Víctor Manuel Rocha, de 73 años, ex embajador en Bolivia y Argentina y miembro del Consejo de Seguridad Nacional, fue sentenciado por espiar para Cuba durante 40 años.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, había explicado en un comunicado que las acusaciones contra el diplomático “exponen una de las infiltraciones de mayor alcance y duración en el Gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.
Según detalló, Rocha, ciudadano estadounidense nacido de Colombia, comenzó a colaborar con el régimen de La Habana como “agente encubierto de la Dirección General de Inteligencia de Cuba” en 1981, y sus actividades de espionaje continuaron hasta la actualidad.
“Aquellos que tienen el privilegio de servir en el gobierno de los Estados Unidos reciben una enorme confianza del público al que servimos (...) Traicionar esa confianza prometiendo falsamente lealtad a los Estados Unidos mientras se sirve a una potencia extranjera es un delito que se enfrentará con toda la fuerza del Departamento de Justicia”, agregó Garland.
Infobae tuvo acceso a un documento del Tribunal del distrito sur de Florida, en el que el agente especial Michael Haley, del Buró Federal de Investigaciones (FBI), expone los cargos presentados contra el ex embajador norteamericano, y revela detalles precisos de cómo fue descubierto por la inteligencia de Estados Unidos.
Según señalan las autoridades judiciales, para desempeñar las actividades de espionaje, Rocha logró desempeñar diversos cargos en el gobierno de Estados Unidos, “en puestos que le proporcionaron acceso a información no pública, incluida información clasificada”.
“Siempre mantuvo en secreto su condición de agente cubano con el fin de protegerse a sí mismo y a otros, y permitirse la oportunidad de participar en actividades clandestinas adicionales. Proporcionó información falsa y engañosa a los Estados Unidos para mantener su misión secreta; viajó fuera de los Estados Unidos para reunirse con agentes de la inteligencia cubana; e hizo declaraciones falsas y engañosas para obtener documentos de viaje”, agrega el documento.
En 1982 se incorporó al Departamento de Estado, y ascendió como funcionario de carrera, ocupando puestos en La Habana, Buenos Aires, Ciudad de México, República Dominicana, y Washington. De 1994 a 1995, además, formó parte del Consejo de Seguridad Nacional, durante la administración de Bill Clinton.
Durante el desempeño de sus funcionarios en el Gobierno, fue sometido en repetidas ocasiones a cuestionarios, sesiones informativas de seguridad, entrevistas y otros entornos, “para afirmar que entendía y se adherirá a las leyes y reglamentos que restringen el uso y el intercambio de información no pública, incluida la información clasificada sujeta a mayores restricciones”. En cada una de esas oportunidades, el acusado firmó los respectivos acuerdos de confidencialidad, y aseguró respetar la ley de Estados Unidos en el marco de sus funciones.
Casi 40 años después de su ingreso al Departamento de Estado, antes de noviembre de 2022, el FBI recibió información de que Rocha era un agente encubierto de la Dirección de Inteligencia de Cuba (DGI).
El 15 de noviembre del año pasado, Rocha recibió un mensaje de Whatsapp de una persona que se presentaba como un presunto representante encubierto de la DGI cubana. En realidad, la persona en cuestión, que se presentó bajo el nombre de “Miguel”, era un agente encubierto del FBI.
“Buenas tardes embajador, me llamo Miguel y tengo un mensaje para usted de sus amigos de La Habana. Se trata de un asunto delicado. ¿Está disponible para una llamada telefónica?”, decía el escueto mensaje. “No entiendo, pero puede llamarme”, respondió Rocha.
Más tarde ese mismo día hablaron por teléfono, en una conversación que fue grabada por la inteligencia norteamericana. “Miguel” le comentó al diplomático que había problemas “en la isla” y en “nuestra embajada en Santo Domingo”, y le pidió mantener un encuentro en persona. Acordaron verse al día siguiente, el 16 de noviembre de 2022, frente a la Primera Iglesia Presbiteriana de Miami, en el barrio de Brickell, a las 10 de la mañana. Dicha reunión también fue grabada en audio y video.
“Mientras se desplazaba al lugar de la reunión, Rocha realizó una ruta de detección de vigilancia (SDR) acorde con las técnicas de la DGI. Según mi formación y experiencia, el objetivo de una SDR es determinar si se está siguiendo u observando a una persona de camino a una reunión encubierta. Concretamente, las fuerzas del orden observaron que Rocha tomaba un camino indirecto, más largo y tortuoso hacia la iglesia, en lugar de ir directamente. Además, entre otras cosas, se detuvo durante la ruta en un lugar durante varios minutos para poder observar el lugar de la reunión desde una distancia segura. El uso por Rocha de técnicas de contravigilancia es coherente con su formación previa en operaciones encubiertas”, explicó el agente del FBI Haley.
Durante el encuentro, el presunto representante de la DGI se presentó como “un representante encubierto en Miami”, cuya misión era “contactar con usted, presentarme como su nuevo contacto y establecer una nueva planta de comunicaciones”.
