En una medida destinada a combatir las enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad infantil, la administración de Joe Biden ha anunciado nuevas regulaciones que limitarán por primera vez el contenido de azúcares añadidos y sodio en las comidas servidas a millones de niños en las escuelas públicas de Estados Unidos. Estas normas, reveladas por el Departamento de Agricultura (USDA), forman parte de un esfuerzo más amplio del presidente para mejorar la salud de los estudiantes americanos.
Con un enfoque en alinear los menús escolares con las directrices dietéticas del país, las nuevas reglas estipulan que, para el año escolar 2025-2026, los alimentos con alto contenido de azúcares añadidos como cereales, yogures y leches saborizadas deberán ajustarse a las nuevas limitaciones, informó CBS News.
“Todos compartimos el objetivo de ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial”, señaló el secretario de Agricultura, Tom Vilsack, al anunciar las nuevas normas. Para el otoño de 2027, se impondrán límites específicos: los azúcares añadidos en las comidas escolares no deberán superar el 10% de las calorías totales semanales tanto en los desayunos como en los almuerzos.
Acompañando la restricción de azúcares, también se prevé una reducción en el contenido de sodio permitido en las comidas escolares, aunque con menos rigor del inicialmente propuesto.
“El nuevo estándar continúa con el gran progreso que las comidas escolares ya han logrado”, afirmó a ABC News Cindy Long, administradora del Servicio de Alimentación y Nutrición del USDA. Para el año escolar 2027-2028, se espera que el sodio se reduzca en un 10% en los desayunos y en un 15% en los almuerzos.
La decisión de mantener leches saborizadas, aunque con menos azúcar, en el menú es una medida pensada para asegurar la aceptación de estas nuevas normativas entre los niños más pequeños, contrastando con la propuesta inicial que contemplaba ofrecer únicamente leche sin sabor. Esta flexibilidad busca asegurar la calidad de los alimentos y cumplir con las expectativas de los padres, según mencionó Vilsack.
Según CBS News, estas modificaciones en la nutrición escolar no solo apuntan a mejorar la oferta alimentaria desde un punto de vista nutricional, sino también desde uno económico, alentando a los distritos escolares a adquirir alimentos cultivados o criados localmente. A partir de 2025, se establecerán límites en el porcentaje de alimentos cultivados o criados fuera de Estados Unidos, en un esfuerzo por apoyar a los agricultores nacionales.
La actualización de estas directrices no ha estado exenta de preocupaciones. Algunos directores de nutrición escolar han advertido que directrices más estrictas podrían obligar a las escuelas a simplificar sus menús, empujando a los estudiantes hacia opciones alimenticias menos saludables. Además, han señalado que los precios inflados de los alimentos y la escasez de mano de obra pueden dificultar la implementación de estas nuevas regulaciones.
El programa nacional de alimentación escolar, que provee desayunos a más de 15 millones de estudiantes y almuerzos a casi 30 millones diariamente, representa un gasto anual de alrededor de 22,6 mil millones de dólares. Este esfuerzo busca no solo mejorar el bienestar de los estudiantes americanos, sino también respaldar la economía agrícola dentro del territorio estadounidense.
Fox News señaló que la nutrición escolar ha sido un tema recurrente a través de varias administraciones. La administración de Obama elevó los estándares, exigiendo a las escuelas servir frutas y verduras diariamente y ofrecer más granos enteros. Sin embargo, bajo la administración Trump, algunos de esos requerimientos fueron revisados.