La NASA capturó imágenes de la icónica nebulosa con forma de caballo con un detalle sin precedentes

La agencia espacial estadounidense utilizó la luz ultravioleta para revelar los secretos del polvo y gas, ofreciendo claves sobre esta formación estelar

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El Telescopio Espacial James Webb de la NASA capturó imágenes sin precedentes de la Nebulosa Cabeza de Caballo. (NASA)
El Telescopio Espacial James Webb de la NASA capturó imágenes sin precedentes de la Nebulosa Cabeza de Caballo. (NASA)

El Telescopio Espacial James Webb de la NASA capturó las imágenes infrarrojas más nítidas hasta la fecha de una sección ampliada de la Nebulosa Cabeza de Caballo, revelando detalles sin precedentes de este emblemático objeto celeste.

La NASA describe la nebulosa como una nube gigante de polvo y gas en el espacio. Algunas nebulosas provienen del gas y el polvo expulsado por la explosión de una estrella moribunda, como una supernova . Otras nebulosas son regiones donde comienzan a formarse nuevas estrellas.

Las observaciones, centradas en la parte superior del “crin” de la nebulosa, desvelaron la complejidad de esta región con una resolución espacial sin precedentes, según el estudio publicado este martes 30 de abril de 2024 en Astronomy & Astrophysics.

La Nebulosa Cabeza de Caballo, también conocida como Barnard 33, se encuentra aproximadamente a 1.300 años luz de distancia en la constelación de Orión, dentro de la densa región conocida como nube molecular de Orión B.

La tecnología de James Webb desveló detalles de la estructura de la Nebulosa Cabeza de Caballo con una claridad inédita. (NASA)
La tecnología de James Webb desveló detalles de la estructura de la Nebulosa Cabeza de Caballo con una claridad inédita. (NASA)

Según información de la agencia espacial estadounidense, esta nebulosa se formó a partir de una nube interestelar colapsada e iluminada por una estrella caliente cercana. Aunque las nubes de gas que rodean la Nebulosa Cabeza de Caballo ya se han disipado, el pilar saliente está compuesto por gruesos cúmulos de material, lo que lo hace más resistente a la erosión. Los astrónomos estiman que la nebulosa tiene alrededor de cinco millones de años antes de que también se disgregue.

La Nebulosa Cabeza de Caballo es una región de fotodisociación (PDR), donde la luz ultravioleta (UV) de estrellas jóvenes y masivas crea un área mayormente neutra y cálida de gas y polvo entre el gas totalmente ionizado que rodea a las estrellas masivas y las nubes en las que nacieron.

Los instrumentos MIRI y NIRCam del telescopio James Webb revelaron de manera detallada las estructuras a pequeña escala de la orilla iluminada de la nebulosa. Según los científicos, a medida que la luz UV evapora la nube de polvo, las partículas de polvo son arrastradas lejos de la nube, llevadas con el gas caliente.

Este fenómeno ha permitido a los astrónomos investigar cómo el polvo bloquea y emite luz, proporcionando una comprensión más profunda de la forma multidimensional de la nebulosa.

La luz ultravioleta desempeña un papel crucial en la evolución del polvo y gas en la Nebulosa Cabeza de Caballo. (NASA)
La luz ultravioleta desempeña un papel crucial en la evolución del polvo y gas en la Nebulosa Cabeza de Caballo. (NASA)

El estudio de estos datos es crucial para entender cómo la radiación interactúa con la materia interestelar. Dada su proximidad y su geometría casi de canto, la Nebulosa Cabeza de Caballo ofrece un objetivo ideal para el análisis de las estructuras físicas de las PDR y la evolución molecular del gas y polvo dentro de sus entornos, así como las regiones de transición entre ellos. Se considera una de las mejores regiones del cielo para estudiar estas interacciones.

Próximamente, los astrónomos se enfocarán en analizar los datos espectroscópicos recopilados para obtener información sobre la evolución de las propiedades físicas y químicas del material observado a través de la nebulosa.

El hecho de que Webb haya detectado una red de finas características que trazan el movimiento del polvo y gas calentado abre nuevas avenidas para el entendimiento del universo temprano y el papel crucial que juega la radiación UV en la formación de estrellas.

La luz emitida por las PDR ofrece una herramienta única para estudiar los procesos físicos y químicos que impulsan la evolución de la materia interestelar en nuestra galaxia y a lo largo del universo, desde la era temprana de la formación estelar vigorosa hasta la actualidad.

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