(Desde Washington, Estados Unidos) - Las protestas estudiantiles y la guerra de Israel en Gaza es una combinación política que complica la campaña electoral de Joe Biden, mientras Donald Trump aprovecha el impacto mediático de esta agenda para cuestionar la capacidad de la administración demócrata.
El ataque terrorista de Hamas fue condenado por la Casa Blanca y Biden se puso al lado del premier Benjamin Netanyahu, ya que Israel es el principal aliado de Estados Unidos en Medio Oriente. Apoyado por Irán, Hamas avanzó desde Gaza para causar en territorio israelí una tragedia sin antecedentes en la región.
Pero con el correr de las semanas, el presidente de los Estados Unidos tomó distancia de la estrategia militar del premier israelí, que causó una crisis humanitaria en Gaza. “Creo que lo que está haciendo es un error. Es intolerable”, aseguró Biden durante una entrevista con Univision.
Estas declaraciones presidenciales sirvieron para atenuar el debate interno respecto al apoyo incondicional de Biden a Israel. En las elecciones internas del demócratas, Biden perdió votos de los jóvenes y del ala izquierda partidaria como consecuencia de la guerra en Gaza y su daño constante a la población civil.
Biden derrotó a Trump en los comicios de 2020 por los jóvenes que apoyaron su agenda verde, mientras el candidato republicano negaba los efectos del Cambio Climático y denuncia el Tratado de París. Esos votos claves ahora están en jaque por la intransigencia de Netanyahu y su gabinete de Guerra para abordar otra táctica que permita exterminar al grupo terrorista Hamas.
Antony Blinken llegó a Jerusalem para reunirse con Netanyahu con la intención de definir un cese del fuego, la liberación de los rehenes y el incremento de la ayuda humanitaria en la Franja. Pero se aguarda que las conversaciones sean tensas: el premier israelí pretende avanzar sobre Rafah (sur de Gaza), mientras que el secretario de Estado -por instrucción directa de Biden- planteará que esa decisión militar puedo tensar aún más la situación en Medio Oriente y el mundo.
Si Netanyahu no escucha a Blinken y despliega sus tropas sobre Rafah, la campaña electoral de Biden podría tener una nueva complicación política.
Las protestas estudiantiles en las universidades de Estados Unidos a favor de Palestina son consecuencia directa del plan de guerra de Israel y su apoyo -ahora con reservas- de la Casa Blanca. Las demostraciones universitarias se extendieron de costa a costa y sumaron a los claustros más prestigiosos del país: Columbia, Yale, Princeton, Cornell, Los Ángeles, Florida, Emerson, UCLA y George Washington, entre otros.
La guerra en Gaza potencia las protestas estudiantiles, que a su vez ocuparon la agenda política con un asunto que tiene dos ingredientes complejos: la defensa de la Primera Enmienda que establece la libertad de expresión, y las consignas antisemitas que se escucharon en los campus de Columbia.
Anoche fue desalojada la Universidad de Columbia, en tanto que continuaban los incidentes en UCLA (California). La policía de New York detuvo a decenas de estudiantes, en un acontecimiento que recordó los años duros de la Guerra de Vietnam, cuando Richard Nixon y Lyndon Johnson reprimían las protestas estudiantiles.
Este cuadro de situación ya impacta en las encuestas. La cadena de noticias CNN publicó un sondeo de opinión que encuentra a Biden detrás de Trump por 11 puntos, entre los votantes de 18 a 34 años.
Y otra encuesta realizada por Harvard en abril exhibe que entre los votantes menores de 30 años, Biden lidera con un 45 por ciento de los votos contra el 37 por ciento de Trump. Pero esos ocho puntos de ventaja no implican un dato alentador: en 2020, el mismo sondeo para la misma fecha, aseguraba que la distancia de Biden con Trump era de 23 puntos.
La guerra en Medio Oriente y su conexión con las protestas estudiantiles erosiona los votos propios del partido demócrata. Biden necesita ese apoya para compensar los votos mayores, que mayoritariamente se inclinan por Trump.
El candidato republicano hace su faena. No habla de temas puntuales -Medio Oriente y protestas estudiantiles-, pero insiste con el concepto de incapacidad de la Casa Blanca para manejar asuntos de agenda doméstica y de política exterior. Trump ya ordenó a sus legisladores cercanos que utilicen el desalojo de Columbia en la publicidad electoral para castigar la posición de Biden respecto a las protestas universitarias.
Los estrategas demócratas reconocen la situación coyuntural, y apuestan hacia adelante con una hoja de ruta que le permita a Biden argumentar a favor de los temas de campaña que se vinculan con el voto joven. Es decir: el aborto y la economía. Esa apuesta juega con las vacaciones de verano, el posible fin de las protestas estudiantiles y un eventual cese del fuego en Gaza.
“Si no haces el trabajo para encontrarte con ellos donde están y hablarles sobre lo que estás haciendo y también escucharlos, no puedes esperar que entiendan”, aseguró Symone Sanders-Townsend, exsecretaria de prensa de Biden para la campaña de 2020, para respaldar la estrategia electoral demócrata.
Y completó: “El problema es que la diplomacia silenciosa no refleja lo que estamos viendo en términos de malestar en las calles. Y se podría argumentar que la campaña debería poner al presidente en situaciones y escenarios en los que tal vez podría hablar a una audiencia más amplia sobre este tema específicamente”.
Esta posición político exhibe una duda que tienen los asesores del Presidente en el Ala Oeste de la Casa Blanca. Coinciden en que Biden debe aparecer para recuperar un porcentaje del voto joven y preservar el denominado apoyo independiente, pero también temen que su exposición pública cauce un daño colateral y beneficie a Trump.
“Las escenas del campus que encabezan las noticias en este momento son un desafío para la Casa Blanca. El mensaje republicano es que las cosas están fuera de control y Biden no está al mando. Cualquier cosa que se lea como desorden incita a ese mensaje, razón por la cual Trump y los republicanos están explotando e inflamando con entusiasmo la situación”, opinó David Axelrod, ex estratega Barack Obama.
En las próximas semanas, Biden ofrecerá discursos de graduación en Morehouse College y West Point, y el temor de sus asesores es que estudiantes pro palestinos interrumpan al Presidente. Biden demostró que puede superar estos momentos por afuera del guión, y hasta ahora no hay cambios en la agenda del jefe de Estado.
Biden hoy observa que sucede en los campus universitarios y con la negociación de Blinken en Medio Oriente. Dos temas vinculados entre sí que la Casa Blanca aún no puede controlar para evitar su impacto en la campaña presidencial.