El fundador olvidado de Nvidia dejó la empresa para dedicarse a la filantropía

Más allá de la tecnología, así Curtis Priem utilizó su talento para influir en el avance de los gráficos 3D y luego giró su ruta de vida hacia la caridad

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Del diseño de chips a la filantropía: Curtis Priem muestra que la influencia de un innovador puede extenderse más allá de su campo original (REUTERS)
Del diseño de chips a la filantropía: Curtis Priem muestra que la influencia de un innovador puede extenderse más allá de su campo original (REUTERS)

Hace más de tres décadas, en un encuentro poco convencional en un restaurante Denny’s en el norte de California (Estados Unidos), nació NVIDIA, hoy una de las empresas más valiosas del mundo con un valor de mercado que alcanza los 2 billones de dólares. Fue en este lugar, donde Jensen Huang, uno de los cofundadores y actual cara visible de la compañía, tuvo sus inicios laborales como lavaplatos y mozo. Junto a él, Chris Malachowsky y Curtis Priem trazaron los primeros esbozos de lo que se convertiría en el principal fabricante de chips avanzados a nivel mundial.

Desde su fundación, Nvidia se ha destacado por ser pionera en el desarrollo de chips que facilitan la generación de gráficos 3D realistas en computadoras personales. Sin embargo, detrás de los reflectores, Priem, quien fungió como director técnico durante la primera década de la empresa, jugó un papel crucial en su éxito, liderando el diseño técnico original de estos innovadores chips.

A pesar de su contribución significativa, Priem es recordado como el cofundador olvidado, principalmente debido a su temprana retirada y venta de la mayoría de sus acciones tras la salida a bolsa de Nvidia en 1999.

El ingreso a bolsa de la empresa marcó un punto de inflexión, alcanzando un valor de mercado de 1.100 millones de dólares. Poco después, Priem estableció la Fundación Familiar Priem, depositando más del 75% de su participación en Nvidia, lo que en la actualidad equivaldría a cerca de 100 millones de acciones.

Sin embargo, para 2006, el emprendedor había vendido todas sus acciones y se apartó de la vida pública, concentrando sus esfuerzos en iniciativas filantrópicas y proyectos personales.

A pesar de alejarse del ámbito tecnológico, Priem ha dejado un legado duradero a través de su filantropía, contribuyendo con sumas significativas a diversas causas y especialmente a su alma máter, el Instituto Politécnico Rensselaer. Sus donaciones, que ascienden a 275 millones de dólares desde 2001, representan el 40% del total de donativos recibidos por la institución durante este periodo, financiando proyectos como un nuevo auditorio.

Los principios y crecimiento de Nvidia reflejan no solo la visión de sus fundadores sino también las fluctuaciones y desafíos inherentes al dinamismo del sector tecnológico. Mientras que Huang y Malachowsky se mantienen activos en el liderazgo y las operaciones diarias de la empresa, el retiro de Priem del mundo tecnológico pone de manifiesto las diversas trayectorias que pueden tomar los pioneros de la industria.

Priem no solo forjó la base técnica de NVIDIA, sino que también dejó un legado de apoyo a la educación y el bienestar social con su fortuna. (REUTERS)
Priem no solo forjó la base técnica de NVIDIA, sino que también dejó un legado de apoyo a la educación y el bienestar social con su fortuna. (REUTERS)

Aunque el cofundador tiene ciertos remordimientos sobre su decisión de vender sus acciones, su legado en Nvidia y sus contribuciones fuera de ella siguen siendo motivos de admiración.

La historia de NVIDIA, desde sus humildes comienzos hasta convertirse en un gigante tecnológico, es un testimonio de innovación, estrategia y, en el caso de Priem, una reflexión sobre las decisiones y sus impactos a largo plazo.

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