 20.000 termómetros que recogen información continuamente, que miden el pulso de las dinámicas sociales y económicas en tiempo real”.
Otra experiencia, compartió, es más del orden social: “Una de las iniciativas destacadas para fomentar la relación entre el sector privado y las fuerzas del orden es la organización de un campeonato de fútbol, en colaboración con los departamentos de policía. Además de ser una estrategia simple y directa para el compromiso comunitario, sirve como un reconocimiento a los policías por su labor, que es especialmente peligrosa en ciertas regiones del país. Estos eventos deportivos tienen el potencial de humanizar a los oficiales de policía ante la comunidad, al mostrarlos en un contexto diferente al de su rol habitual”.
A su lado, Nick Schumann, de HSBC, recordó una cifra importante: “En una reciente evaluación del panorama financiero global, Nasdaq reveló que en el sistema financiero mundial circulan más de tres billones de dólares en fondos ilícitos”. Este dato subraya la magnitud del problema que enfrentan tanto los reguladores como las entidades financieras en todo el mundo, observó. “El lavado de dinero no solo permite la actividad criminal y distorsiona los mercados económicos legítimos, sino que también tiene un impacto económico y social devastador sobre los ciudadanos y amenaza la seguridad nacional en todas las jurisdicciones afectadas”.
En ese contexto, compartió, una tendencia importante de la que ha participado es el desarrollo durante la última década de “nuevos y innovadores tipos de asociaciones público-privadas, conocidas como PdPs, destinadas a combatir una amplia gama de amenazas”. Se trata de asociaciones colaborativas para abordar y mitigar los riesgos asociados al lavado de dinero y otras formas de criminalidad financiera, que “aprovechan los recursos gubernamentales y la agilidad y la innovación del sector privado”. Por ejemplo, apuntan a mejorar el intercambio de información.
Y María Lourdes Teran, del Council of the Americas, se centró en los desafíos de ciberseguridad: “Es un tema prioritario para muchos miembros del sector privado, especialmente dada la evolución y la complejidad creciente de los riesgos cibernéticos”, dijo. Se ha observado una tendencia innovadora en la cual empresas de ciberseguridad, tecnológicas y digitales colaboran de maneras sin precedentes, incluso entre industrias y compañías altamente competitivas”.
La amenaza que América Latina y el Caribe enfrentan en el ámbito cibernético es triple, advirtió la experta: “Primero, la región ha estado rezagada en la adopción de políticas de ciberseguridad y en la comprensión de las amenazas. Segundo, el riesgo cibernético ha crecido considerablemente y se ha expandido más allá de los servicios financieros para abarcar sectores como la digitalización de puertos, la infraestructura energética y el transporte urbano, lo cual enfrenta a los gobiernos con riesgos cibernéticos significativos en toda la economía. Por último, el desafío de la inteligencia artificial ya no es una promesa futura: está aquí y hace que los riesgos cibernéticos sean más veloces y de mayor magnitud”.
Fotos: Nacho Martin Films (@nachomartinfilms)