La muerte de O.J. Simpson tras una batalla contra el cáncer cierra un capítulo complejo y multifacético en la historia cultural y deportiva de Estados Unidos. Un hombre cuya trayectoria desde héroe deportivo a figura trágica y controversial ha capturado la imaginación pública durante décadas, el ex deportista dejó tras de sí una historia que también incluye al entretenimiento e incluso a la tan famosa familia Kardashian.
Más allá de su impresionante carrera como corredor de fútbol americano, que lo llevó de la Universidad del Sur de California a una carrera estelar en la NFL con los Buffalo Bills y los San Francisco 49ers, y posteriormente a una carrera como actor y comentarista deportivo, Simpson será recordado por el “Juicio del Siglo”.
Acusado en 1994 por los asesinatos de Nicole Brown Simpson y Ronald Goldman, su absolución capturó la atención mundial, exponiendo divisiones raciales y mediáticas profundas en Estados Unidos. Entre el equipo legal de abogados que consiguió salvar de la prisión al ex jugador estaba Robert Kardashian.
Sin embargo, es imposible disociar a Simpson del tejido de la cultura pop estadounidense sin considerar su relación con la familia Kardashian. Robert, el patriarca de uno de los clanes más famosos del mundo, fue uno de los amigos más cercanos del deportista y hasta confidente.
Una amistad inquebrantable
Slate señaló que el vínculo se remonta a décadas atrás, cuando Robert Kardashian y Simpson forjaron una amistad y eventualmente se convirtieron en socios comerciales. El patriarca de la familia, una figura central durante el juicio de Simpson en 1994 por el asesinato de Brown y Goldman, había cruzado caminos con Simpson en la década de 1960.
Su asociación se fortalecería con el tiempo, llevando a ambos a invertir en diversos negocios, incluido uno de yogur congelado y otra empresa que mostraba videos musicales antes de las películas en los cines.
Pero fue su estrecha amistad lo que los llevó a compartir momentos claves de sus vidas, desde asistir al hospital por el nacimiento de los hijos de cada uno hasta vacaciones familiares juntos. “Nicole trajo mucha felicidad a O.J... Eran brillantes juntos”, recordó Kris Jenner sobre la pareja Simpson.
La amistad extendida a las familias trajo complicidades y momentos compartidos, pero también desafíos, sobre todo cuando el matrimonio entre Kris Jenner y Robert Kardashian se disolvió, seguido por el divorcio de Simpson y Nicole.
Kris, quien pasaría a casarse con Caitlyn Jenner (entonces Bruce Jenner), no compartía la misma fe en la inocencia de Simpson que Robert, lo que, según Kim Kardashian, generó una gran tensión dentro de la familia. La influencia del atleta en la vida de la familia no puede ser subestimada; incluso en los momentos más oscuros, como durante su juicio, la familia se encontraba dividida, pero inextricablemente conectada al caso que capturó la atención del público estadounidense.
Kris Jenner, profundamente afectada por la pérdida de Nicole, a quien consideraba una amiga cercana, expresó posteriormente sentir que había fallado en su papel de amiga. Honró a Nicole nombrando a su hija, Kendall Nicole Jenner, en memoria de la fallecida. Esta decisión refleja la complejidad de las relaciones íntimas tejidas alrededor de estos hechos trágicos y sus secuelas.
El reality y la fama
Mientras tanto, la miniserie The People v. O.J. Simpson: American Crime Story revivió el interés en los detalles y personas involucradas en el caso, incluyendo cómo la familia Kardashian se encontraba inmersa en los eventos alrededor del juicio a Simpson.
Aunque hace décadas Robert Kardashian y toda la familia no eran los nombres conocidos que son hoy, el juicio sirvió de punto de inflexión, conduciendo de manera indirecta a la eventual fama mundial, especialmente a través de la telerrealidad.
Esta conjunción de eventos históricos y culturales destaca cómo figuras como O.J. Simpson y la familia Kardashian han navegado públicamente sus relaciones y legados, con el ex jugador de la NFL buscando activamente establecer su propia narrativa a través de las redes sociales y los Kardashian catapultándose hacia un estrellato global que contrasta marcadamente con su estatus anterior al juicio de Simpson.
La historia de estos entrelazados destinos sigue generando reflexiones y debates sobre la justicia, los medios de comunicación y la celebridad en la sociedad contemporánea.