¿Por qué algunos celulares pueden sobrevivir a una caída desde un avión, pero no desde la mesa de la cocina? Este fue el interrogante que el ex ingeniero mecánico de la NASA y reconocido YouTuber Mark Rober, junto con un equipo periodístico del Wall Street Journal (WSJ), lograron decifrar a través de un experimento en el que puso a prueba el concepto de “velocidad terminal”.
La velocidad terminal es un concepto físico que describe la máxima velocidad que puede alcanzar un objeto en caída libre ya sea en el aire o en el agua, al balancearse las fuerzas de gravedad y la resistencia del fluido. Cuando un objeto cae, inicialmente acelera debido a la gravedad. Sin embargo, a medida que su velocidad aumenta, la resistencia del fluido (o fuerza de arrastre) también aumenta.
Eventualmente, esta resistencia se iguala con la fuerza de gravedad, haciendo que el objeto deje de acelerar y se mueva a una velocidad constante. Esta velocidad constante es conocida como la velocidad terminal.
En el experimento de Rober, los últimos modelos de smartphones de Apple y Samsung, el iPhone 14 y el Galaxy S23, demostraron una resistencia notable frente a caídas de diversas alturas.
Mark Rober, explicó que un objeto alcanza una velocidad máxima cuando la fuerza de gravedad se equipara con la resistencia del aire; para un smartphone, esto es alrededor de 97 kilómetros por hora, lo que sugiere que “independientemente de si el teléfono cae desde 91 metros o desde una altura superior, el resultado sería el mismo debido a esta limitación de velocidad”.
La resistencia de estos dispositivos fue puesta a prueba mediante un dron, el cual los dejó caer desde alturas de 90 centímetros, 9,1 metros y 91 metros. Las pruebas realizadas en superficies de césped mostraron que tanto el iPhone 14 como el Galaxy S23 resistieron bien los impactos, incluso desde la mayor altura, evidenciando solo pequeñas marcas de suciedad en sus puertos de carga.
Sin embargo, la resistencia al impacto fue diferente al cambiar la superficie al asfalto. Desde una altura de sólo 90 centímetros, los dispositivos presentaron apenas pequeñas muescas y abrasiones, pero al incrementar la altura a 9,1 metros, los resultados fueron daños significativos: el iPhone 14 terminó con su parte trasera de cristal completamente rota y el Galaxy S23 con grietas en la pantalla OLED que afectaron su funcionalidad.
Rhett Allain, profesor asociado de física en la Southeastern Louisiana University, explicó la importancia de la desaceleración y cómo afecta el material de la superficie de impacto: “El césped amortigua el objeto en caída, permitiendo una desaceleración más lenta. Superficies más duras como el asfalto, o tus azulejos del baño, provocan una desaceleración mucho más abrupta” dijo al WSJ.
Para complementar el estudio, se realizaron pruebas adicionales utilizando fundas protectoras OtterBox Defender, desde 91 metros de altura con fundas protectoras OtterBox Defender. Los teléfonos mostraron una mejora notable en resistencia, aunque no fueron invulnerables.
El iPhone 14 sufrió una rotura completa del vidrio posterior, mientras que el Galaxy S23 experimentó un doblamiento severo que lo dejó completamente dañado. Doug Kempel, vicepresidente de ingeniería en OtterBox, resaltó la importancia del diseño en las fundas protectoras, señalando que “una buena funda puede proporcionar protección crucial” a estos aparatos.
Las fundas OtterBox Defender, están diseñadas para absorber el shock antes de que alcance el teléfono. Estas fundas son sometidas a pruebas que incluyen 26 caídas desde una altura de 1,2 metros, asegurando una protección amplia contra impactos en diversas partes del dispositivo.