El fin del Programa de Conectividad Asequible (ACP) el 30 de abril, representa una amenaza inminente para el acceso a internet de millones de estadounidenses, especialmente para aquellos en situaciones económicas precarias. Este programa, iniciado bajo la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo de 2021 con un fondo de 14.2 mil millones de dólares, ofrecía créditos mensuales de hasta 30 dólares para hogares de bajos ingresos y hasta 75 dólares para residentes en zonas rurales, facilitando el acceso a redes de alta velocidad.
Wired informó que la razón detrás de la expiración del ACP radicó en la falta de financiamiento continuo por parte del Congreso, a pesar de los múltiples llamados de la administración Biden y de grupos de defensa por renovar el programa.
Con más de 23 millones de hogares beneficiándose desde su implementación, el cese de este programa no solamente incrementará las facturas de internet, sino que también obligará a muchos a tomar decisiones difíciles entre pagar por el acceso a internet o cubrir otras necesidades básicas.
“Tendré que prescindir de Wi-Fi o tendré que idear otros medios para pagar por internet”, dijo a CNN Walter Durham, un veterinario que reside en San Diego y que usaba el ahorro que le proporcionaba ACP para poder comer saludable.
CNN señaló que, en estados como Illinois, ciudadanos como Cindy Westman, quien depende del internet para gestionar los cuidados médicos de su hija con parálisis cerebral y autismo, enfrentarán dificultades aún mayores para mantenerse conectados. La situación es similar para Cynthia George, una jubilada de 71 años en Florida, quien teme tener que elegir entre comprar alimentos o pagar por el servicio de internet.
Ambas representan solo dos de los cerca de 60 millones de estadounidenses que serán afectados por el fin de este programa, destacando el impacto particular en mayores de 50 años, militares en retiro y familias trabajadoras de bajos ingresos a lo largo del país.
La conclusión del ACP también plantea serios cuestionamientos sobre el futuro de la brecha digital en Estados Unidos y las alternativas disponibles para aquellos afectados. Aunque programas como Lifeline de la Universal Service Administrative Company ofrecen ciertos subsidios, estos son considerablemente menores comparados con los beneficios del ACP.
Las declaraciones del secretario de prensa de la Casa Blanca y de varios legisladores demostraron la frustración y el desacuerdo político que rodea la extensión del programa, al mismo tiempo que resaltan la integralidad del ACP para mantener conectados a sectores vulnerables de la sociedad americana.
“La mayoría de las personas que se han inscrito en esto son de zonas rurales de Estados Unidos. La gente piensa que esto es algo que ayuda a la gente en distritos como el mío, que se encuentran en centros urbanos muy poblados y muy densos, pero el hecho es que [muchos] distritos electorales republicanos se están beneficiando de esto”, dijo a CNN el representante demócrata de Texas, Marc Veasey.
“Y entonces uno pensaría que realmente querrían dar un paso al frente por su propia gente. No lo están haciendo y es frustrante porque, como resultado, todos los distritos están sufriendo por ello”, agregó el legislador.
La pérdida del ACP no solo afecta el acceso a servicios esenciales como la telemedicina, la educación en línea y la participación social digital, sino que también podría tener consecuencias económicas a largo plazo, reduciendo la capacidad de millones para contribuir y participar plenamente en una economía cada vez más digitalizada.
La situación llama a una reflexión urgente sobre las prioridades políticas y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para asegurar la equidad en el acceso a internet en los Estados Unidos.