El 1 de mayo de 1931, un monumento de la arquitectura y el diseño, el Empire State Building, se inauguró en Nueva York, convirtiéndose en una hazaña de la ingeniería y un emblema de esperanza en medio de la Gran Depresión. Con sus 381 metros de altura, extendiéndose hasta 443 metros si se cuenta su antena, este edificio no solo dominó el horizonte de la ciudad sino que también se erigió como el rascacielos más alto del mundo durante 40 años.
La construcción de este coloso, situado en la Quinta Avenida entre las calles 34 y 33, sobre el antiguo sitio del Hotel Waldorf-Astoria, se llevó a cabo en un tiempo récord de 410 días, empleando a unas 3.400 personas diariamente y logrando levantar hasta 4,5 pisos por semana en los momentos más intensos del proyecto, según datos publicados por FOX News.
Fue Alfred E. Smith, ex gobernador de Nueva York, quien presidió la celebración de apertura del edificio, encarnando la ambición y el optimismo detrás de este monumental proyecto. También estuvo presente el presidente Herbert Hoover, quien al iluminar el edificio por primera vez, declaró que el Empire State “debe permanecer largo tiempo como una de las glorias sobresalientes de una gran ciudad”.
A pesar de ser concebido y construido en un periodo de turbulencias económicas, marcado por la caída de la bolsa de 1929, el Empire State representó una inversión audaz y un símbolo de resiliencia americana. Según John Tauranac, autor de El Empire State Building: La Creación de un Monumento, esta obra fue planificada con “destreza y crítica”, avanzando con un ritmo sin precedentes mientras otros proyectos quedaban paralizados por la crisis financiera.
Esta hazaña de la construcción demandó 10 millones de ladrillos, 5.663 metros cúbicos de piedra caliza de Indiana, y 6.400 ventanas para dar vida a sus 102 pisos y más de un millón de metros cúbicos de espacio.
El Empire State Building es considerado un ícono del diseño Art Deco, aunque el arquitecto William F. Lamb, quien transformó la ambiciosa visión de John Jakob Raskob en una realidad tangible, nunca se identificó con este estilo. Al contrario de esta clasificación, la esposa de Lamb, Cuthbert, mencionó a la Sociedad Art Deco de Nueva York que él nunca se consideró parte de este movimiento.
A pesar de haber sido superado en altura por otros rascacielos a nivel mundial e incluso dentro de Nueva York, el Empire State continúa siendo un símbolo global de la ciudad, atrayendo a cerca de 4 millones de visitantes al año y siendo nombrado como la atracción N° 1 en Estados Unidos por los Premios de la Elección de los Viajeros de Tripadvisor el año pasado. Según Anthony Malkin, presidente de Empire State Realty Trust, el edificio “vive en los corazones y la imaginación de todas las personas, culturas, y edades, tan vanguardista hoy como el día de su apertura”.
Con sus impresionantes números y su vasta historia, el Empire State Building no solo es una maravilla arquitectónica sino también un testamento de la audacia, la innovación y el espíritu indomable de una era. Representa un capítulo crucial no solo en la historia de Nueva York sino también en el anuario de los logros humanos, manteniendo su prestigio y relevancia a través de las generaciones.
Un ícono del cine
El Empire State Building ha servido también de inspiración y escenario para numerosas películas a lo largo de la historia del cine. Entre las obras más destacadas que han utilizado la imagen o la idea de este rascacielos, se encuentran:
King Kong (1933): esta película clásica es quizás la más famosa que utiliza el Empire State Building. En ella, el gigantesco gorila Kong escala el edificio mientras intenta escapar de sus captores, convirtiéndose en una de las imágenes más icónicas del cine.
An Affair to Remember (1957): en este romance, el Empire State Building juega un papel crucial como lugar de encuentro para los personajes principales, simbolizando el amor y el destino. La promesa de reunirse en el piso 102 del edificio encierra la tensión emocional del filme.
Sleepless in Seattle (1993): inspirada en parte por An Affair to Remember, esta comedia romántica moderna utiliza el Empire State Building como un punto de encuentro romántico, cimentando aún más la reputación del edificio como un símbolo de amor en la cultura popular.
Elf (2003): aunque no inspirada directamente por el edificio, esta película lo utiliza como un importante punto de referencia dentro de la historia, donde el personaje principal, un elfo que visita Nueva York, se maravilla ante la magnitud y significado del Empire State.