El reloj de bolsillo de oro de 14 quilates que alguna vez perteneció a John Jacob Astor IV, considerado el pasajero más acaudalado del Titanic, fue vendido este fin de semana por casi 1,5 millones de dólares en una subasta récord, según informó la casa de subastas Henry Aldridge and Son en Wiltshire, Inglaterra.
Tal como informó la casa subastadora Henry Aldridge & Son, la puja por el reloj de oro de 14 quilates empezó el sábado 27 de abril de 2024 con una oferta inicial de 74.900 dólares, extendiéndose hasta el precio final que se aproximó a los 1.5 millones de dólares, superando el anterior récord de 1.1 millones de libras esterlinas que se pagó por uno de los violines que se tocó mientras el barco se hundía, también vendido por Henry Aldridge & Son en 2013, confirmó FOX Business.
Según Andrew Aldridge de la casa subastadora, la importancia de estos objetos radica en “los artefactos en sí mismos y su rareza”, pero también en “la fascinación duradera con la historia del Titanic”. Esto demuestra que, más de un siglo después, la tragedia del barco más famoso del mundo y las 2,200 historias individuales siguen cautivando la atención y el interés del público.
John Jacob Astor IV
Astor, quien falleció en el trágico hundimiento del transatlántico en 1912, era conocido por ser uno de los hombres más ricos de su tiempo con una fortuna estimada en 87 millones de dólares (equivalente a varios miles de millones en la actualidad), según registros históricos citados por el diario británico The Guardian.
Además, Astor poseía un linaje de considerable reputación, al ser bisnieto de John Jacob Astor, un comerciante de pieles que a su muerte en 1848, estaba entre los hombres más acaudalados de Estados Unidos. Esta parte de la narrativa familiar fue recientemente examinada en el libro de 2023 “Astor: Auge y declive de una fortuna americana”, escrito por Anderson Cooper y la historiadora Katherine Howe.
Como magnate empresarial, promotor inmobiliario, inversor y escritor, contribuyó significativamente al desarrollo de Nueva York, siendo fundador del Hotel St. Regis, que permanece en pie en la actualidad. Astor, quien también sirvió como teniente coronel en la Guerra hispanoamericana, es recordado no sólo por su trágica muerte sino por su innovadora propuesta de un temprano sistema de aire acondicionado en su hotel, adelantándose a su tiempo en materia de confort y tecnología.
En el momento del desastre, Astor viajaba con su esposa Madeleine, con quien se había casado el 11 de septiembre de 1911, en una relación que suscitó controversias dada la diferencia de edades (él en sus cuarenta y ella con 18 años) y la riqueza del magnate.
La pareja retornaba a Estados Unidos de su luna de miel extendida por Europa y Egipto cuando el Titanic chocó contra un iceberg el 14 de abril de 1912. La trágica noche, tras pedir sin éxito subir a un bote salvavidas junto a su esposa dada su “delicada condición”, Astor se mantuvo en el barco, donde finalmente perdió la vida junto con más de 1,500 personas, pero antes se aseguró de que su nueva esposa, Madeleine, se embarcara en un bote salvavidas.
El reloj de bolsillo, una pieza de 14 quilates de oro con las iniciales JJA grabadas, se descubrió entre las pertenencias de Astor cuando su cuerpo fue recuperado del Atlántico siete días después del desastre.
También se encontraron otros objetos personales como un anillo de diamantes, mancuernillas de oro y diamante, y una suma significativa en efectivo. “El reloj en sí fue totalmente restaurado después de ser devuelto a la familia Astor y usado por su hijo, convirtiéndolo en una parte única de la historia del Titanic y una de las piezas más importantes de la historia horológica relacionada con el barco más famoso del mundo”, comentó la casa subastadora.
Su generosidad y compostura final, incluido un último registro visual fumando un cigarrillo y conversando tranquilamente, quedaron inmortalizados en los relatos del hundimiento. Pero la historia del reloj no terminó con la muerte de Astor. De acuerdo con CBS News, este fue heredado por el hijo de Astor, Vincent, al hijo del secretario ejecutivo de su padre, William Dobbyn.
La subasta de objetos del Titanic continúa capturando la atención mundial. No solo relojes sino también fotografías y menús que han alcanzado cifras significativas en ventas recientes, evidenciando el perdurable interés y la fascinación por todo lo relacionado con el trágico destino del Titanic.