Los registros de los intercambios entre la torre de control y la cabina revelaron cómo fueron los instantes a bordo del vuelo 3695 de Southwest Airlines cuando un fuselaje del motor se desprendió el durante el despegue en Denver (Estados Unidos) y golpeó el alerón del ala el domingo.
El Boeing 737-800 se dirigía al aeropuerto Hobby de Houston con 135 pasajeros y seis miembros de la tripulación a bordo, ascendió a unos 3.140 metros antes de regresar 25 minutos después del despegue.
“Estamos a 10.000 para nivelar. ¿Podemos descender?”, preguntó el piloto a la torre de control tras detectar el problema en el avión. “Por ahora todo está bien. Ni siquiera sabemos la naturaleza del problema”, agregó, “pero aparentemente varios pasajeros y asistentes de vuelo escucharon algo fuerte golpear el ala”.
En efecto, videos grabados por los pasajeros mostraron lo que parece ser parte del capó del avión, agitándose por el viento, en una ala del aparto.
“Avísenme si quieren iniciar emergencia, pero supongo que lo haremos de todos modos”, replicó el controlador, quien entendió de inmediato la delicado de la situación y en todo momento buscó facilitar las tareas de los pilotos.
Finalmente, el piloto confirmó: “Vamos a seguir adelante y declarar una emergencia para el Southwest 3695. Y, nos gustaría, un regreso inmediato. Tenemos un pedazo del fuselaje del motor colgando, al parecer”.
Según un comunicado de la Agencia Federal de Aviación Civil (FAA), que abrió una investigación sobre el incidente, la tripulación detectó la caída, durante el despegue, de un capó de motor que impactó con los flaps del ala del avión.
Los flaps son los dispositivos ubicados en el borde del ala que permiten, al cambiar de posición, aumentar la superficie de resistencia al aire y colaborar en la sustentación del aparato o su resistencia.
A continuación el controlador dio instrucciones para que el avión volviera al aeropuerto “tan pronto como podamos” y preguntó cuántas personas había a bordo y la cantidad de combustible.
“Tenemos 135 pasajeros. Tenemos seis tripulantes y dos bebés falderos. Son 143 almas a bordo. Y ahora mismo tenemos aproximadamente 22,9 en el combustible. Eso nos da una estimación aproximada de unas cinco horas de combustible”, dijo el piloto.
El controlador indicó inicialmente una pista para aterrizar, pero luego el piloto solicitó otra debido a preocupaciones por el viento y al peso del avión, que todavía cargaba una gran cantidad de combustible.
“Estamos ocupados aquí arriba como puede imaginar”, dijo en un momento el piloto, quien pidió tener a los camiones de los bomberos listos.
“Sólo queremos que vengan a revisarnos después de aterrizar y se aseguren de que no tenemos ningún problema estructural”, dijo.
En el incidente nadie resultó herido y el vuelo 3695 de Southwest regresó sano y salvo al aeropuerto internacional de Denver sobre las 8.15 hora local (1415 GMT) del domingo y fue remolcado hasta la puerta de embarque.
La empresa calificó el incidente de “problema mecánico” y agregó que los pasajeros fueron repartidos en otros vuelos.
Boeing declinó comentar el incidente.
El 737-800 pertenece a la generación anterior del 737 más vendido, conocido como 737 NG, que a su vez fue sustituido por el 737 MAX.
El gigante estadounidense Boeing lleva años en el ojo del huracán, tras dos accidentes ocurridos en 2018 y 2019 con saldo de más de 350 fallecidos, y varios problemas de calidad y de seguridad en sus aviones.
A principios de enero, una puerta ciega de un Boeing 737 MAX 9 de la compañía Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo.
El mes pasado, las autoridades regulatorias de la aviación en Estados Unidos le dieron a Boeing 90 días para presentar un plan que solucione los problemas de control de calidad de sus aeronavaes.