El ex diplomático estadounidense de carrera, Manuel Rocha, fue sentenciado el viernes a 15 años de prisión federal después de admitir que trabajó durante décadas como agente secreto para la Cuba comunista, un acuerdo de culpabilidad que deja muchas preguntas sin respuesta sobre una traición que sorprendió al servicio exterior estadounidense.
Rocha, de 73 años, también pagará una multa de 500.000 dólares y cooperará con las autoridades tras declararse culpable de conspirar para actuar como agente de un gobierno extranjero. A cambio, los fiscales desestimaron más de una docena de otros cargos, incluidos fraude electrónico y declaraciones falsas.
De acuerdo al abogado Nelson Rodríguez Varela, que habló con AmericaTeVe Miami, se lo sentenció a 15 años debido a que Rocha se declaró culpable de dos cargos: uno con un máximo de cinco años y otro con un máximo de diez. Estos cargos incluían conspiración para actuar como agente de un gobierno extranjero y actuar como agente ilegal de otro país sin reportarlo. Se esperaba que se impusiera la pena máxima por estos delitos, ya que Rocha había acordado con la Fiscalía que la sentencia sería el máximo posible. Aunque la Corte no puede imponer una sentencia por encima de lo acordado, se mencionó que si se hubieran presentado cargos adicionales, como conspiración por espionaje, la sentencia podría haber sido aún más severa.
Los detalles de las negociaciones entre Rocha y el Gobierno permanecen clasificados. Sin embargo, se critica la falta de restitución a todas las víctimas afectadas por sus acciones, subrayando que el gobierno de Estados Unidos no es la única parte perjudicada.
“Sus acciones fueron un ataque directo a nuestra democracia y a la seguridad de nuestros ciudadanos”, dijo a Rocha la jueza del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, Beth Bloom.
Rocha, vestido con un uniforme carcelario color beige, pidió perdón a sus amigos y familiares. “Asumo toda la responsabilidad y acepto la sanción”, afirmó.
Miguel Cosío, gerente general de América TV Network y periodista que presenció el momento de la sentencia, dijo que el ambiente en la corte era tenso y lleno de expectativas. Según el periodista, la jueza Beth Blum fue una figura destacada debido a su cuestionamiento del acuerdo de la Fiscalía: “Ella planteó preocupaciones sobre la exclusión del tema de la ciudadanía de Rocha y la falta de compensación no solo para el gobierno de EEUU, sino también para las posibles víctimas”.
De acuerdo a Rodríguez Varela, en el sistema federal de sentencias, generalmente se cumple el 85% del tiempo, pero esto está sujeto a decisiones administrativas del Buró de Prisiones. En algunos casos pueden resultar en la liberación anticipada, aunque no está claro si esto aplicará en este caso. “Eso básicamente sería un insulto para los Estados Unidos y para todos los que valoramos esta democracia”, aseguró el abogado.
La jueza también confrontó a Rocha con evidencia de sus actividades pasadas, refutando su afirmación de arrepentimiento.
De acuerdo al letrado, con el acuerdo la Fiscalía limitó la capacidad de la jueza al aceptar el acuerdo de culpabilidad. Sin embargo, la corte interrogó la discreción de la Fiscalía, sugiriendo que posiblemente habría impuesto una sentencia más severa si tuviera más libertad.
La sentencia coronó un caso penal excepcionalmente rápido y evitó un juicio que habría arrojado nueva luz sobre qué hizo exactamente Rocha para ayudar a Cuba, incluso cuando trabajó durante dos décadas para el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Los fiscales dijeron que esos detalles siguen siendo secretos y ni siquiera le dijeron a Bloom cuándo el gobierno determinó que Rocha estaba espiando para Cuba.
La sentencia incluye prisión, libertad condicional, una multa de USD 500,000 y orden de restitución a las víctimas, que incluyen al gobierno de los Estados Unidos y posiblemente a otras personas. Las autoridades federales han estado realizando una evaluación confidencial de los daños que podría tardar años en completarse. El Departamento de Estado dijo el viernes que continuaría trabajando con la comunidad de inteligencia “para evaluar plenamente las implicaciones de estos cargos en política exterior y seguridad nacional”.
La sentencia de Rocha se produjo menos de seis meses después de su impactante arresto en su casa de Miami por acusaciones de que participó en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba desde al menos 1981, el año en que se unió al servicio exterior de Estados Unidos.
El caso puso de relieve la sofisticación de los servicios de inteligencia cubanos, que han logrado otras penetraciones dañinas en altos niveles del gobierno estadounidense. La traición de Rocha pasó desapercibida durante años, dijeron los fiscales, cuando el diplomático educado en la Ivy League se reunió en secreto con agentes cubanos y proporcionó información falsa a funcionarios estadounidenses sobre sus contactos.