“Quiero que le digas a mis ‘Compañeros’ que aprecio y agradezco mucho esta alerta”, comentó Rocha, y explicó que durante su último contacto con la DGI, “pude viajar a la capital y estando allí tuve una larga reunión en La Habana”.
Asimismo, le dijo a “Miguel” que en sus conversaciones iniciales no deberían hacer mención a “La Habana”: “Tenemos otro nombre. Nunca utilizamos La Habana. Suelo decir ‘La Isla’. Nunca utilizo C o H”. Y agregó: “Desde que la Dirección me pidió que llevara una vida normal, he creado la leyenda de una persona de derechas”.
“Sé por mi formación y experiencia que una leyenda es un antecedente artificial de un agente o un rasgo de su biografía utilizado para mantener su condición de agente encubierto”, explicó Haley.
Rocha dijo que su último viaje a la capital cubana había sido en “2016 o 2017″. “Entré como dominicano”, refiriéndose a que usó su pasaporte de República Dominicana en lugar de su pasaporte estadounidense.
Antes de terminar la reunión, el ex embajador norteamericano reveló detalles precisos de las cuatro décadas que prestó servicio al régimen cubano: “Fueron décadas (...), décadas que fueron profundas. Casi 40 años (...) de mucho peligro”.
“Me da mucho orgullo y satisfacción ver que gente como Miguel, que es mucho más joven, pero que están ahí haciendo esto, que no es fácil. No es fácil, es una lucha (...) Esto es un sacrificio enorme, con mucha tensión que tienes que manejar internamente, con autodisciplina, todo el tiempo”, añadió-
Rocha aceptó reunirse de nuevo con el presunto representante de la DGI entre el 10 y 17 de febrero de 2023. El 17 de febrero era la “fecha de reserva”. Rocha también propuso otro lugar de encuentro, en caso de no poder reunirse en Miami, y señaló la posibilidad de Santo Domingo, en República Dominicana, donde “la gente de bajos ingresos va al patio de comidas”. Esto, para que Rocha no fuera identificado.
Finalmente se reunieron el 17 de febrero, en el mismo lugar de Brickell. Ese día Rocha utilizó las mismas técnicas de contravigilancia, y “utilizó un billete de pesos colombianos como libertad condicional”.
En esa reunión habló de cómo obtuvo su empleo en el Departamento de Estado: “Fui poco a poco. Fue un proceso muy meticuloso, muy disciplinado. Yo sabía exactamente cómo hacerlo y obviamente la Dirección me acompañó. Ellos sabían que yo sabía cómo hacerlo. Es un proceso largo y no fue fácil”.
Además, celebró sus actividades a favor de la DGI y en contra de los intereses de Estados Unidos: “Para mí, lo que se ha hecho ha fortalecido a la Revolución. La ha fortalecido inmensamente. No podemos poner eso en peligro. Soy muy celoso con lo que hemos hecho y con lo que tengo que proteger, y con lo que hemos hecho”.
“Hicimos más de lo que se pensaba”, y “la Dirección sabe” lo que hizo Rocha. Lamentó, además, “los golpes que el enemigo -en alusión a Estados Unidos-, le ha dado a la Revolución actual”.
La tercera reunión entre Rocha y “Miguel” se llevó a cabo el 23 de junio de 2023, en el mismo lugar de las veces anteriores. Una vez más, el diplomático utilizó la misma técnica de distracción para llegar al punto de encuentro.
El presunto agente cubano le planteó que “la Dirección” quería saber si todavía seguía siendo un “Compañero”. Rocha se mostró molesto con la pregunta, y expresó su lealtad al régimen: “Nunca en 40 años he puesto en peligro a un Compañero. Ni a otros, nunca”. Prometió, además, proteger “todo lo que se ha hecho”. “Siempre lo he protegido y siempre lo protegeré, y sé cómo protegerlo”.
Acordaron un cuarto encuentro el 8 de diciembre de 2023. Sin embargo, el pasado 1 de diciembre dos agentes del Servicio de Seguridad Diplomática (DSS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado realizaron una entrevista consensuada y voluntaria a Rocha.
Durante la entrevista, el ex embajador mintió repetidamente. Por ejemplo, negó haber conocido a alguien con la descripción de la persona encubierta, incluso después de que se le mostrara una foto. Cuando se le mostró a Rocha una foto suya sentado frente al agente del FBI durante una de sus reuniones, Rocha dijo que el agente se le había acercado, pero sólo una vez. Sin embargo, cuando los agentes del Servicio de Seguridad Diplomática le dijeron que los entrevistadores poseían información de que se había reunido con esa persona en más de una ocasión, Rocha declaró que no quería hacer comentarios.
“A lo largo de las reuniones, Rocha se comportó como un agente cubano. Rocha se refirió constantemente a los Estados Unidos como ‘el enemigo’, y utilizó el término ‘nosotros’ para describirse a sí mismo y a Cuba. Además, elogió a Fidel Castro como el ‘Comandante’ y se refirió a sus contactos en la inteligencia cubana como sus ‘Compañeros’ y a los servicios de inteligencia cubanos como la ‘Dirección’, términos reveladores utilizados por los operativos cubanos”, concluye el expediente del tribunal de Florida.