La Asociación Nacional Atlética Intercolegial (NAIA) anunció una normativa que prohíbe la participación de mujeres transgénero en deportes femeninos. Esta decisión, tomada por el Consejo de Presidentes de la NAIA durante una votación unánime de 20-0, según reportó ESPN, especifica que solo estudiantes asignadas como mujeres al nacer pueden competir en las divisiones femeninas en Estados Unidos.
Además, este nuevo reglamento impide la participación de mujeres transgénero o estudiantes no binarios que estén recibiendo terapia hormonal masculinizante en estas categorías. Jim Carr, presidente de la NAIA, expresó a CBS Sports que la organización se centró en “crear equidad en la competencia” como su principal responsabilidad, alegando que la nueva política está alineada con los principios de la Ley Título IX, destinada a garantizar oportunidades igualitarias pero separadas para competencias femeninas.
También declaró a The Associated Press que la política fue considerada lo mejor para las instituciones miembros, aunque reconoció que probablemente se verá como controversial. “Sabemos que hay muchas opiniones, y muchas personas tienen una reacción muy emocional a esto, y queremos ser respetuosos con todo eso”, dijo Carr.
A diferencia de políticas más flexibles adheridas por organizaciones como la Asociación Nacional Atlética Colegial (NCAA) y el Comité Olímpico Internacional (COI), que basan la elegibilidad de los atletas transgénero en niveles hormonales y tratamientos de supresión de testosterona, la NAIA adoptó una postura firme que ha generado controversia dentro y fuera del campo deportivo.
Con esta decisión, la NAIA se convirtió en la primera entidad en implementar una política que exige que los atletas compitan según el sexo asignado al nacer, incitando diversas reacciones dentro del ámbito deportivo y legal. Shiwali Patel, asesora legal senior en el Centro Nacional de Leyes de la Mujer, calificó la política de la NAIA de “discriminatoria” y señaló que “no solo perjudica a individuos trans, no binarios e intersexuales, sino que limita el potencial de todos los atletas”.
Según la agencia Reuters, la NCAA, que cuenta con más de 500,000 atletas en 1,100 escuelas miembro, exige a los deportistas transgénero haber recibido tratamiento de supresión de testosterona durante al menos un año y mantener niveles hormonales bajos en diferentes momentos del año para competir. Por otro lado, el COI permite que cada federación deportiva establezca sus propios reglamentos, llevando a variaciones significativas en las políticas de participación transgénero en el deporte a nivel internacional.
De acuerdo con NBC News, la nueva política establece que únicamente las atletas cuyo sexo asignado al nacer sea femenino podrán competir en equipos deportivos femeninos patrocinados por la NAIA. Sin embargo, los hombres transgénero y los estudiantes trans masculinos pueden competir en equipos femeninos si no han comenzado la terapia hormonal masculinizante. Aquellos que hayan iniciado la terapia no podrán competir en la NAIA, aunque se les permitirá participar en entrenamientos, prácticas y actividades de equipo para equipos femeninos, siempre “a discreción” de su colegio, según la política.
Estas disposiciones no aplican a cheer y danza competitiva, donde todos los estudiantes son bienvenidos independientemente de su identidad de género. La NAIA argumenta que la distinción de categorías de género en deportes se justifica en virtud de las ventajas competitivas atribuidas a las características físicas como la fuerza, velocidad y resistencia de los atletas masculinos.
Esta normativa de la NAIA surge también, en momentos en los que al menos 20 estados de Estados Unidos han adoptado prohibiciones totales para que los atletas transgénero participen en equipos deportivos de K-12 y colegiales a nivel estatal.
Sin embargo, una propuesta de la administración Biden que busca prohibir estos vetos absolutos está programada para ser finalizada este año, tras retrasos y oposiciones. Se plantea que estas prohibiciones generalizadas violarían la Ley Título IX, legislación histórica de equidad de género promulgada en 1972.