Pero una investigación reciente de Associated Press encontró señales de alerta que se pasaron por alto en el camino, incluida una advertencia que recibió un antiguo agente de la CIA hace casi dos décadas de que Rocha estaba trabajando como agente doble. Inteligencia independiente reveló que la CIA sabía ya en 1987 que el líder cubano Fidel Castro tenía un “súper topo” escondido en lo más profundo del gobierno de Estados Unidos, y algunos funcionarios sospecharon que podría haber sido Rocha.
La prestigiosa carrera de Rocha incluyó períodos como embajador en Bolivia y altos cargos en Argentina, México, la Casa Blanca y la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
En 1973, el año en que se graduó en Yale, Rocha viajó a Chile, donde los fiscales dicen que se convirtió en un “gran amigo” de la agencia de inteligencia de Cuba, la Dirección General de Inteligencia, o DGI.
La carrera post-gobierno de Rocha incluyó un tiempo como asesor especial del comandante del Comando Sur de Estados Unidos y, más recientemente, como un partidario duro de Donald Trump y de línea dura hacia Cuba, una personalidad que amigos y fiscales dijeron que Rocha adoptó para ocultar sus verdaderas lealtades.
Entre las preguntas sin respuesta está qué impulsó al FBI a abrir su investigación sobre Rocha tantos años después de su retiro del servicio exterior.
Rocha se incriminó a sí mismo en una serie de conversaciones grabadas en secreto con un agente encubierto que se hacía pasar por un agente de la inteligencia cubana. Inicialmente, el agente se comunicó con Rocha por WhatsApp, llamándose “Miguel” y diciendo que tenía un mensaje “de tus amigos en La Habana”.
Rocha elogió a Castro como “Comandante” en las conversaciones, calificó a Estados Unidos de “enemigo” y se jactó de su servicio durante más de 40 años como topo cubano en el corazón de los círculos de política exterior de Estados Unidos, dijeron los fiscales en registros judiciales.
“Lo que hemos hecho... es enorme... más que un Grand Slam”, dijo Rocha.
Incluso antes de la sentencia del viernes, el acuerdo de culpabilidad generó críticas en la comunidad de exiliados cubanos de Miami, y algunos observadores legales temieron que Rocha fuera tratado con demasiada indulgencia.
Al pagar la compensación a las víctimas, ¿se podría hacer utilizando propiedades? De acuerdo a Nelson Rodríguez Varela, depende del acceso del Gobierno a dichas propiedades. La restitución tiene un alcance específico en términos de ejecución. Se menciona una audiencia programada para el 21 de junio a las 13:30 horas. La situación actual sugiere incertidumbre para Cuba, ya que un acuerdo sería perjudicial para ellos. Sin embargo, no se especifica qué se reveló ni cómo afectaría a Cuba.
La conexión con Oswaldo Payá
La viuda y la hija del fallecido líder opositor cubano expresaron el viernes su preocupación por el acuerdo de declaración de culpabilidad.
Ofelia Acevedo Maura y Rosa María Payá Acevedo, viuda e hija, respectivamente, presentaron una carta a la corte y dijeron sentirse “hondamente preocupadas” por una declaración de culpabilidad que “sienta un precedente peligroso en casos de esta magnitud” porque “elimina la discreción” del tribunal para “abordar el alcance total del daño causado” por el acusado.
Acusa la carta a Rocha de ser parte de la razón por la que “la dictadura cubana puede silenciar y asesinar a sus oponentes políticos” y recuerda que “la dictadura cubana mató a Payá el 22 de julio de 2012″.
”Como víctimas de duras injusticias de la dictadura cubana”, nos sentimos “profundamente preocupadas” por la posibilidad de que el Gobierno de EE.UU. “esté tratando de eliminar la discreción” de la jueza a la hora de dictar la sentencia contra Rocha, agregaron en la carta.
En 2023, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictaminó que existían “indicios serios y suficientes” para concluir que agentes estatales cubanos tuvieron participación en la muerte de los opositores Oswaldo Payá, ganador del Premio Sájarov, y el activista Harold Cepero.
Según la versión de las autoridades cubanas, Payá y Cepero murieron en un accidente sufrido cuando viajaban en un vehículo conducido por el político español Ángel Carromero en una carretera de Cuba el citado día, pero las familias de ambos denunciaron desde el principio que se trató de un “atentado” y demandaron al Estado de Cuba ante la CIDH en 2013.
Rocha estaba en La Habana en el momento de la muerte de Oswaldo Payá en julio de 2012, como explicó Miguel Cosío, mientras era asesor en el Comando Sur. Hay una conexión entre la muerte de Payá y Rocha debido a que Rocha, durante su tiempo en La Habana, solicitó información sobre Payá, como se indica en una demanda civil.
Luego de la sentencia, la hija del disidente dijo: “Yo creo que la jueza hizo todo lo que está en su poder para que no los Estados Unidos revisara muchas veces ese acuerdo para que incluyera la posibilidad de restitución a víctimas, para que incluyera cada uno de los puntos que ella veía de manera insatisfactoria en el acuerdo y le aplicó la pena máxima, que es todo lo que ella puede hacer”.
(Con información de AP y EFE)