Denunciante testificó que Boeing está produciendo aviones inseguros y afirmó que recibió amenazas de su jefe

Tras alertar sobre graves riesgos en la fabricación de aviones, Sam Salehpour describió cómo fue marginado y amenazado en una cultura empresarial que silencia las voces críticas

El testimonio de Salehpour ilumina tensiones alrededor de la cultura de seguridad en Boeing. (Reuters)

En un testimonio que captó la atención de miembros del Senado estadounidense, Sam Salehpour, un ingeniero de calidad con más de cuatro décadas de trayectoria en Boeing, levantó serias preocupaciones sobre la seguridad en la fabricación de los aviones 787 Dreamliner y el modelo 777. Durante su comparecencia ante el subcomité de investigación del Senado de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, el testigo expuso que estos modelos de aeronaves podrían presentar defectos debido a prácticas apresuradas en su producción, lo cual pone en riesgo futuras operaciones aéreas.

“Básicamente, están sacando aviones defectuosos”, afirmó el ingeniero, advirtiendo sobre los peligros potenciales provocados por la omisión en el uso adecuado de materiales de relleno para las pequeñas separaciones en la estructura de los aviones.

Según reportó Forbes, Salehpour describió un ambiente de represalias dentro de Boeing, incluyendo amenazas físicas y la minimización de sus preocupaciones de seguridad por parte de sus superiores. Relató su experiencia al intentar abordar estos problemas, asegurando que percibió resistencia y amenazas, tales como ser marginado, recibir órdenes de callarse y hasta enfrentar amenazas físicas explícitas.

“Mi jefe dijo: ‘Yo habría matado a alguien que dijera lo que tú dijiste en una reunión’”, compartió Salehpour durante su testimonio, ilustrando la gravedad de la cultura interna contra quienes intentan alzar la voz sobre preocupaciones legítimas de seguridad.

Además de los incidentes de acoso, reveló problemas técnicos específicos relacionados con la producción del 787 Dreamliner. Explicó que, en su rol como ingeniero de calidad, observó deficiencias en el proceso de relleno de los espacios entre segmentos del fuselaje de la aeronave, un procedimiento conocido como “shimming”.

Estos espacios, aunque minúsculos, son cruciales para la integridad a largo plazo de la estructura del avión, ya que una mala alineación podría provocar grietas por fatiga después de numerosos vuelos. Salehpour argumentó que, durante la inspección de 29 aeronaves, descubrió que los espacios excedían las especificaciones permitidas en un 98.7% de los casos, lo que plantea serias dudas sobre la durabilidad a largo plazo de estos aviones.

Boeing, por su parte, refutó las alegaciones de Salehpour, describiendo sus reclamos como “inexactos”. La compañía argumentó que había sometido los 787 Dreamliner a pruebas de estrés para 165,000 ciclos, un número superior al tiempo de servicio previsto para estas aeronaves, sin encontrar evidencia de grietas por fatiga.

Asimismo, recalcaron que una revisión de 689 del total de 1,100 787 Dreamliners en servicio no mostró indicios de los problemas señalados por Salehpour. “Hemos mirado decenas de miles de agujeros y cerca del 99% de las inspecciones indicaron que estaban completamente conformes”, defendió Steve Chisholm, ingeniero jefe de Boeing, contradiciendo directamente las preocupaciones expresadas por el testigo.

El ingeniero de calidad detalla ante legisladores las peligrosas prácticas de manufactura en Boeing, incluyendo el incidente de un clavo intencionado en su vehículo como posible acto intimidatorio. (REUTERS/Evelyn Hockstein)

Fox Business resaltó que este testimonio suma una nueva capa de escrutinio sobre Boeing, la cual aún se encuentra navegando las repercusiones de previos dilemas de seguridad, incluyendo el incidente del Alaska Airlines a principios de este año.

La compañía insistió en que continúa monitoreando estas cuestiones bajo los protocolos regulatorios establecidos y fomenta una cultura en la cual se anima a los empleados a expresar sus preocupaciones, añadiendo que “las represalias están estrictamente prohibidas en Boeing”. Sin embargo, las revelaciones de Salehpour plantean interrogantes serios sobre la efectividad de estas políticas en la práctica.

A medida que el caso de Sam Salehpour continúa resonando, tanto Boeing como las autoridades reguladoras podrían verse obligadas a reexaminar y reforzar sus procedimientos y políticas con el fin de garantizar la máxima seguridad para los pasajeros en todo el mundo.